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La humanidad estuvo al borde del desastre y EEUU alerta que la nueva arma rusa puede repetir la crisis

La humanidad estuvo al borde del desastre y EEUU alerta que la nueva arma rusa puede repetir la crisis 

Ocurrió hace tan solo unos meses.

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Ocurrió hace tan solo unos meses.

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Ocurrió hace tan solo unos meses.

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Ocurrió hace tan solo unos meses.

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Ocurrió hace tan solo unos meses.

Una imagen de la tierraGetty Images

El pasado mes de febrero, la humanidad estuvo al borde del desastre. El mundo estuvo a punto de enfrentarse a una catástrofe global y casi nadie se enteró. Ahora, tres meses después, la amenaza podría repetirse, según ha querido informar Estados Unidos.

El jefe del Comando Espacial de EE.UU., el general Stephen Whiting, ha lanzado una advertencia directa y sin precedentes sobre que Rusia está desarrollando un arma nuclear antisatélite. Este armamento podría alterar de forma irreversible el equilibrio espacial y poner en riesgo la infraestructura tecnológica que sostiene nuestra vida cotidiana.

Durante la conferencia Air, Space & Cyber celebrada en Washington, Whiting fue tajante: “El mundo no puede y no debe aceptar que Rusia ponga un arma nuclear antisatélite en el espacio”. Según el general, violaría el Tratado del Espacio Ultraterrestre de 1967 y tendría efectos catastróficos, no solo para los satélites de EE.UU., sino para los de todos los países.

El peor escenario

El desarrollo de un arma nuclear antisatélite por parte de Rusia multiplica los riesgos. Según los expertos, "no solo va a afectar potencialmente a los satélites estadounidenses. Afectará a los satélites rusos, los satélites chinos, los satélites indios, los satélites europeos, los satélites japoneses. Ese tipo de impactos tendrán repercusiones reales para todos nosotros aquí en el planeta Tierra."

Según la NASA, la órbita baja de la Tierra está saturada, con más de 10.000 satélites. A estos hay que añadir los 400.000 satélites que están aprobados para su lanzamiento en órbita terrestre baja. Este gran volumen, plantea un enorme desafío para la sostenibilidad de la exploración espacial.

La solución

La NASA y otras agencias espaciales, como la ESA europea, ya trabajan en planes para reducir y gestionar la basura espacial. Proyectos de limpieza con naves especializadas, protocolos de desorbitación y satélites con capacidad de maniobra son algunas de las soluciones en marcha.

Pero, según los expertos, no hay mucho tiempo. Por ello, ya se habla de tener que imponer sistemas de maniobra, recarga de combustible y retirada de órbita en futuros satélites. 

El mes en que la civilización rozó el colapso

El pasado 28 de febrero, un viejo satélite militar ruso, el Cosmos 2221, pasó a menos de 10 metros del satélite TIMED de la NASA, una pieza clave para el monitoreo de la atmósfera terrestre. Si ambos satélites hubieran colisionado, se habría generado una nube de metralla viajando a más de 16.000 km/h. 

Lo que ocurrió en febrero debe servir como una señal de alarma. Y lo que ahora se sabe sobre los planes rusos para militarizar el espacio podría convertirse en el detonante de una nueva crisis global. 

El pasado mes de febrero, la humanidad estuvo al borde del desastre. El mundo estuvo a punto de enfrentarse a una catástrofe global y casi nadie se enteró. Ahora, tres meses después, la amenaza podría repetirse, según ha querido informar Estados Unidos.

El jefe del Comando Espacial de EE.UU., el general Stephen Whiting, ha lanzado una advertencia directa y sin precedentes sobre que Rusia está desarrollando un arma nuclear antisatélite. Este armamento podría alterar de forma irreversible el equilibrio espacial y poner en riesgo la infraestructura tecnológica que sostiene nuestra vida cotidiana.

Durante la conferencia Air, Space & Cyber celebrada en Washington, Whiting fue tajante: “El mundo no puede y no debe aceptar que Rusia ponga un arma nuclear antisatélite en el espacio”. Según el general, violaría el Tratado del Espacio Ultraterrestre de 1967 y tendría efectos catastróficos, no solo para los satélites de EE.UU., sino para los de todos los países.

El peor escenario

El desarrollo de un arma nuclear antisatélite por parte de Rusia multiplica los riesgos. Según los expertos, "no solo va a afectar potencialmente a los satélites estadounidenses. Afectará a los satélites rusos, los satélites chinos, los satélites indios, los satélites europeos, los satélites japoneses. Ese tipo de impactos tendrán repercusiones reales para todos nosotros aquí en el planeta Tierra."

Según la NASA, la órbita baja de la Tierra está saturada, con más de 10.000 satélites. A estos hay que añadir los 400.000 satélites que están aprobados para su lanzamiento en órbita terrestre baja. Este gran volumen, plantea un enorme desafío para la sostenibilidad de la exploración espacial.

La solución

La NASA y otras agencias espaciales, como la ESA europea, ya trabajan en planes para reducir y gestionar la basura espacial. Proyectos de limpieza con naves especializadas, protocolos de desorbitación y satélites con capacidad de maniobra son algunas de las soluciones en marcha.

Pero, según los expertos, no hay mucho tiempo. Por ello, ya se habla de tener que imponer sistemas de maniobra, recarga de combustible y retirada de órbita en futuros satélites. 

El mes en que la civilización rozó el colapso

El pasado 28 de febrero, un viejo satélite militar ruso, el Cosmos 2221, pasó a menos de 10 metros del satélite TIMED de la NASA, una pieza clave para el monitoreo de la atmósfera terrestre. Si ambos satélites hubieran colisionado, se habría generado una nube de metralla viajando a más de 16.000 km/h. 

Lo que ocurrió en febrero debe servir como una señal de alarma. Y lo que ahora se sabe sobre los planes rusos para militarizar el espacio podría convertirse en el detonante de una nueva crisis global. 

El pasado mes de febrero, la humanidad estuvo al borde del desastre. El mundo estuvo a punto de enfrentarse a una catástrofe global y casi nadie se enteró. Ahora, tres meses después, la amenaza podría repetirse, según ha querido informar Estados Unidos.

El jefe del Comando Espacial de EE.UU., el general Stephen Whiting, ha lanzado una advertencia directa y sin precedentes sobre que Rusia está desarrollando un arma nuclear antisatélite. Este armamento podría alterar de forma irreversible el equilibrio espacial y poner en riesgo la infraestructura tecnológica que sostiene nuestra vida cotidiana.

Durante la conferencia Air, Space & Cyber celebrada en Washington, Whiting fue tajante: “El mundo no puede y no debe aceptar que Rusia ponga un arma nuclear antisatélite en el espacio”. Según el general, violaría el Tratado del Espacio Ultraterrestre de 1967 y tendría efectos catastróficos, no solo para los satélites de EE.UU., sino para los de todos los países.

El peor escenario

El desarrollo de un arma nuclear antisatélite por parte de Rusia multiplica los riesgos. Según los expertos, "no solo va a afectar potencialmente a los satélites estadounidenses. Afectará a los satélites rusos, los satélites chinos, los satélites indios, los satélites europeos, los satélites japoneses. Ese tipo de impactos tendrán repercusiones reales para todos nosotros aquí en el planeta Tierra."

Según la NASA, la órbita baja de la Tierra está saturada, con más de 10.000 satélites. A estos hay que añadir los 400.000 satélites que están aprobados para su lanzamiento en órbita terrestre baja. Este gran volumen, plantea un enorme desafío para la sostenibilidad de la exploración espacial.

La solución

La NASA y otras agencias espaciales, como la ESA europea, ya trabajan en planes para reducir y gestionar la basura espacial. Proyectos de limpieza con naves especializadas, protocolos de desorbitación y satélites con capacidad de maniobra son algunas de las soluciones en marcha.

Pero, según los expertos, no hay mucho tiempo. Por ello, ya se habla de tener que imponer sistemas de maniobra, recarga de combustible y retirada de órbita en futuros satélites. 

El mes en que la civilización rozó el colapso

El pasado 28 de febrero, un viejo satélite militar ruso, el Cosmos 2221, pasó a menos de 10 metros del satélite TIMED de la NASA, una pieza clave para el monitoreo de la atmósfera terrestre. Si ambos satélites hubieran colisionado, se habría generado una nube de metralla viajando a más de 16.000 km/h. 

Lo que ocurrió en febrero debe servir como una señal de alarma. Y lo que ahora se sabe sobre los planes rusos para militarizar el espacio podría convertirse en el detonante de una nueva crisis global. 

El pasado mes de febrero, la humanidad estuvo al borde del desastre. El mundo estuvo a punto de enfrentarse a una catástrofe global y casi nadie se enteró. Ahora, tres meses después, la amenaza podría repetirse, según ha querido informar Estados Unidos.

El jefe del Comando Espacial de EE.UU., el general Stephen Whiting, ha lanzado una advertencia directa y sin precedentes sobre que Rusia está desarrollando un arma nuclear antisatélite. Este armamento podría alterar de forma irreversible el equilibrio espacial y poner en riesgo la infraestructura tecnológica que sostiene nuestra vida cotidiana.

Durante la conferencia Air, Space & Cyber celebrada en Washington, Whiting fue tajante: “El mundo no puede y no debe aceptar que Rusia ponga un arma nuclear antisatélite en el espacio”. Según el general, violaría el Tratado del Espacio Ultraterrestre de 1967 y tendría efectos catastróficos, no solo para los satélites de EE.UU., sino para los de todos los países.

El peor escenario

El desarrollo de un arma nuclear antisatélite por parte de Rusia multiplica los riesgos. Según los expertos, "no solo va a afectar potencialmente a los satélites estadounidenses. Afectará a los satélites rusos, los satélites chinos, los satélites indios, los satélites europeos, los satélites japoneses. Ese tipo de impactos tendrán repercusiones reales para todos nosotros aquí en el planeta Tierra."

Según la NASA, la órbita baja de la Tierra está saturada, con más de 10.000 satélites. A estos hay que añadir los 400.000 satélites que están aprobados para su lanzamiento en órbita terrestre baja. Este gran volumen, plantea un enorme desafío para la sostenibilidad de la exploración espacial.

La solución

La NASA y otras agencias espaciales, como la ESA europea, ya trabajan en planes para reducir y gestionar la basura espacial. Proyectos de limpieza con naves especializadas, protocolos de desorbitación y satélites con capacidad de maniobra son algunas de las soluciones en marcha.

Pero, según los expertos, no hay mucho tiempo. Por ello, ya se habla de tener que imponer sistemas de maniobra, recarga de combustible y retirada de órbita en futuros satélites. 

El mes en que la civilización rozó el colapso

El pasado 28 de febrero, un viejo satélite militar ruso, el Cosmos 2221, pasó a menos de 10 metros del satélite TIMED de la NASA, una pieza clave para el monitoreo de la atmósfera terrestre. Si ambos satélites hubieran colisionado, se habría generado una nube de metralla viajando a más de 16.000 km/h. 

Lo que ocurrió en febrero debe servir como una señal de alarma. Y lo que ahora se sabe sobre los planes rusos para militarizar el espacio podría convertirse en el detonante de una nueva crisis global. 

El pasado mes de febrero, la humanidad estuvo al borde del desastre. El mundo estuvo a punto de enfrentarse a una catástrofe global y casi nadie se enteró. Ahora, tres meses después, la amenaza podría repetirse, según ha querido informar Estados Unidos.

El jefe del Comando Espacial de EE.UU., el general Stephen Whiting, ha lanzado una advertencia directa y sin precedentes sobre que Rusia está desarrollando un arma nuclear antisatélite. Este armamento podría alterar de forma irreversible el equilibrio espacial y poner en riesgo la infraestructura tecnológica que sostiene nuestra vida cotidiana.

Durante la conferencia Air, Space & Cyber celebrada en Washington, Whiting fue tajante: “El mundo no puede y no debe aceptar que Rusia ponga un arma nuclear antisatélite en el espacio”. Según el general, violaría el Tratado del Espacio Ultraterrestre de 1967 y tendría efectos catastróficos, no solo para los satélites de EE.UU., sino para los de todos los países.

El peor escenario

El desarrollo de un arma nuclear antisatélite por parte de Rusia multiplica los riesgos. Según los expertos, "no solo va a afectar potencialmente a los satélites estadounidenses. Afectará a los satélites rusos, los satélites chinos, los satélites indios, los satélites europeos, los satélites japoneses. Ese tipo de impactos tendrán repercusiones reales para todos nosotros aquí en el planeta Tierra."

Según la NASA, la órbita baja de la Tierra está saturada, con más de 10.000 satélites. A estos hay que añadir los 400.000 satélites que están aprobados para su lanzamiento en órbita terrestre baja. Este gran volumen, plantea un enorme desafío para la sostenibilidad de la exploración espacial.

La solución

La NASA y otras agencias espaciales, como la ESA europea, ya trabajan en planes para reducir y gestionar la basura espacial. Proyectos de limpieza con naves especializadas, protocolos de desorbitación y satélites con capacidad de maniobra son algunas de las soluciones en marcha.

Pero, según los expertos, no hay mucho tiempo. Por ello, ya se habla de tener que imponer sistemas de maniobra, recarga de combustible y retirada de órbita en futuros satélites. 

El mes en que la civilización rozó el colapso

El pasado 28 de febrero, un viejo satélite militar ruso, el Cosmos 2221, pasó a menos de 10 metros del satélite TIMED de la NASA, una pieza clave para el monitoreo de la atmósfera terrestre. Si ambos satélites hubieran colisionado, se habría generado una nube de metralla viajando a más de 16.000 km/h. 

Lo que ocurrió en febrero debe servir como una señal de alarma. Y lo que ahora se sabe sobre los planes rusos para militarizar el espacio podría convertirse en el detonante de una nueva crisis global. 

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Soy redactora en El HuffPost España, donde te cuento las historias más curiosas y te intento ayudar a encontrar esos detalles que marcan la diferencia en la vida cotidiana.

 

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Mis artículos son un surtido de historias curiosas, viajes, cultura, estilo de vida, naturaleza, ¡y mucho más! Mi objetivo es despertar tu curiosidad y acompañarte con lecturas útiles y entretenidas.

  

Mi trayectoria

Soy madrileña, pero con raíces en Castilla-La Mancha. Estudié Periodismo en la Universidad Ceu San Pablo, aunque siempre digo que mi verdadera escuela ha sido El HuffPost, el lugar donde escribí mis primeras líneas como periodista. Empecé como becaria y ahora colaboro en este medio que me ha visto crecer.


Mi pasión por el periodismo nació en la infancia, cuando dibujaba las portadas de los medios deportivos y soñaba con convertirme en una de aquellas reporteras que veía en la televisión.

 


 

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