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El 'caldo pedur’ y los misterios de una lista de la compra de una madre de 90 años que emociona a X

El 'caldo pedur’ y los misterios de una lista de la compra de una madre de 90 años que emociona a X

Una nota escrita a mano deriva en lleno de recuerdos, humor y pequeñas confesiones alrededor de una escena doméstica que ya casi no existe.

Lista de la compra escrita a mano en tinta azul, con un bolígrafo al lado y artículos como “Raim”, “Pá”, “Iogurz”, “Mandariner” y “Platanos”.
La lista de la compra escrita a mano por una madre de 90 años que ha conquistado a miles de usuarios en X.X

Hay listas de la compra y luego está esto: una pequeña obra de caligrafía costumbrista capaz de desarmar a cualquiera que haya recibido un recado materno en papel, con esa letra que no cambia ni con los siglos… ni con los anyets. La escena la ha compartido la usuaria Josefina Lladós Torrent, que ha ido a hacer la compra semanal para sus padres siguiendo las instrucciones manuscritas de su madre, de 90 años y con “la mateixa lletra de sempre”.

La imagen —un papel blanco, un boli Bic azul y una lista escrita en una cursiva preciosa, digna de cartilla Rubio— tiene ese punto emocional que no se busca, pero aparece. Productos básicos, mezcla de catalán y castellano, números salpicados al final de cada línea y un orden interno que solo entiende quien la ha escrito. Una lista muy de madre: clara, práctica y sin espacio para el drama, aunque incluya caldos, natilles, mandarines y un misterioso famil dolç que ya quisieran los supermercados convertir en tendencia.

Josefina lo explicó en X con esa naturalidad que, sin proponérselo, te deja blando por dentro. Contó que iba a hacer la compra semanal para sus padres siguiendo la lista que le escribe su madre —“90 añitos y la misma letra de siempre”, dijo— y no hizo falta añadir nada más para que medio mundo entendiera la ternura del momento.

Nostalgia, humor y detectives improvisados

En cuanto la foto empezó a rodar por X, la conversación cogió una inercia preciosa. La primera duda que apareció fue la de una usuaria que se quedó pensando si aquello de “caldos pedur” era un plato secreto o una receta milenaria. La incógnita duró un suspiro: Josefina intervino con toda la calma del mundo y aclaró que su madre quería decir caldo de pescado. Misterio resuelto y todos tranquilos.

A otro usuario la letra le llevó directa a la memoria. Contó que su abuela, nacida en 1918, escribía los yogures como llagurt, con una ternura que solo se puede tener hacia las faltas de ortografía familiares. Luego apareció un escritor que vio en aquellas eses finales un aire antiguo, de notarios franceses del siglo XVII. Vamos, que la señora maneja una caligrafía con pedigrí sin saberlo.

Un profesor, resignado pero divertido, confesó que la mujer de 90 años "tiene mejor letra que cualquiera de mis alumnos". Entonces llegó el comentario que frenó el hilo durante unos segundos: un hombre reconoció la letra de su propia madre y dejó una reflexión que se quedó en la memoria de todos: “Cuídalos mucho, porque cuando ya no los tienes, la vida cambia por completo y no hay día que no pienses en ellos".

También hubo quien se puso en plan detective doméstico e intentó descifrar otra palabra que no terminaba de entender, como si la lista fuese un documento medieval. Y, entre unas cosas y otras, surgieron anécdotas sobre padres que siguen prefiriendo mapas en papel o rutinas de siempre, como si las nuevas tecnologías fuesen un invento sospechoso.

Lo mejor del hilo fue justo eso: la naturalidad. Nadie estaba intentando ser ingenioso, ni viral, ni nada. Simplemente estaban reconociendo algo que todos hemos visto en casa alguna vez. Una letra que no cambia. Una forma de pedir la compra que no necesita tutoriales. Un pedazo de vida que, sin querer, se convierte en memoria compartida.