En Nochebuena, sienta un cuñado a la mesa

En Nochebuena, sienta un cuñado a la mesa

RTVE

Una buena o un buen cabeza de familia se anticipa a la Navidad, por lo que a finales de septiembre empieza a llenar el congelador de gambas, cordero, cochinillo o vete a saber qué manjares que sólo se consumen en Navidad.

Si celebras la cena con una sección de tu familia has de saber que puede que haya entre vosotros un cuñado. Huelga decir que un cuñado no tiene por qué ser la pareja de tu hermano o hermana. La calificación de cuñado no está sujeta al parentesco familiar.

Muchas personas consideran que el 24 de diciembre rinde homenaje a la figura del cuñado, que aprovechará ese momento familiar para desplegar todas sus armas. Esto es todo lo que puede dar de sí una de las noches más familiares del año.

1. La decoración navideña. La cena suele estar presidida por un árbol de Navidad gigante de plástico que puede arder con el simple aleteo de una mosca. Además, ese abeto de mentira suele estar adornado con espuma que quiere simular nieve y que se quedará pegada al árbol para siempre.

2. Siempre hay que esperar a alguien. Como cualquier familia estándar española, la cena empieza a las 21:00 o 21:30, para poder ver en condiciones el discurso del Rey. Pero siempre hay una persona que se salta el protocolo y suele llegar más tarde que el resto. En estos casos, una parte de la familia aboga por esperar al que falta y otra —la parte hambrienta— por empezar a cenar "que si no se enfría y esto frío no vale nada".

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3. El momento de abrir el vino. El cuñado, como buen experto en absolutamente todo que es, hará los honores y será el encargado de descorchar tan magno caldo. Como si de un cirujano se tratase, extirpará el corcho de la botella y procederá a ponérselo en la nariz. Después, se servirá y dirá alguna frase del estilo: "A este vino le falta temperatura".

4. No hables de política. Tu querido cuñado —que ya sabe por la cena de Navidad del año pasado que votaste a Podemos— tratará de hacer que pierdas los estribos durante el evento y dirá cosas como: "Mira estos, muy de izquierdas que son pero ahí están comiendo gambas".

5. La vida sentimental de los jóvenes de la casa, a debate. Hace unos años —más bien décadas— era más sencillo ocultar si tenías o no pareja. Ahora, gracias a Facebook —red social que los tíos y tías manejan a la perfección— los más jóvenes se verán sometidos a severos interrogatorios. "¿Quién era el de la foto del otro día?" o "Qué bien acompañado estabas en la foto que subiste ayer" serán frases que los asistentes de edad media tendrán que soportar en la cena de Nochebuena.

6. Los haters de la Navidad. Ese familiar que está a vueltas de todo y que odia esas fechas del año y todo en general. "Para mí la Navidad es una fiesta más", repetirá decenas de veces. Además, dejará constancia de su amargura diciendo que "Nochevieja es una noche como otra cualquiera, yo me duermo a las 9 como todos los días".

7. Los Villancicos. Después de la cena y botella de Anís del Mono en la mano es hora de entonar las viejas canciones navideñas que los grandes almacenes y supermercados tienen a bien empezar a recordarte a principios de noviembre.

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