Una profesora entra en cólera por el nivel de rendimiento de sus alumnos y apuesta por volver al pasado
Una docente estadounidense se convierte en fenómeno viral tras compartir su frustración con el sistema educativo actual. Su diagnóstico y su propuesta han abierto un agrio debate sobre el papel de la tecnología en las aulas.

Hannah Maria, profesora en Estados Unidos y parte de la llamada generación Z, ha decidido poner punto final a su carrera docente con un alegato viral. “La tecnología está arruinando nuestra educación”, afirma en un vídeo que ha encendido el debate pedagógico en su país. La joven publicó su mensaje de despedida en TikTok poco antes de presentar su dimisión. El vídeo ya no es público (su cuenta ha pasado a ser privada), pero sus palabras han seguido circulando y despertando reacciones encendidas.
Con gesto abatido, la profesora relata que sus alumnos ya no saben leer con soltura, ni escribir correctamente, ni mantener la atención durante más de unos minutos. En su opinión, la raíz del problema está clara: la dependencia tecnológica desde edades tempranas. “Muchos niños no saben leer porque siempre se les ha leído todo o han tenido un botón que lo hace por ellos”, explica. Y añade: “La capacidad de concentración está desapareciendo porque todo es extremadamente estimulante y están sobreexpuestos. Si algo no les interesa, hacen scroll y ya está”.
No se detiene ahí. Describe también el deterioro de la motricidad, la frustración cuando se les pide que escriban a mano y el desprecio generalizado hacia el aprendizaje: “No quieren estar sentados, no quieren cooperar, se enfadan si les enseño caligrafía”. Según su diagnóstico, los menores “ya no aspiran a cambiar el mundo” y viven en una desconexión total. Su receta es tajante: “Deberíamos quitarles la tecnología hasta que lleguen a la universidad”.
La crítica desde Alemania: “Pura demagogia”
El diario alemán Frankfurter Rundschau ha recogido el fenómeno y ha contrastado la visión de la profesora estadounidense con la de Simone Fleischmann, presidenta de la Asociación de Profesorado de Baviera. Fleischmann reconoce que el debate también se repite con frecuencia en Alemania, aunque advierte de los excesos ideológicos. “Vemos con preocupación el uso irreflexivo de herramientas digitales”, señala, “pero las condenas generales a los medios digitales en el aula son puro populismo”.
Las últimas evaluaciones del informe PISA constataron un retroceso en el rendimiento de los estudiantes alemanes, especialmente en matemáticas y ciencias. Sin embargo, Fleischmann subraya que no hay base científica sólida para culpar directamente a los dispositivos: “La evidencia sobre el impacto de la tecnología en la lectura, la ortografía o la concentración es ambigua y en parte contradictoria”.
Sí admite, en cambio, que muchos niños llegan al inicio de la etapa escolar sin algunas destrezas básicas que antes se daban por supuestas: “Atarse los cordones, sonarse la nariz o vestirse solos eran aprendizajes consolidados al pasar del jardín de infancia a primaria. Hoy, ya no”.
Pese a ello, descarta cualquier propuesta que pase por prohibir los móviles o expulsar las pantallas del aula. “El futuro es digital. El mundo laboral exige competencias digitales, y las escuelas tienen que prepararlos para eso”, argumenta. A su juicio, no es la tecnología lo que falla, sino la falta de acompañamiento pedagógico. “La competencia digital no surge por prohibición, sino por un uso responsable y guiado”.
En España, el debate sobre el uso de dispositivos móviles y plataformas digitales en las aulas también divide al profesorado. Algunas comunidades autónomas, como Galicia o Madrid, han propuesto limitar o incluso prohibir el uso del móvil en centros educativos, mientras que otras defienden que la clave está en integrar la tecnología de forma pedagógica y no punitiva. Mientras tanto, docentes y familias siguen buscando el equilibrio entre atención, autonomía y herramientas digitales.
