Elise Dallas, médico, sobre por qué se siente más frío a medida que envejecemos: "El metabolismo se ralentiza"
Se debe a varios factores fisiológicos, metabólicos y hormonales.

Con la llegada del invierno y el descenso de las temperaturas, muchas personas notan que el frío les afecta más que antes, incluso dentro de casa o usando varias capas de ropa. Según la médica británica Elise Dallas, de London General Practice, esto no es una simple percepción ya que la sensibilidad al frío aumenta con la edad debido a una combinación de factores fisiológicos, metabólicos y hormonales.
La doctora ha detallado seis razones principales por las que, con el paso de los años, nuestro cuerpo pierde eficiencia para mantener el calor. Entre ellas, destaca un punto clave: el metabolismo se ralentiza, lo que afecta directamente la producción de energía y calor corporal.
“El metabolismo se ralentiza con la edad debido a la reducción de la masa muscular magra y a los cambios hormonales”, explica la Dra. Dallas en The Independent. “La función tiroidea disminuye, especialmente los niveles de T3 libre, lo que reduce la tasa metabólica y la producción de calor. Además, la termogénesis —el proceso que genera calor en el cuerpo— se vuelve menos eficiente”.
Menos aislamiento
Con el envejecimiento también se produce una pérdida gradual de músculo y grasa subcutánea, lo que debilita el aislamiento natural del cuerpo. “La masa muscular disminuye por la sarcopenia, y la grasa tiende a redistribuirse desde las extremidades hacia el tronco, reduciendo el calor periférico”, señala Dallas.
Otro factor importante es la circulación sanguínea, que se vuelve menos eficiente con el paso del tiempo. “Los vasos se endurecen y la vasodilatación —la capacidad de ensanchar los vasos sanguíneos— se vuelve menos sensible. Esto hace que llegue menos calor a las extremidades”, apunta la médica.
Otros factores
Algunas afecciones frecuentes en la edad adulta, como hipotiroidismo, anemia o diabetes, también pueden aumentar la sensación de frío. Según la médica, estas condiciones afectan la producción o distribución del calor corporal. A ello se suman los efectos secundarios de ciertos medicamentos —como diuréticos, antidepresivos o betabloqueantes—, que pueden alterar el control de la temperatura o reducir la circulación periférica.
Con el envejecimiento, la piel se vuelve más fina, las glándulas sudoríparas funcionan con menor eficacia y se reduce la actividad física general. Además, la llamada “grasa marrón”, que ayuda a generar calor, también disminuye con los años.
¿Qué hacer para mantenerse calientes?
La Dra. Dallas, en el medio The Independent, recomienda una serie de medidas sencillas pero efectivas:
- Vestir varias capas térmicas, incluyendo gorros, guantes y calcetines gruesos.
- Mantener la temperatura interior por encima de los 20 °C.
- Usar mantas térmicas o bolsas de agua caliente de manera segura.
- Comer comidas calientes y mantenerse hidratado.
- Realizar actividad ligera en interiores para estimular la circulación.
“La exposición prolongada al frío puede causar problemas graves, desde hipotermia hasta un mayor riesgo cardiovascular o caídas”, advierte Dallas. Por eso, mantenerse abrigado y activo en los meses fríos es una cuestión de salud.
