La guardería envía a un niño de 20 meses a casa por su comportamiento y la mamá pasa a la acción: "Es solo un bebé"

Una guardería privada de Saint-Michel-sur-Orge (Essonne), en Francia, mandó a casa a Mory, un niño de 20 meses matriculado desde febrero en el centro educativo, al alegar que debían “proteger a los más pequeños, con quienes Mory tenía una relación complicada”.

La decisión se tomó a mediados de junio. Anaïs, su madre de 39 años, alegó que la vitalidad desbordante de su pequeño “no encaja en los esquemas” de la guardería: “Hasta entonces, todo había ido bien. Pero durante la entrevista, me explicó que tenía un problema con él: que a veces lanzaba objetos pesados. Le respondí que es solo un bebé y que no le estaban dando la oportunidad”, alega la progenitora.

Anaïs considera que la decisión es “injusta” y constituye un “maltrato psicológico” y “discriminación” hacia su bebé. Ante ello, plantea presentar una denuncia contra la organización al sostener que “hay muchos niños de esa edad que tienen dificultades para comunicarse con los demás y que hacen gestos incómodos” y concluye preguntando con tono irónico si el periodo de prueba para los bebés es de cuatro meses.

La gerente de la guardería considera que Mory “necesita seguimiento por parte de un profesional de la salud” y sostiene que estos comportamientos son fruto de la “vida privada de la familia”. Asimismo, subraya que se tuvieron varias entrevistas con la madre “sin que se tuvieran en cuenta nuestras preocupaciones” y que ha “informado de estas preocupaciones a la protección maternoinfantil (PMI) para que el niño y su familia puedan beneficiarse del seguimiento”.

Ha pasado por tres guarderías en un año

En el último año, Mory ha pasado por tres guarderías, pero los cambios no están relacionados con su comportamiento. La primera la dejó por un presunto caso de abuso infantil por parte del centro, mientras que la segunda, donde sus padres le habían inscrito, entró en concurso de acreedores.

La multitud de ‘traslados’ para que esta tercera guardería fuera la definitiva. “Quise tomar las riendas. En una primera reunión con la dirección explicó que el comportamiento de Mory requería atención especial. "Normalmente, cuando un niño hace preguntas, debería ser atendido por diferentes profesionales de la salud, como un pediatra y un psicólogo, para llegar a una conclusión, lo cual no fue el caso", reprocha Anaïs, quien manifiesta que si su hijo tuviera algún tipo de problema, “su médico nos habría derivado a un psiquiatra infantil hace mucho tiempo”.

Anaïs pudo encontrar rápidamente otra guardería gracias, en parte, a su puesto como asistente ejecutiva en una gran empresa. Mory empezará en septiembre pero la mujer concluye que “tengo suerte, pero imagínate si fuera madre soltera: me habría quedado sin trabajo en junio para septiembre, sabiendo que todos los encargos son en abril y que las niñeras ya tienen sus cupos completos. ¿Debería haber perdido mi trabajo por eso?", concluye.

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