Nueve empleados de una empresa de grifería de Angulema (Francia) que fueron despedidos el pasado mes de diciembre han atravesado un calvario judicial que finalmente se ha saldado de manera satisfactoria para ellos, aunque no para todos.

Tras varios meses de incertidumbre, estos desempleados esperaban como agua de mayo recibir 24.000 euros en forma de indemnización, algo que la justicia francesa, en última instancia les concedió. Sin embargo, para cinco de ellos, la resolución no ha terminado por ser satisfactoria. "Nuestro abogado me llamó ayer para decirme que había un problema con la transferencia de la indemnización para algunas personas", relató Víctor Costa, uno de los cinco desafortunados.

Según explicó, la transferencia nunca llegó a la cuenta que debía debido a una estafa. Así, y de acuerdo con lo expuesto por ellos, los fondos acabaron en una cuenta bancaria incorrecta, y que fue manipulada y pirateada, por lo que los más de 20.000 euros acabaron en manos de un ciberdelincuente. "Mis 24.000 euros fueron pagados a una persona maliciosa, pero desde luego, no a mí", explica devastado este hombre.

El caso de Costa es especialmente dramático, ya que contando con que tarde o temprano cobraría la indemnización, montó su propia empresa, esperando que al ingresar el importe, pudiera recuperarse y saldar las deudas contraídas con el negocio al inicio. Pero eso no va a poder ser. "Ahora, o voy al banco y pido un préstamo para recuperar el vehículo, o pierdo mi fianza de 4.000 euros. Doble castigo", explica.

El caso se explica de la siguiente manera: la empresa que despidió a sus nueve empleados, Sanifirst, había abonado la suma de 216.000 euros a Carpa, la organización encargada de recibir y distribuir la indemnización a sus exempleados. Pero en el último momento, el importe que debían recibir cinco de ellos, acabaron en cuentas extranjeras, en total 120.000 euros. "Esto es una pesadilla, es increíble2, explica otra de las perjudicadas, Hamid Fodil.

"Personalmente, llegaba después de 24 años de servicio. El despido ya fue un primer golpe. Entonces me dije: 'Ah, por fin vamos a salir del túnel, voy a tener buenas noticias' . Pero fue todo lo contrario ", lamentó otro de los damnificados, Maickaël Calvet. Ahora, les espera otro tediosos proceso judicial que podría alargarse meses o incluso años hasta que se resuelva de manera satisfactoria... o no.