La historia de Marius Mangeac es de esas que te cambian la vida de un plumazo con el azar como gran protagonista. Según explican varios medios internacionales, este ciudadano rumano se encontró por accidente con un tesoro con una gran carga histórica -y económica- cuando andaba tranquilamente por el suburbio de Letca Veche, a una media hora de la capital Bucarest.

Según explicó, el hallazgo lo consiguió gracias a un detector de metales, pero con el que no tenía muchas esperanzas. Sin embargo, el destino le tenía preparada una historia de película, ya que gracias a él encontró 1.469 monedas romanas con una antigüedad de unos 2.000 años y un valor incalculable.

A Fox News le aseguró que tan solo pasaba por allí como otro día normal de fin de semana y que en ningún caso esperaba "encontrarse con la historia". De hecho, afirma que cuando se dio cuenta de la cantidad de monedas de plata que había hallado se preguntó se era un sueño.

"En ese momento incluso pensé que estaba soñando. Nunca imaginé que presenciaría la historia con mis propios ojos", afirmó. Así, señaló que en el momento en que vio los denarios de plata, se quedó en shock y su corazón "latía muy rápido".

"Incluso quise pellizcarme para asegurarme de que no estaba soñando", afirmó entre risas. Así, tras dos días fotografiando todas y cada una de las monedas, decidió llevarlas al Ayuntamiento de Letca Noua, con varios propóstitos.

El primero, poder visitar el museo de la localidad en el futuro junto a su hijo y poder decir orgulloso que ese hallazgo fue suyo, mientras que por otro lado, y de acuerdo con la ley rumana, quien ceda un tesoro encontrado -de cualquier tipo- podrá recibir hasta el 45% de su valor de mercado.

Este descubrimiento tiene lugar pocas semanas después de que otros dos cazadores de tesoros hicieran lo mismo con otro tesoro fechado en el período dacia de Breaza, también en Rumanía.

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