Saúl Craviotto: "Para avanzar, a veces es bueno parar y yo necesito resetear"
El piragüista, convertido ya en máximo medallista español en los Juegos Olímpicos, atiende a 'El HuffPost' para analizar su futuro tras París y antes de embarcarse en el 'reto Seiko' hacia los orígenes del piragüismo. Tiempo para "oxigenar la cabeza" del deporte de competición sin dejar de tener Los Ángeles 2028 a la vista.

Liberado. En sus palabras, "en fase de resetear". Ajeno, al menos por unos meses, a la presión que ha marcado los últimos 20 años de su vida. Porque a sus 40, Saúl Craviotto necesita "parar un poco" del martillo mental que le supusieron los Juegos Olímpicos de París. Allí vivió la exigencia "como nunca antes" de tener que lograr un resultado, algo que llegó a hacerle competir "peor que nunca" por esa misma tensión. Eso que él llama su "peaje" está ahí, pero asume que todo valió la pena, porque París 2024 también significó su sexta medalla olímpica y la prometida "explosión de emociones" que aún le sobrecoge.
En el aquí y ahora de 2025, el piragüista ilerdense afincado en Asturias quiere explorar otros mundos deportivos al margen de lo competitivo. Ausente de los selectivos nacionales, Craviotto recibe a El HuffPost tras presentar el nuevo Seiko Prospex, el reciente modelo de una marca que le acompañará en su reto "hacia los orígenes del piragüismo" en Groenlandia.
Si hay un momento para una aventura así es este, deja claro, cuando al fin puede "disfrutar de un partido de mis hijas un sábado por la mañana" o de un "tiempo de calidad" fuera del agua que la vida olímpica imposibilita ciclo tras ciclo. De hecho, hasta su gesto denota una paz imposible antes de viajar a París.
¿Hablamos, pues, de retirada anticipada? Rehúye una palabra para la que se da "tiempo". Por ahora, es un mero paso al lado en año postolímpico ante una necesidad de "oxigenar la mente", traducida en "dar un paso atrás para pensar hacia delante". Lo apunta sin rechazar que al fondo sigue apareciendo Los Ángeles 2028 y "sin dejar de entrenar ni un día, aunque sea de otra manera".
Tampoco se pone fecha límite, pero sí admite que las cosas caerán "por su propio peso", sabedor de los nuevos nombres que ya se están subiendo a su histórico K4-500 y de la creciente competencia por uno de los fetiches del olimpismo español. Adelanta estar "preparado" para lo que venga porque, a fin de cuentas, la que decidirá será la piragua.
Aquí, rodeado de relojes, te tengo que empezar preguntando por el tiempo. Conseguida la sexta medalla olímpica y pasado París, ¿mides el tiempo de otra manera en tu carrera y tu vida?
Después de unos Juegos Olímpicos y no unos cualquiera, que son mis quintos Juegos Olímpicos y una acumulación de muchos años, el tiempo se mide quizá con otra velocidad. Estoy en una fase de mi carrera deportiva en la que necesito tomar aire, descansar y, sobre todo, hacer cosas que cuando estás preparándote para algo como los Juegos Olímpicos no te permites hacer, que es pasar tiempo de calidad, tiempo real con mis hijas.
Son cosas tan cotidianas como llevarlas al cole todos los días, ir a actividades extraescolares, poder ir a verlas a partidos de voley un sábado por la mañana, que yo no he tenido un sábado libre desde que tengo 15 años... Cosas que ya me piden el cuerpo, la cabeza y el corazón. Este año estoy en esa fase que necesito tomármelo con calma, aunque estoy entrenando todos los días porque no sé estar con calma. Pero digamos que la prioridad ha cambiado.
Mi prioridad ahora es llevar a las niñas al cole, hacer todo esto que te he dicho y las horas que me quedan libres machaco, entreno y demás. Pero ahora mismo estoy en la fase de que necesito resetear un poco.
Semanas antes de los Juegos nos contabas que, pasara lo que pasara, en París habría una "explosión de emociones". Hubo medalla y hubo ese 'estallido' emocional. ¿Cómo lo recuerdas ahora?
Hubo explosión de emociones. Lo sabía previamente a competir, pasara lo que pasara. Pero después del éxito de haber conseguido medalla... Todo el mundo esperaba oro y quería el oro, yo el primero, pero es una medalla olímpica. No quedé plata por un palmo, no quedé oro por un palmo y medio, pero es que no quedé cuarto por un palmo, porque entramos como cuatro o cinco embarcaciones ahí.

Yo me quedo con la emoción de mirar a la grada, de ver a mi familia, a mi mujer, a mis padres, a mis hermanas y sobre todo, ver a mis hijas. En Tokio además con la pandemia, no hubo público. Es la primera vez que me han visto competir y ver a mis hijas llorar con ocho y seis añitos es algo que espero que no se olvide nunca.
Metidos en año postolímpico te has lanzado a nuevos retos deportivos. Hablas de una necesidad de "oxigenar la cabeza". ¿Es por que en el fondo aspiras a llegar a Los Ángeles?
Oxigenar la cabeza es necesario y yo creo que para avanzar, para seguir teniendo retos hacia arriba, a veces es bueno parar. Incluso dar pasos para atrás, volver a tus orígenes, no perder la esencia, probar cosas nuevas... Si estás todo el día con esa presión, con esa ambición, acaban los Juegos Olímpicos y al mes siguiente ya estás pensando en Los Ángeles. Los Ángeles... es imposible, la cabeza no lo soporta.
Es lo malo de nuestro deporte. Para lo bueno es cada cuatro años y eso lo hace más especial, más emocionante y más simbólico. Para lo malo, que son cuatro años, con sus cuatro inviernos, cuatro veranos, lesiones... Pueden pasar tantas cosas que hay que buscar estímulos entre medias y el año de hacerlos es este. Yo ahora necesito seguir vinculado a la piragua, pero ampliar un poco las miras.
¿Te marcas una fecha límite para tomar esa decisión?
No, sinceramente no es una cosa que que piense. Me acuerdo cuando me preguntáis por Los Ángeles, por la retirada e intento replanteármelo, pero yo en mi día a día no es una cosa que me levante por la mañana y me diga 'me voy a retirar el año que viene'.
Yo voy un poco sobre la marcha, dejando que fluya. Hago lo que me gusta, creo que es la mejor etapa de mi vida o una de las mejores, poder representar a tu país en Juegos Olímpicos. He vivido cosas maravillosas y eso siempre lo quieres vivir y eso lo voy a echar de menos toda mi vida. Yo qué sé, voy viendo.
Por mucho que yo quiera, aunque yo quiera, al final me lo tengo que ganar. Hay selectivos nacionales, esto es la selección española y como el propio nombre indica, hay que seleccionar lo mejor de España. Si hay un chaval de 22 añitos que me saca una milésima, Craviotto se queda en casa y va a ir el chaval. Por mucho que yo quiera, va a ser una decisión que va a fluir y sucederá de forma natural.
Hablas de mantener una rutina de deporte y entrenamiento pero con una reducción de la presión. ¿Tras 20 años en la élite estás preparado mentalmente para el momento en el que digas de volver a la dinámica de presión... o el momento en el que decidas no dar ese paso?
Yo no sé si es bueno o malo haber pasado por cinco olimpiadas. En este caso yo creo que hasta puede que sea malo, porque nadie como yo sabe el peaje que hay que pagar para ir a unos Juegos Olímpicos. Un chaval de 20 años no sabe lo que le espera. No ha pasado por eso todavía y no sabe lo que son las exigencias. Y si vas a unos Juegos, sacas medalla y vas a ir a los siguientes, ese proceso también es otra complicación.
Lo complicado es mantenerse, no llegar. Llegar es muy difícil, pero mantenerse es lo complicado, porque luego entran otros factores: la presión, la exigencia, que todo el mundo espere cosas de ti... Manejar eso en el momento de salir, que te estás jugando 4 años en 30 segundos... Son fases que cada uno tiene que ir cumpliendo y yo he pasado por ella en varias ocasiones.
En París fue la más heavy. Fue en la que peor llevé la emoción de la presión. A pesar de llevar cuatro olimpiadas a mis espaldas, de tener muchas medallas, diría que ahí competí yo creo que hasta peor a nivel anímico, porque todo el mundo contaba con que Saúl iba a ser el máximo medallista olímpico español, Saúl iba a superar a David Cal, Saúl medalla segura en todas las quinielas... Lo daban por hecho y buff, en los días previos, la noche antes para dormir... Hay que saber manejarlo. Es complicado.
¿En tu decisión podría influir, hacia un lado o el otro, si te dan ese Princesa de Asturias al que te han postulado?
(Suspira). El tema del Princesa de Asturias prefiero casi ni hablar no sea que lo gafe. Al final es la cima de todo, un sueño, sería algo fantástico, pero no es una cosa que dependa de mí. Hay un jurado que con los criterios que ellos lleven decidirán a los que consideren que estén encima de la mesa. Y yo soy uno de los que está encima de la mesa. Para mí ya es un orgullo eso, que no todo el mundo llega a estar encima de una mesa de los premios Princesa.
Hay que pensar que es un premio internacional y hay muchísimos grandes deportistas de todo el mundo con grandísimos logros. O sea, que lo veo muy difícil y ya, casi no quiero ni hablar, no sea que lo gafemos...
Estas presentando una nueva aventura al margen de la competición. ¿Qué te lleva a lanzarte a un proyecto como el 'reto Seiko' sobre los orígenes del piragüismo en Groenlandia?
El por qué de este proyecto, de este reto, de ir a los orígenes del piragüismo es un poco eso. Yo creo que para seguir avanzando, para seguir teniendo retos, a veces hay que parar, no olvidar de dónde vienes y también volver a los orígenes para entender un poco y volver a coger esa ilusión, esas motivaciones y demás.
A través de distintas conversaciones con mi entorno, informaciones... surgió la idea de '¿y por qué no vamos a los orígenes del piragüismo?'. No sé si lo ha hecho algún olímpico, no me consta, que haya navegado tan al norte del mundo y que pueda meterse en la población inuit, que son los primeros registros de kayak que hay en la historia, hace 4.000 años. Poder meterme en esa población, con esa cultura, con esas tradiciones, que me enseñen el día número uno de mi deporte, de mi vida... para mí va a ser una experiencia vital importante y creo que como piragüista me va a enriquecer mucho.
Ser medallista olímpico e ir a conocer las piraguas que se hacían con pieles, con huesos de ballena, que me expliquen un poco cómo empezó esto... Porque antes no lo hacían para competir, antes era para ir a pescar, nosotros es para llegar el primero y sacar medallas, que no tiene mucho que ver. Esa esencia es lo bonito y tengo muchas ganas.