Unos hosteleros revelan lo que piensan de los clientes que retiran sus propios platos del restaurante: "Pueden causar más problemas de los que creen"
Cuando las buenas intenciones no ayudan tanto como parece.

En los restaurantes hay todo tipo de clientes. Algunos dejan la mesa como un auténtico campo de batalla: restos de comida esparcidos, servilletas en el suelo y vasos medio vacíos repartidos por todas partes. Su paso obliga a los camareros a redoblar esfuerzos para dejar todo impecable para el siguiente turno.
Luego están los que, movidos por la educación o la empatía, intentan echar una mano al personal. Apilan platos, acercan vasos al borde o incluso los entregan directamente al camarero para “facilitarle el trabajo”. Sin embargo, lo que muchos no saben es que ese gesto bienintencionado puede convertirse en un inconveniente si no se hace de forma correcta.
Eso es precisamente lo que explicaron en un reel los hermanos Bužinel, restauradores de Goriška Brda (Eslovenia) y creadores del perfil de Instagram @Winebrothers. Con humor y sinceridad, contaron por qué nunca deberíamos retirar los platos nosotros mismos y qué podemos hacer para ayudar realmente.
“Este es el trabajo del personal”
El primer punto de los Bužinel es rotundo: retirar los platos es tarea exclusiva del personal del restaurante. Aunque el gesto parte de una buena intención, rompe la dinámica de trabajo. “El servicio tiene su propio ritmo y orden”, explican.
Cuando un cliente mueve los platos por su cuenta, puede interrumpir el ritmo y desorganizar a todo el equipo, por lo que el resultado es justo el contrario de lo que se busca. Hay más confusión, más lentitud y más estrés para los camareros.
Un gesto arriesgado y poco práctico
Además, los expertos señalan que manipular platos y vasos puede resultar peligroso. Los clientes no están acostumbrados a llevar varios platos a la vez, por lo que hay más riesgo de que algo se rompa o de que se derrame comida o bebida.
Muchos trabajadores del sector hostelero coinciden en que este tipo de conductas, aunque amables en apariencia, interfieren en su trabajo e incluso pueden considerarse poco profesionales.
Cómo ayudar de verdad al personal
Entonces, ¿qué se debe hacer? La respuesta es simplemente es dejar los platos donde están. El personal sabrá cuándo y cómo retirarlos, siguiendo el orden adecuado.
Si de verdad queremos colaborar, hay otras formas más útiles como dejar los cubiertos dentro del plato, doblar la servilleta o mantener el espacio ordenado. Y, sobre todo, mostrar una actitud amable y paciente. “Una sonrisa o un simple ‘gracias’ ayudan mucho más que mover los platos”, señalan los Winebrothers.
