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Le cobran 20 céntimos de más por el café y el concepto trae cola

Le cobran 20 céntimos de más por el café y el concepto trae cola

Dos imágenes y veinte céntimos bastan para que estalle el debate

Un bar de Barcelona se hace viral por cobrarte el café según el tiempo que tardes en bebértelo
Un bar de Barcelona se hace viral por cobrarte el café según el tiempo que tardes en bebérteloPicasa

Hay debates que vuelven como las modas: los pantalones de campana, los audios que se envían por WhatsApp y que superan los dos minutos o los suplementos que se aplican en hostelería por algunos servicios, como ese euro que cobran algunos restaurantes solo por poner una cesta de pan en la mesa, aunque no lo vayas a tocar. No importa cuántas veces salga el tema, porque siempre vuelven con la misma fuerza. 

Así que, lo que debía ser una mañana tranquila en X ha terminado convertido en una mesa redonda sobre lactosa, hostelería y márgenes comerciales. Sin embargo, esta vez el protagonista es un recargo de 20 céntimos por pedir leche sin lactosa, un detalle tan pequeño que podría pasar desapercibido… si no fuese España y si no existiera X.

Lo que se supone que tendría que haber sido una mañana tranquila en las redes sociales, no obstante, ha terminado convirtiéndose en una mesa redonda sobre leche con lactosa, los conceptos de cobro que aplica la hostelería y sus márgenes comerciales. La culpa de todo la tiene la cuenta Soy Camarero, experta en detectar incendios mínimos que acaban transformándose en una falla de Valencia y que esta vez lanzaba una pregunta con algo de mala leche, sobre un detalle que podría haber pasado desapercibido… si esto no fuese España y si no existiera X. 

“Me piden que saque esto a debate, el extra por pedir la leche sin lactosa ¿Cómo lo veis?”. Habla de las dos fotografías que acompañan a esa pregunta. Una con el clásico tique de bar: "mesa 3, desayuno malagueño por 3,50 euros, café con leche a cero euros y una línea final que explota como un verso que rima donde no debe: “leche sin lactosa: 0,20€". Ahí está el suplemento. Pequeño, humilde, tímido… capaz de arrancar un debate nacional sobre el sentido de la vida, de la lactosa y de los costes operativos en la hostelería.

La segunda fotografía despeja la incógnita: el menú del local incluye —negro sobre blanco— “Extra de leche de soja/sin lactosa 0.20 céntimos”. Es decir, el suplemento está avisado. Aquí no hay conspiraciones, pero sí el ingrediente perfecto para encender la discusión de cada mañana: ¿lo justo, lo injusto o lo de siempre?

En los comentarios se aprecia claramente que el país está dividido entre quienes ven lógica empresarial y quienes ven una injusticia nutricional. “La gente no decide ser intolerante a la lactosa”, apuntaba @MRCS_mm, elevando el debate al terreno moral. Otros hacían números: “Un robo (…) la proporción no cuadra”, protestaba @cgbernardino, como si estuviera repasando el ticket de Hacienda. Desde la trinchera hostelera llegaban pullas: “Aquí opinan personas que no han trabajado en hostelería en su vida…”, sentenciaba @Jorgechapu2. Y no faltó la comparación filosófica del día: “Cuando pides una ginebra u otra hay diferencia de precio? No hay más preguntas”, firmaba @RaytanCant con la soberbia de quien ha ganado una discusión en barra mil veces.

Y luego está el eterno dilema del desperdicio: ese litro de leche sin lactosa que se abre para un cliente y acaba en la basura si no aparece durante días. “Lo piden solo una señora… luego no aparece y lo tienen que tirar”, relataba @Albertroviragi2, que viene siendo la versión láctea del drama de los croissants caducados.

El asunto, al final, va mucho más allá de los 20 céntimos. Habla de percepción, de justicia, de márgenes, de estómagos sensibles y de un país que convierte un café con leche en una batalla cultural sin despeinarse. Porque esto no va de lactosa. Va de que, en España, el suplemento nunca es solo un suplemento: es un símbolo, un termómetro y, a veces, una declaración política.

Y mientras tanto, el café se enfría.

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