Activa la grabadora de voz mientras le hacen las uñas, traduce la charla entre dos personas chinas y se entera de una conversación que es pura fantasía
La conversación se ha vuelto viral no por lo que dice de las clientas, sino por lo que revela de quien habla.

Una joven se sienta a hacerse las uñas y decide grabar en secreto lo que están diciendo las dos manicuristas chinas que la atienden. No lo hace por malicia ni por desconfianza, sino por curiosidad. Más tarde, ya en el bar con una amiga, reproduce el audio y le pide a ChatGPT que traduzca la conversación. Lo que descubren, y sobre todo cómo lo cuentan, ha disparado la viralidad del vídeo en TikTok, donde ya roza el millón de visualizaciones. La escena no tiene ningún misterio técnico: se ve a la amiga de @claudykooy enseñando en su móvil el texto transcrito por la inteligencia artificial, y acto seguido leyéndolo en alto con cara de “esto no era lo que esperaba”. El clip solo dura 27 segundos, pero el contenido ha desmontado varios prejuicios de golpe.
Lejos de los temores habituales de muchos clientes —el clásico “seguro que están hablando mal de mí”—, la traducción revela un discurso laboral sincero, casi un desahogo. “Ganar entre tres mil y cuatro mil al mes, eso seguro que puedo hacerlo. Seguro que más de tres o cuatro mil, eso fijo”, empieza diciendo una de las trabajadoras. Y continúa: “Cuatro mil lo consigo sin duda, porque puedo trabajar en la oficina. Yo sí puedo trabajar en la oficina. Si desde que dejé la escuela hubiera empezado a trabajar en la oficina hasta ahora, mi salario mensual sería de al menos más de cuatro mil. ¿Por qué mierdas fui a trabajar en restaurantes? ¡Cuántos malditos restaurantes he trabajado!”. Es un lamento laboral, sí, pero también una confesión íntima que no va dirigida a nadie más. Simplemente estaba ahí, flotando entre esmaltes y limas, como tantas otras conversaciones privadas que pasan desapercibidas cada día.
Lo que sí ha pillado por sorpresa a muchos usuarios es lo identificable que resulta esa reflexión, incluso sin compartir idioma, contexto o trayectoria. La frustración por haber elegido mal, por haber perdido tiempo en trabajos mal pagados, por pensar que otra vida era posible, ha resonado en buena parte de quienes han comentado el vídeo. Paula Huma se pregunta: “¿A qué llamarán la oficina…?”, y no lo hace con burla, sino con la legítima duda de quien intenta entender desde dónde se formula esa aspiración. Martayjoni23 confiesa: “Pues yo siempre e pensado que hablaban mal de mí”, y la autora del vídeo responde con un punto de provocación: “Por eso lo hicimos”. Ana Seijas también se sincera: “Que alguien me diga que no soy la única q piensa que cuando las chinas hablan tanto es para ponerme verde”.
En realidad, nadie pone a parir a nadie. Ni hay insultos, ni hay indirectas, ni hay malicia. Hay una mujer contando su vida mientras trabaja, como hacen tantas otras en tantos otros sitios. La diferencia es que esta vez alguien lo grabó, lo tradujo, lo compartió y lo escuchó. Y en ese proceso, lo que parecía anecdótico se convirtió en algo reconocible, casi universal. Porque a veces lo más inesperado no es lo que se dice, sino lo que uno piensa que están diciendo.