Le roban unas macetas del portal y el cartel que deja es para exponerlo en un museo
Es cine, es poesía.

La convivencia vecinal siempre da alegrías, pero pocas tan memorables como la joya que ha salido esta semana desde Mazarrón, Murcia, donde alguien ha decidido subir el nivel del drama doméstico a categoría de arte conceptual. Lo ha mostrado la cuenta Líos de Vecinos en X, antes Twitter, con un comentario que define la escena con puntería quirúrgica: “Mientras tanto en Mazarrón, Murcia…”.
La foto enseña un papel rosa, de esos que huelen a carpeta del instituto, estampado con un mensaje que no se encuentra cada día en el portal. Nada de “por favor, respeten el silencio” o “no dejen la puerta abierta”. Aquí hay sentimiento. Aquí hay literatura de supervivencia comunitaria.
Sobre el folio aparecen, sin filtros ni metáforas, las palabras exactas del vecino indignado: “LAS MANOS A TROZOS SE OS CAIGA AL QUE ME HA ROBADO DE LA PUERTA DE MI CASA Y MACETAS PARA VUESTROS DIFUNTOS OS SIRVAN. REVENTADOS OS VEAIS”. Una maldición que ni en Juego de Tronos, pero en mayúsculas y con bolígrafo azul.
La escena funciona casi como un bodegón costumbrista: el papel rosa bien pegado detrás del cristal, la luz plana, el reflejo de alguien que pasa por ahí, el mobiliario oscuro del fondo y esa caligrafía firme, de persona que ya ha tenido suficientes despertares con sorpresas en el portal. Falta solo un marco y un cartelito debajo que ponga: “Robo de macetas, 2025. Tinta sobre ira”.
El texto deja claro que alguien ha mangado las macetas de la puerta del autor, y el autor ha respondido con lo único que le quedaba: un conjuro doméstico, un “ya que me robas las plantas, te maldigo el karma” escrito sin un titubeo. La elección del rosa pálido le da un contraste delicioso: fondo dulce, mensaje lapidario. Como si un post-it hubiera pasado por una ruptura amorosa.
La publicación, cómo no, ha provocado risas, incredulidad y un consenso generalizado: ojalá la Real Academia incluya estas joyas en sus corpus, porque pocas veces un vecino ha dejado tan claro que no piensa perdonar el trasplante clandestino de sus macetas.
Por si acaso, un aviso para navegantes: quien piense en volver a Mazarrón a llevarse plantas ajenas, que sepa que el vecindario ya maneja técnicas mágicas avanzadas. Y no parece que estén de humor para experimentos.
