Un informe alerta de los riesgos del componente que está en todas las casas
Un total de 67 organizaciones no gubernamentales han pedido a la Comisión Europea la eliminación del PVC antes de 2030 por ser un "plástico nocivo".
Un informe de la Agencia Europea de Productos Químicos (ECHA) sobre el PVC (siglas en inglés de cloruro de polivinilo) confirma la toxicidad de aditivos como los ftalatos. También revela la existencia de alternativas más seguras para sustituir este plástico y respalda la conclusión de que es necesaria una acción urgente por parte de la Comisión Europea.
Ante esto, un total de 67 organizaciones no gubernamentales, encabezadas por el European Environmental Bureau (EEB), han pedido a la Comisión Europea la eliminación progresiva del PVC antes de 2030, por ser un "plástico nocivo" con consecuencias perjudiciales sobre la salud y el medio ambiente.
Para ello, demandan que la Comisión proponga lo antes posible un plan para lograr "una ambiciosa restricción a la producción, el uso y la comercialización del PVC y sus aditivos, en todos los sectores, en virtud del Reglamento REACH por el que se regulan los productos químicos en la UE". También piden que Europa defienda la misma postura a nivel global dentro del marco del nuevo Tratado Mundial sobre Plásticos.
El responsable de la iniciativa Hogar sin Tóxicos, Carlos de Prada, que colabora con EEB en la difusión de esta problemática, explica que "un aspecto preocupante del PVC es que un porcentaje muy notable de su peso pueden ser aditivos como los ftalatos, sustancias que no están químicamente unidas a la estructura del plástico y que, por ello, se van liberando poco a poco. Esto hace que puedan ser inhalados en espacios cerrados a través del aire y el polvo doméstico. Un porcentaje de las toneladas de ftalatos empleadas en Europa se ha destinado a la fabricación de PVC".
Por su parte, Kistiñe García, del área de sustancias tóxicas de Ecologistas en Acción, advierte que "los ftalatos se encuentran hoy en día en el cuerpo del 99% de los europeos analizados, tal y como indican los datos de la Iniciativa Europea de Biomonitorización Humana. Algunas de estas sustancias sintéticas han sido asociadas a efectos de alteración hormonal, efectos que pueden producirse a bajísimas concentraciones".
Una exposición cotidiana
EEB asegura que el PVC está presente en infinidad de productos cotidianos, desde juguetes a envases, pasando por materiales médicos, materiales de construcción, suelos y otros recubrimientos de superficies en interiores, o tuberías de agua potable. El European Environmental Bureau, que agrupa a más de 180 organizaciones ambientalistas de toda Europa, recuerda que existe evidencia científica que muestra que "el uso del PVC provoca importantes problemas sanitarios y medioambientales en todas las fases de su ciclo de vida y que ya se ha superado el límite planetario de la contaminación química y por plásticos".
La presencia de aditivos nocivos que pueden aportarse al PVC, como estabilizadores de plomo y ftalatos, es uno de los aspectos que se señalan en la petición dirigida a la Comisión Europea, por la posible exposición humana que ello puede representar.
Además, EEB apunta que el PVC es un plástico que genera problemas severos también en su producción y posterior eliminación como residuo. Durante su producción y la de sus materias primas se liberan sustancias peligrosas que pueden afectar a la población y a los trabajadores. Entre ellas, algunas cancerígenas como el dicloruro de etileno, el monómero cloruro de vinilo, las dioxinas, los metales pesados y el amianto, por solo citar algunas. También, la producción de cloro asociada a su fabricación puede originar contaminación por los preocupantes compuestos perfluorados o polifluorados (los PFAS, conocidos como contaminantes eternos).
Por otro lado, EEB asegura que una vez convertido en residuo es enormemente problemático e indica que reciclarlo haría que se perpetuase la presencia de las sustancias tóxicas que contiene, envenenando la economía circular, y su incineración da pie a la emisión de sustancias muy perjudiciales como dioxinas, furanos y metales pesados. Todo dejando a un lado los problemas de exposición a sus contaminantes, por ejemplo a través de la cadena alimentaria, que genera su fragmentación en micro y nanoplásticos cuando es vertido en el medio ambiente, como sucede en los mares.
Sustituir el PVC por alternativas seguras
EEB añade que si la Comisión quiere cumplir debidamente sus compromisos dentro del Plan de Contaminación Cero y otras iniciativas formales para lograr un medio ambiente sin tóxicos, es necesario adoptar medidas en relación al PVC, que puede ser sustituido por materiales más seguros en casi todos los usos y permitirlo solo en usos realmente esenciales en los que no hubiese otra alternativa.
Según informan, el año pasado la Comisión Europea lanzó un "ambicioso plan", denominado 'Hoja de Ruta de Restricciones', para prohibir los productos químicos más peligrosos, entre los que se incluían el PVC y sus aditivos. Como primer paso, la Comisión Europea solicitó en abril a la Agencia Europea de Sustancias y Preparados Químicos (ECHA) que preparase una evaluación de los riesgos del PVC y sus aditivos, incluidos los riesgos para la economía circular y los riesgos intrínsecos del polímero. "Pero la influencia de la industria química se está haciendo notar amenazando", según EEB, "los objetivos de aquella hoja de ruta para muchos productos químicos".
Esta organización recuerda que hace más de 20 años, en el año 2000, la propia Comisión Europea publicó un libro verde que reconocía los problemas medioambientales del PVC, pero que hasta ahora la industria ha conseguido frenar cualquier avance. Entre otras cosas, se ha seguido una política engañosa fingiendo que se eliminaban algunas sustancias problemáticas cuando en realidad se sustituían por otras igualmente peligrosas, dentro de la llamada "sustitución lamentable".