España tiene una de las reservas más grandes de Europa del metal que ha puesto en jaque China
Las estratégicas tierra raras que todo el mundo necesita y que sí que se encuentran en nuestro país.

Las tierras raras son el gran premio que todo el mundo quiere encontrarse en su territorio, en términos de recursos naturales y minería. Aunque cuando se habla de este diverso tipo de minerales que engloban a ese concepto de tierras raras uno va a pensar directamente en el preciado 'oro blanco' -el litio fundamental para baterías eléctricas y paneles solares- o en el necesario silicio -para los semiconductores y microchips-, hay muchos otros.
De hecho, hay uno que ya supuso un golpe encima de la mesa de la geopolítica, pero hace décadas. En los primeros compases y al calor de la Segunda Guerra Mundial, cuando la maquinaria de guerra nazi y otros ejércitos europeos comprendieron la necesidad de contar con robustos carros de combate.
Tanto que acabó como una suerte de jaque a China, el principal vendedor de este recurso a Alemania, y que tras el ataque a la URSS se quedó aislado comercialmente. Pero Berlín encontró en Galicia (en las comarcas de Barbanza, Noia, Bergantiños, Xallas o Valdeorras) y parte de la cornisa cantábrica el 90% de todo el wolframio que se extrajo en España.
Esa garantía de blindaje pasaba por un oscuro mineral que hoy se emplea para componentes tecnológicos, desde neveras, impresoras, paneles LCD para pantallas a teléfonos móviles, radares e incluso misiles. Ese metal se conoce como tungsteno, lo resultante de someter a un determinado proceso al wolframio (wolfram, 'peido de lobo' o pedo de lobo en gallego).
¿Se explota?
Con todo, es necesario señalar que en la última década ha habido ciertos reactivaciones de proyectos mineros para extraer el codiciado wolframio. Algunas de ellas no exentas de polémica. Por ejemplo, más allá de las explotaciones gallegas hubo iniciativas en el pueblo salmantino de Barruecopardo o en la mina de La Parrilla en Almoharín (Cáceres), como recogió ABC hace unos años.
Sin embargo, algunas de las que se presumen como las principales reservas del wolframio en el Estado español siguen encontrándose en tierras gallegas. Principalmente en la provincia de Ourense y en la antigua mina coruñesa de Lousame, en la comarca noiesa. Hubo un proyecto de Sacyr a través de una filial, Valoriza Minería, para continuar explotando este yacimiento, pero las distintas críticas y denuncias de entidades ecologistas y colectivos en defensa de la ría y el marisqueo esgrimieron informes sobre filtraciones de metales pesados y la compañía acabó deshaciéndose de ese activo.
Se la vendió, precisamente, a quien controla la otra gran mina gallega. A la compañía Galicia Tin & Tungsten, que tiene como único accionista al grupo australiano Rafaella Resources, según recogió en su día La Voz de Galicia.