Unas monjas necesitan 130.000 euros para renovar el techo de su garaje y apuestan todo a la miel y al jarabe
Las veinte religiosas no cuentan con apoyo público para la obra.
Las Canonesas de la Madre de Dios, instaladas en un monasterio de Azille (Aude), han puesto en marcha un proyecto ambicioso: transformar su antiguo garaje de 157 metros cuadrados —utilizado hasta ahora como almacén— en un espacio moderno capaz de acoger a grupos de visitantes, desde familias hasta personas no creyentes.
La remodelación es total. Las hermanas Pauline y Laetitia detallan que lo primero será reparar el tejado, sustituir la estructura de madera y retirar tres grandes cubas de hormigón que aún permanecen desde que el lugar funcionó como bodega. Después llegará la reconstrucción del suelo, el aislamiento integral, la conexión a los suministros básicos y la instalación de calefacción.
El plan prevé dotar el edificio de aseos, una cocina profesional y nuevas divisiones internas, además de una escalera que comunique las dos plantas. La planta baja albergará una sala accesible para personas con movilidad reducida con capacidad para 70 asistentes, mientras que en el piso superior se habilitarán dos espacios adicionales para reuniones. En total, el conjunto podrá recibir a unos 110 visitantes y estará disponible también para actividades externas al monasterio.
El gran obstáculo es la financiación. Solo la renovación y el aislamiento del tejado rondan los 130.000 euros, y las estimaciones globales del proyecto superan el medio millón. Para enfrentar esos costes, la comunidad ha apostado por vender en línea parte de su producción artesanal, principalmente miel y jarabe de tomillo. Su meta inmediata es clara: alcanzar las 2.500 ventas antes del 30 de noviembre para cubrir la compra e instalación de las nuevas tejas.
Las veinte religiosas no cuentan con apoyo público para la obra. Además de elaborar jarabes ecológicos, seleccionan y envasan la miel de un apicultor amigo. Para la campaña han recurrido a Divine Box, una tienda monástica con más de ocho años de experiencia que se encarga de comercializar y enviar los productos en su nombre.
La empresa mantiene un vínculo estrecho con distintas comunidades religiosas. Aunque no actúa como agencia de comunicación, ha colaborado con las Canonesas difundiendo un vídeo explicativo en redes sociales sobre la renovación del garaje. “Proyectos así combinan patrimonio y gastronomía, y despiertan mucho interés”, señala Domitille Bothier, portavoz de Divine Box.
Las monjas reciben prácticamente la totalidad de los beneficios. Divine Box no ha revelado el porcentaje de su comisión, pero asegura comprar a un precio justo y devolver a la comunidad la mayor parte de los ingresos. La iniciativa acaba de arrancar y, de momento, ya han logrado vender unos 200 productos.