El pasado dos de junio se produjo una caída de tensión en la mayor parte de la red eléctrica de Fiona y en Odense, el cual dejó inoperativos hasta 25 semáforos, fruto de una gaviota que tuvo mala suerte y que creó un cortocircuito en una de las estaciones exteriores.

Según destaca el director de Vores Elnet, que gestiona la mayor parte del suministro eléctrico de Fiona, Michael Sivertsen, es bastante raro que el animal haya entrado en contacto con dos fases que están separadas con respecto al tamaño de la gaviota. "Creo que una gaviota", afirma Sivertsen, quien ha podido ver una de las fotografías de la gaviota fallecida. "Ya no queda mucho más que decir, para ser sincero", añade. Se trata de la primera vez que ocurre este tipo de incidente con una gaviota.

"Es bastante excepcional que entre y toque dos fases de un sistema exterior, y esto sólo puede suceder porque tiene una envergadura tan grande que puede tocar exactamente dos sistemas", argumenta el hombre, que explica que por lo general el problema suele ocurrir con otro tipo de animales, como los roedores o caracoles. "Pero nunca había oído hablar de una gaviota en una estación al aire libre", añade. 

Al inicio, la empresa responsable de los semáforos no sabía qué había ocurrido, aunque más tarde llegaron los primeros informes que relataban lo sucedido. "Las máquinas se apagan por razones de seguridad y luego hay un requisito incondicional o de derecho de paso en las intersecciones", explica el gerente de operaciones Mad Johansen de Swarco. 

Tras conocerse que los semáforos habían dejado de funcionar, la policía de la zona lanzó un comunicado advirtiendo a los ciudadanos de lo que ocurría y pidiendo que no llamaran más. La publicación recibió varios comentarios, entre los que destaca el de Lone Nielsen, quien afirmaba irónicamente: "Olvídese de los ciberataques, una gaviota suicida también puede realizar el trabajo".