Un viaje en avión que pudo tener un final trágico. Según reportan medios internacionales, un piloto en prácticas para la aerolínea Qantas, sufrió un desmayo mientras dirigía un avión  entre Canberra y Sidney el pasado 10 de junio. El avión, que contaba con 121 personas a bordo, pudo haber terminado en un viaje dramático si no llega a ser por dos experimentados pilotos que consiguieron solventar la situación de una manera satisfactoria.

Tal y como explican medios australianos, se trataba de un Boeing 737 que cubría el recorrido entre Canberra y Sidney y el cual estaba siendo dirigido por un piloto en prácticas que, tras aterrizar, sufrió un mareo por el cual se desplomó.

Sin embargo, y como si fueran dos ángeles de la guardia, dos pilotos experimentados tomaron las riendas del avión en el momento en el que se dirigía fuera de control por la pista de aterrizaje. Afortunadamente, el piloto que se desplomó pudo avisar al resto de miembros de la cabina que se estaba encontrando mal, de forma que pudieron actuar de inmediato.

Así, aplicaron los frenos de emergencia y consiguieron hacer llegar la aeronave hasta la puerta de la Terminal 3 sin mayores incidentes, de acuerdo con lo que explicó la Agencia Australiana de Seguridad en el Transporte (ATSB).

Tras ello, los rescatistas consiguieron llegar rápidamente justo después del aterrizaje y consiguieron poner a salvo a los 113 pasajeros y a los ocho tripulantes, entre ellos los tres pilotos.

La historia fue reconocida y contada por la propia aerolínea, que a través de un comunicado difundido por 7News, admitió que los pilotos "siguieron los procedimientos de emergencia cuando un piloto sufrió un incidente médico tras aterrizar en Sidney", explicó la portavoz de la aerolínea.

Así, destacaron que "la seguridad y el bienestar de los pasajeros y tripulación" es su máxima prioridad y aseguraron estar "apoyando a la persona involucrada en el incidente".

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