Una familia es asediada por una plaga de procesionaria: "Estamos viviendo una película de terror"
Los productos impuestos por la UE "son mucho menos persistentes" que los que se usaban anteriormente.
Adolfo vive con su mujer, su hijo y sus tres pastores alemanes en los montes de Málaga. Este invierno, han sufrido la peor invasión de orugas procesionarias desde que se mudaron. Según denuncian, aunque los agentes forestales de la Junta de Andalucía han hecho tratamientos, los nuevos productos que ha impuesto la Unión Europea son mucho más suaves y no funcionan.
En declaraciones al periódico SUR, medio encargado de difundir esta información, el malagueño se queja de que "este año ha explotado, está todo infestado de nidos, hay cientos". "Las orugas eyectan sus pelitos urticantes cuando se sienten amenazadas, y aquí que hace siempre un poco de viento, vuelan y tengo que salir dentro de una burbuja, como un apicultor, porque hay muchísimos pelos en el ambiente. Es una situación muy desagradable".
"Vivimos una película de terror Gore, no soy aprensivo, pero es que las filas y las pelotas de gusanos están por todas partes", lamenta. Además, afirma que las orugas también conforman un peligro para sus mascotas. "Nos hemos gastado una pasta en veterinarios. Uno de los perros todavía está en tratamiento".
De acuerdo a la información difundida, los vecinos han intentado diversos métodos caseros para tratar de contener la plaga, pero "no paran de llegar a sus hogares". "Aseguran que han fumigado por medios terrestres y aéreos, pero con un insecticida biológico, que consiste en unas bacterias que, más que matarlas, parece que les han dado de comer".
Los insecticidas son "menos persistentes"
Desde la Delegación de Sostenibilidad y Medio Ambiente de la Junta de Málaga, en una información también recogida por el periódico andaluz, aseguran que los productos utilizados anteriormente "eran algo más eficaces y sobre todo mucho más persistentes en el tiempo".
Actualmente, informan que se está utilizando Bacilus por medio aéreo. "El Bacillus no tiene nada comparable con el diflubenzuron al ser métodos de acción totalmente diferentes. Es menos eficaz, mucho menos persistente y mucho más complicado de aplicar. Todo esto se traduce en que es menos efectivo".
El vecino afectado, asegura que "las orugas han dañado gravemente los pinos que han colonizado". "Los forestales son conscientes de que este producto no funciona. Ellos pasean, lo ven y también sufren las urticarias, pero tienen las manos atadas", concluye en la publicación. Además, la "única solución que han encontrado" es poner trampas de feromonas en cada árbol. Cada dispositivo cuesta 35 euros.
