Cualquiera que conviva con un gato ha vivido esta situación miles de veces: te levantas un momento para comer algo y el gato ha ocupado el lugar donde estabas sentado. ¿Por qué lo hacen? Este comportamiento gatuno tan "extraño" tiene una explicación que debes conocer: la vinculación social y el poder territorial. El medio alemán hna.de lo ha contado.

Los gatos son animales territoriales cuyo comportamiento está fuertemente influenciado por las señales olfativas. Las personas dejan inconscientemente una gran cantidad de rastros de olor allí por donde pasan. Para la delicada nariz del gato, estas marcas de olor son un fuerte indicio de que se trata de un lugar seguro y familiar. Al tumbarse en este lugar, el gato utiliza la familiaridad del olor como orientación y factor de bienestar. Además, simbólicamente se adueña del propio espacio, lo que forma parte de su comportamiento territorial natural.

Aunque los gatos han sido considerados durante mucho tiempo criaturas solitarias, estudios recientes muestran que pueden desarrollar vínculos sociales con sus cuidadores, comparables a los de los perros o los niños pequeños. Por tanto, sentarse en un sitio donde alguien ha estado antes puede interpretarse como una expresión de cercanía social. El lugar no sólo simboliza cercanía, sino también conexión emocional: el gato demuestra que quiere estar cerca de su humano, incluso si no está presente.

Otro factor clave es la preferencia de los gatos por los ambientes cálidos. Debido a que originalmente viven en climas cálidos, los gatos prefieren temperaturas ambiente más altas que los humanos. Las superficies cálidas para el cuerpo, como una silla o un sofá recién abandonado, proporcionan las condiciones ideales para los períodos de descanso porque requieren menos energía para regular el calor. Por lo tanto, el comportamiento también se puede explicar desde una perspectiva energético: los gatos actúan de forma eficiente y eligen específicamente lugares cálidos para tumbarse con el objetivo de optimizar su equilibrio térmico.

Además, los gatos tienen un fuerte comportamiento exploratorio. Los cambios en su entorno –por pequeños que parezcan– llaman su atención. Un asiento recién desocupado es un destino interesante para el gato: huele diferente, tiene una temperatura diferente y puede ofrecerle una nueva perspectiva de la habitación.

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