Adiós a la calefacción: España debe tomar nota de la nueva casa alemana que se calienta sola gracias a este secreto
El inmueble se basa exclusivamente en la capacidad de sus materiales para almacenar y regular el calor.

En Alemania se está poniendo a prueba una forma muy distinta de entender la construcción de viviendas, un enfoque que incluso sorprende dentro del sector. La asociación sin ánimo de lucro GWG, con sede en Ingolstadt, ha levantado un edificio que rompe con las normas habituales: tres plantas, 15 apartamentos y ni rastro de un sistema central de calefacción o ventilación. Tal y como recoge Chip a partir de la información publicada por Handelsblatt, el inmueble se basa exclusivamente en la capacidad de sus materiales para almacenar y regular el calor.
El secreto está en los muros y techos macizos, fabricados con ladrillo y hormigón. Estos elementos funcionan como acumuladores térmicos que capturan el calor procedente del sol, de la actividad cotidiana de los residentes y del funcionamiento de los electrodomésticos. Para que el interior permanezca dentro de los parámetros adecuados, sensores distribuidos por el edificio registran temperatura, humedad y concentración de CO₂. Cuando los valores se alteran, pequeñas ventanas se abren automáticamente.
La orientación del edificio también está pensada al milímetro. Según explica Chip, las ventanas están tan integradas en la fachada que impiden la entrada directa de los rayos solares durante el verano, lo que evita un sobrecalentamiento. Al caer la noche, se abren para refrescar las estancias. En invierno sucede justo lo contrario: la posición baja del sol permite que la luz y el calor sí atraviesen el cristal, aportando un extra de calidez.
Este concepto de vivienda no surgió de la nada. Los responsables del proyecto se inspiraron en un edificio de oficinas de Lustenau (Austria), diseñado por el estudio Baumschlager Eberle, que lleva más de doce años manteniendo temperaturas constantes entre 22 y 26 grados sin recurrir a calefacción convencional. Esa experiencia les convenció de que podían trasladarlo a un bloque residencial.
Aun así, los promotores incluyen un plan de seguridad: si el sistema pasivo no bastara en los meses más fríos, el edificio dispone de calefacción por suelo radiante eléctrico, pensada solo como respaldo. El agua caliente se genera de manera descentralizada con termos instantáneos, mientras que buena parte de la electricidad procede del sistema fotovoltaico instalado en la cubierta.
El director general de GWG, Alexander Bendzko, subraya que otro objetivo del proyecto es simplificar y abaratar la construcción. Por ese motivo se prescindió de sótano y aparcamiento subterráneo. En su lugar, los trasteros y las plazas de coche se han colocado sobre el terreno. El presupuesto rondó los 6,5 millones de euros, aunque se espera que resulte alrededor de un diez por ciento más económico que un edificio tradicional equivalente. Además, forma parte de los 19 proyectos piloto financiados por el Estado Libre de Baviera.
El interés por los 15 pisos es elevado, aunque Bendzko reconoce que no todo el mundo se adaptará al concepto. Como advierte, "quien abra las ventanas constantemente no estará a gusto en esta casa", porque el sistema solo funciona si el control automatizado de temperatura y ventilación no se interrumpe.
