El precio de los conciertos en España: entre el lujo y la asfixia económica de algunos músicos

El precio de los conciertos en España: entre el lujo y la asfixia económica de algunos músicos

Gonzalo asiste a cerca de 50 conciertos todos los años, el 99% de música clásica. Esa afirmación, sin embargo, está cerca de pasar a la historia. La subida del IVA que grava las entradas de un 8% a un 21% desde el 1 de septiembre le va a hacer imposible mantener ese ritmo. Cuando se le pregunta si el encarecimiento va a provocar que vaya a menos espectáculos, él no lo duda: "Rotundamente sí. La crisis ya me ha obligado a prescindir de la escapada anual que me gustaba realizar a alguna ciudad europea para escuchar una ópera diferente. Con la subida del IVA he empezado a elegir zonas de los teatros de ópera y auditorios más baratas de las que acostumbraba a ir, e imagino que acabaré por no acudir a algún concierto, mal que me pese", lamenta.

Como él, son muchos los que se están planteando dejar de ir asiduamente a conciertos. Eduardo, que suele acudir a los de rock, no es tan rotundo como Gonzalo, pero también tiene sus dudas: "Supondrá un mayor esfuerzo económico, ya que encarece unos precios que en muchas ocasiones ya eran altos de por sí. La subida no es tan grande como para convertir los precios en prohibitivos, pero seguro que a partir de ahora mucha gente se lo pensará dos veces (sobre todo si al gasto de las entradas le sumamos el desplazamiento y el alojamiento, ya que muchos conciertos tienen lugar lejos de la ciudad de residencia)".

Todo ello puede provocar un nuevo descenso de asistencia a los conciertos, cuyas cifras caen en picado desde hace cuatro años, cuando comenzó la crisis. De hecho, según datos recogidos en el último anuario de la SGAE, el número de espectáculos de música popular, la asistencia y la recaudación no para de descender desde 2008. En concreto, en 2011 se celebraron en España 121.724, 5.183 menos que en 2010 (un 4,5% menos) y 16.889 menos que en 2008. Además, el público ha descendido desde los 33 millones de 2008 a los 25 del año pasado.

LOS MÁRGENES

Pero no solo los fijos a los conciertos van a salir perjudicados con la subida del IVA. Muchos grupos y músicos se preparan para redoblar esfuerzos para poder seguir adelante. José Ignacio Lapido, que continúa su carrera en solitario tras haber sido líder de 091, explica que con la subida del IVA el margen de ganancia de los artistas, "que ya era muy estrecho", prácticamente desaparece. "Si te desgloso dónde va a parar cada euro de una entrada, al final no queda nada, a no ser que pongas precios astronómicos y te encuentres con que tampoco va nadie porque es muy caro", lamenta.

"Por si fuera poco, a los autónomos nos han subido el porcentaje de IRPF a un 21%, por lo que , al hacer la factura a la empresa de venta de entradas, Hacienda se lleva un 42% sólo entre el IVA y la retención del IRPF.A eso le añades el 10% de SGAE. El manager, entre el 10 y el 20%, la pegada de carteles, el alquiler de la sala, que a veces es a precio fijo y a veces se llevan otro 10%, el sueldo y la Seguridad Social de los músicos, el alquiler de la furgoneta, peajes, los hoteles y las comidas... en fin… no hay margen. Se hace casi imposible", señala.

¿LUCHA?

Quini Gómez Ruano, cantante del grupo Benito Kamelas, incide en lo mismo y lamenta la "lucha encarnizada que todos los Gobiernos, y en especial éste," tienen contra la cultura. Lapido lo ve incluso más oscuro. "Si hubiera una lucha por lo menos tendría su interés, habría algo de épica en el asunto. Lo que sucede es que nos ignoran". Quini agrega que, además, siempre "arriman el hombro los mismos". "Muchos grupos que antes no lo hacían, ahora tienen que girar en invierno para poder vivir", asegura, a la vez que advierte de que los grupos españoles "si algo tienen es casta e insistencia". "No creo que puedan con nosotros", asegura.

David Sanz, gerente de Calle Undergorund, agencia de representación de artistas como Celtas Cortos o Warcry, asegura que si "la música ya venía tocada ahora viene hundida". "La cultura molesta porque se necesita una sociedad de borregos y si hay alguien que te hace pensar hay que quitarle del medio", resalta. En la misma línea, More, guitarrista de Despistaos, advierte: "Ves que todos los que hay alrededor quieren sacar provecho y aportar lo mínimo, y así no puede funcionar nada. O cambian pronto las cosas o quedarán 10 grupos que sigan funcionando bien y el resto... a saber".

MEDIDAS

More asegura, además, que el bajón de público ya se estaba notando: "Sólo con la crisis ya se ha notado que la gente no siempre tiene dinero para comprar entradas de conciertos y sobre todo en este 2012 se ha notado un bajón enorme de público, pero si encima has de subir un euro o dos la entrada, será aún más difícil". Ante la situación, los grupos buscan posibles soluciones. Una de ellas es absorber la subida del IVA. Benito Kamelas ha optado por esta opción y Lapido (cuyas entradas rondan los 15 euros) también lo hará en los próximos conciertos.

Despistaos, por su parte, va a experimentar: "Hemos decidido reinventar un poco nuestro concepto de concierto y vamos a llevar todo lo del grupo nosotros mismos e ir con el equipo que más rendimiento nos dé, con menos coste económico y de tiempo", explica More. Como consecuencia, muchos de sus próximos conciertos valdrán 10 euros.

 

ENTRADAS CARAS

La subida del IVA encarece, además, ciertos espectáculos que tenían precios elevados de por sí. Por poner algunos ejemplos: las entradas para el concierto de Justin Bieber de Barcelona en marzo cuestan entre 60 y 340 euros (los del Vip Package); el de Leonard Cohen en Madrid, entre 56 y 123 y las más caras para ver a Raphael en Barcelona ascienden a 65.

Otro caso que levantó una buena polvareda fue el de Fito y los Fitipaldis, que para la gira por teatros que comenzó este viernes puso las entradas más caras en algunos casos a 60 euros. Las más baratas varían en función de las ciudades, pero rondan los 25. Muchos fans no lo entendieron. Irene es una de esas seguidoras enfurecidas. Asegura que siempre ha ido a las actuaciones del grupo cuando tocaban cerca de su ciudad, pero esta vez se quedará en casa: "Estoy muy decepcionada. Me pareció una burrada el precio. Ni me lo puedo permitir y, aunque pudiese, no iría porque parece que se están riendo de nosotros. No creo que sea un músico tan importante como para irse de diva y poner precios tan excesivos".

El propio Fito emitió un comunicado poco después de anunciar la gira para explicar el precio: "Es verdad que las entradas son más caras que en las anteriores giras, pero con estos aforos no podemos ajustar más. Me explico, ya sabéis que nosotros funcionamos a empresa, es decir, nadie nos contrata para tocar. Nosotros arriesgamos, si viene gente ganamos y si no viene nadie, nadie nos paga". Pese a todo, los Fitipaldis no se pueden quejar: han agotado las entradas en un buen número de ciudades y han tenido que programar hasta cinco conciertos en Madrid.

Txua, miembro del grupo Desconcierto incide en ello: "Mientras la gente lo pague, nadie va a bajar los precios de las entradas. Ellos se lo pueden permitir porque su público quiere verlo y pueden pagarlo. Si un día el artista que cobra ese dinero, llega al recinto en donde va a tocar esa noche y ve que no hay nadie de público igual su discográfica piensa que debería bajar el precio y las cosas comienzan a hacerse bien. Es cuestión de romper el mercado sin consumir ese tipo de entradas".

¿BARATO O CARO?

Fuentes de Last Tour Internacional, la empresa de management que lleva a Fito, recuerdan que en giras anteriores las entradas costaban cerca de 23 euros aunque el artista "llevaba en gira unos 60 trabajadores". "La diferencia es que en aquella época las instituciones aún te podían ayudar con alguna subvención", explican.

 

"Otra de las ventajas era el aforo de los espacios: cuanto mayor aforo tienes, mayores posibilidades tienes de apostar por ‘más gente a menor precio es mejor que menos gente a mayor precio’. En esta nueva gira el panorama cambia. En primer lugar, los aforos son, en la mayoría de los casos en torno a las 1.500 personas por noche –con lo que ya no disponemos de la posibilidad de ‘más gente a menor precio’- y con alquileres del teatro elevados. Como las localidades son numeradas, inevitablemente, dependiendo de temas como la visibilidad o la cercanía con el artista, hay unas entradas más caras y otras más baratas", añaden en Last Tour.