Su contrato termina, su jefe se olvida de decírselo durante dos años y ahora la justicia irrumpe a escena
En julio de 2019 envió una comunicación al abogado del marinero explicando que su contrato había terminado dos años antes. El trabajador no recibió su carta de despido hasta enero de 2020.

Pocas veces un conflicto laboral se prolonga tanto y con una cadena de malentendidos tan llamativa. El caso que resolvieron recientemente los tribunales franceses gira en torno a un marinero que, sin pretenderlo, se vio atrapado durante años en una relación contractual que nadie le confirmó ni dio por concluida. Para entenderlo, conviene remontarse al verano de 2015, cuando un trabajador fue contratado como marinero de cubierta mediante un contrato temporal de sustitución. Según detalla Mamadou Traoré (abogado especialista en derecho laboral), para el medio francés JDN, "en este tipo de contrato temporal, la duración no está predeterminada: la finalización coincide con el regreso del empleado reemplazado o el cese definitivo de la actividad".
El problema surgió un mes después del inicio. El suplente sufrió un accidente en el trabajo y quedó de baja, pero su contrato no terminó, ya que el titular seguía dado de alta en la empresa. Pasó el tiempo hasta que, en julio de 2017, el marinero al que sustituía fue despedido. A partir de ese punto, el contrato del suplente debería haber concluido, aunque la empresa nunca se lo comunicó.
Traoré recuerda que "cuando se celebra un contrato temporal para sustituir a un empleado ausente, el despido del empleado sustituido constituye la rescisión del contrato, ya que marca el cese definitivo de su actividad. Sin embargo, esta rescisión solo surtirá efectos legales si se notifica al empleado sustituto. De lo contrario, se considera que la relación contractual continúa". Y eso es precisamente lo que ocurrió: el suplente, aún de baja, no recibió noticia alguna.
Los años siguieron pasando. En marzo de 2019 se le declaró no apto para su profesión debido a las secuelas del accidente. En circunstancias normales, el empleador debe buscar un puesto alternativo y retomar el pago salarial si en un mes no ofrece una solución. Pero la empresa actuó de forma muy distinta. En julio de 2019 envió una comunicación al abogado del marinero explicando que su contrato había terminado dos años antes. El trabajador no recibió su carta de despido hasta enero de 2020.
El asunto llegó a los tribunales. El empleado reclamó que su relación temporal fuese transformada en indefinida y que la rescisión se tratase como un despido sin causa. En febrero de 2024, el Tribunal de Apelación de Rennes le dio la razón. El empleador recurrió, pero el Tribunal de Casación confirmó la decisión en noviembre de 2025.
Para los magistrados, el silencio de la empresa fue determinante. La ausencia de notificación implica que el vínculo seguía vigente, base jurídica para convertir el contrato en indefinido. Además, la compañía deberá pagar distintas cantidades en concepto de salarios atrasados, vacaciones y preaviso, sumas que ascienden a varios miles de euros. Una historia que demuestra que callar puede salir muy caro.
