Por qué ya no me acompleja mi tripa de mamá y he aceptado mi cuerpo

Por qué ya no me acompleja mi tripa de mamá y he aceptado mi cuerpo

Estoy escribiendo este blog en el tren haciendo la última escala hacia casa después de pasar una noche y un día en Copenhague por motivos de trabajo. Tengo el pecho izquierdo (Lionel) congestionado y dolorido, y el derecho (Richie) es ahora mismo la mitad de grande que su colega Lionel.

Volví a trabajar después de haber estado seis meses con mis dos hijos a diario. Emocionalmente, fue (y sigue siendo) duro, pero tengo el apoyo necesario para superar los inevitables problemas por los que pasan las madres. El cansancio no lo he llevado tan bien. Hay un montón de leyes que dan derechos adicionales a las madres en el trabajo. Otra cosa es que se puedan ejercer en la práctica cuando estás en mitad de una reunión en un espacio abierto de oficinas, tratando de hacer tu papel de tía dura y necesitas desesperadamente sacarte algo de leche (tomando todas las precauciones necesarias para que hacerlo en el baño no afecte a sus condiciones higiénicas). Tampoco llevo bien lo de ir a Copenhague por la noche y que mi bomba de leche no funcione.

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Amamantando después del trabajo

Mi cuerpo de madre es perfectamente funcional. Ya no siento el dolor o el cansancio como antes (puedo aguantar las ganas de orinar durante una reunión de dos horas sin apenas inmutarme) y todo complejo que haya podido tener sobre mi tripa de mamá al llevar la ropa formal del trabajo desapareció hace mucho. Las preocupaciones que tengo ahora son que mis pechos no goteen y no estornudar ahora que tengo el suelo pélvico más débil. Por suerte, ya no voy dejando mechones de pelo por ahí, aunque aún tengo el aspecto de una venus paleolítica con bolsas bajo los ojos y canas que se han multiplicado de forma inversamente proporcional a mis horas de sueño.

Y, aun así, amo mi cuerpo de madre perfectamente funcional. Es una máquina capaz de cargar con dos niños a la vez hasta la cima de una colina empinada, tiene un tacto capaz de calmar al instante a mis pequeños, ha aprendido a generar leche solo cuando mi pequeña está cerca y me ha proporcionado las historias más maravillosas de mi vida.

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Mi niña y yo

Compartir más información de la que debería forma parte de mi naturaleza, pero así he conseguido normalizar mi experiencia. Concretamente, compartiendo la historia, la ayuda y las estrategias de otros padres he aprendido a limpiar las manchas de leche en la ropa, que mi bebé no se morirá de hambre aunque no le ayude a que salga la leche con más presión, que la oxitocina es mi combustible cuando solo he podido dormir dos horas y que esos ejercicios de Kegel realmente funcionan si los haces bien.

Han pasado ya catorce meses desde el parto y por fin estoy empezando a encontrar tiempo para maquillarme por las mañanas. Lionel y Richie nunca volverán a ser como antes, pero no pasa nada. Gracias a que he descubierto lo útil y funcional que es mi cuerpo, estoy aprendiendo a ser más benévola con su aspecto.

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Dormidos durante 5 minutos

Este post fue publicado originalmente en el 'HuffPost' Reino unido y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.