Más del 90% de los pilotos se echan una cabezada en los vuelos para aliviar la fatiga según una encuesta
El sondeo no es representativo pero resulta cuanto menos amplio.

Pese a que las tecnologías no paran de avanzar a un ritmo vertiginoso, los pilotos siguen siendo la pieza clave de cualquier vuelo incluso en la fase de crucero: supervisan que los sistemas funcionen correctamente, mantienen contacto continuo con el control aéreo y anticipan la meteorología y las maniobras que vendrán más adelante. Por eso resulta especialmente preocupante saber que muchos de ellos llegan a dormir durante un trayecto de larga distancia.
Así lo ha confirmado una encuesta realizada por el sindicato alemán de pilotos Vereinigung Cockpit, que revela que el 93% de los más de 900 pilotos consultados admitió haberse dormido alguna vez durante un vuelo en los últimos meses. El sondeo, que aunque no es representativo resulta cuanto menos amplio, ofrece además detalles sobre la frecuencia y el contexto de esas siestas controladas.
De los encuestados que afirman haber recurrido a la siesta para sobrellevar la fatiga, un 44% admitió hacerlo en vuelos de corta distancia, mientras que un 56% informó que esto era algo más común en los de larga distancia. Un 12% de los pilotos asegura dormirse en cada vuelo que pilota, mientras que tan solo un 3% dijo que dormirse fue un hecho aislado. Además, tres de cada cuatro encuestados dicen que la siesta es ya algo habitual en su trabajo.
Un peligro a largo plazo
Desde la asociación sindical advierten de que "lo que originalmente se concibió como una medida de recuperación a corto plazo se ha convertido en una solución permanente para la sobrecarga estructural", según explica la vicepresidenta, Katharina Dieseldorff. A su vez, subrayó que un descanso breve no es en sí mismo peligroso, pero que una tripulación crónicamente fatigada supone un riesgo para la seguridad.
Los participantes en el estudio pertenecen a numerosas aerolíneas que operan en Alemania, como Ryanair, Lufthansa, Eurowings, Condor o easyJet, por lo que la muestra es amplia y se puede extrapolar a aerolíneas de otros países. Dieseldorff expone que las razones detrás de este cansancio generalizado son “los horarios ajustados, la escasez de personal y la creciente presión operativa”.
En Europa existe una normativa sobre límites de tiempo de vuelo y descanso; además, procedimientos como el ‘controlled rest’ están reconocidos y descritos en guías técnicas y estudios sobre gestión de la fatiga. Esos protocolos suelen exigir que solo un miembro repose en cada turno, que la maniobra se haga durante baja carga de trabajo y que haya periodos de recuperación para mitigar la inercia del sueño.
No obstante, desde Vereinigung Cockpit se reclaman cambios regulatorios y una supervisión más estricta. Se pide que la fatiga sea tratada explícitamente como factor de seguridad, un control más efectivo del cumplimiento de las reglas de la UE y una reforma del Sistema de Gestión del Riesgo por Fatiga (FRMS). La organización advierte que convertir la siesta en rutina no soluciona la causa, sino que la disimula.
