Europa sorprende poniendo una dura zancadilla a las mujeres rurales en los mercados navideños
Cada receta debería incluir un listado detallado de alérgenos y aditivos, lo que complica aún más la operación.

El histórico puesto de tartas de las Landfrauen de Bordesholm, en el estado alemán de Schleswig-Holstein, ha tenido que cerrar debido a las estrictas normativas de la Unión Europea. Estas reglas, en vigor desde 2007, exigen que los productos alimenticios se preparen en cocinas certificadas, además de contar con certificados de salud y formaciones en higiene para quienes elaboran y venden los productos.
Claudia Jargstorf, presidenta del Landfrauenverein de Bordesholm, explicó en una entrevista con la Neue Zürcher Zeitung que el grupo llevaba 48 años vendiendo pasteles y tartas caseras en el mercado navideño local para recaudar fondos destinados a causas benéficas. Sin embargo, este año han tenido que abandonar la actividad. “No podemos cumplir con las exigencias de la normativa”, lamentó Jargstorf, señalando también que cada receta debería incluir un listado detallado de alérgenos y aditivos, lo que complica aún más la operación.
Jargstorf subrayó que estas restricciones no solo afectan a las Landfrauen, sino también a otras asociaciones locales, como clubes deportivos y grupos religiosos, que dependen de las ventas en mercados y eventos para financiar sus actividades. Según ella, estas iniciativas fortalecen el tejido social en las comunidades rurales. "Es una pena que este tipo de tradiciones puedan desaparecer", expresó.
Las normativas incluyen excepciones para eventos más pequeños, como fiestas escolares o de guarderías. Sin embargo, los mercados más grandes, como el de Bordesholm, que atrae a unos 8.000 visitantes, no califican para estas dispensas. A pesar de ello, Jargstorf espera que en el futuro puedan cumplir con los requisitos, aunque esto limitará significativamente la variedad de productos ofrecidos.
Las Landfrauen han señalado que las crecientes exigencias burocráticas dificultan el trabajo voluntario. Jargstorf destacó que, aunque la higiene es fundamental, estas normativas pueden resultar excesivas. "Es como si se tratara de dirigir una empresa", afirmó. Aunque no critica la normativa en sí, reclama un equilibrio que permita mantener vivas las tradiciones locales sin imposibilitar el cumplimiento de las reglas.
