Siete claves sobre el aumento de llegadas de migrantes a Europa

Siete claves sobre el aumento de llegadas de migrantes a Europa

¿De dónde vienen las personas que han llegado a Europa en 2022? ¿A través de qué rutas? ¿Por qué se ha doblado su número en los últimos meses?

Un joven atraviesa a pie la frontera entre Bosnia y Croacia durante el invierno. AP Photo/Kemal Softic

¿De dónde vienen las personas que entran de forma irregular en Europa? ¿Cuáles son las principales rutas? ¿Por qué casi se duplicaron las llegadas durante el primer semestre del año? Se acumulan las preguntas para intentar comprender qué ocurre con la llegada de migrantes en busca de una nueva vida.

Cuántos llegan y por dónde

En la primera mitad de 2022, la Unión Europea ha vivido un aumento importante de llegadas de migrantes de forma irregular. Según datos del Frontex, la agencia europea encargada de la vigilancia de fronteras y costas, se registraron más de 114.000 entradas, lo que supone casi duplicar la cifra del mismo periodo de 2021. Los datos no incluyen las personas que huyeron de la guerra de Ucrania que superan ya los 7 millones.

La ruta balcánica es la más utilizada por migrantes y refugiados para acceder a un país de la UE. Así, Croacia Hungría o Rumanía se convirtieron así en la primera parada de más de 55.000 personas en territorio europeo. Le siguieron las vías del Mediterráneo Central (hacia Italia, principalmente), y las del Mediterráneo Oriental (Grecia y Chipre), que vieron cómo se duplicaban y triplicaban respectivamente el total de personas que llegaban a sus costas.

Por el contrario, el pasado semestre las llegadas a la España peninsular, Ceuta y Melilla fueron 4.816, lo que supone un descenso del 21%, según el informe de Frontex. Mientras que la ruta hacia Canarias aumentó un 22%, con más de 8.500 personas que alcanzaron el archipiélago.

De dónde vienen

Como es habitual, también en 2022 las nacionalidades origen cambiaron según la ruta. En la más numerosa, la de los Balcanes, estuvo protagonizada personas procedentes de Siria, Afganistán y Turquía. Mientras que en el Mediterráneo Central provenían sobre todo de Bangladesh, Túnez y Egipto, y quienes llegaban a Grecia lo hicieron sobre todo desde Nigeria, Siria y Congo. Por su parte, las rutas que llegan a España fueron empleadas sobre todo por personas procedentes de  Argelia, Marruecos, y países del África subsahariana.

  Grafico de las llegadas irregulares a la UE en el primer semestre de 2022

¿Por qué este aumento? El ‘efecto salida’

Además de la supresión de las restricciones especiales en las fronteras provocadas por la pandemia, al mirar la lista de nacionalidades se puede entrever la causa de muchos de estos desplazamientos. A conflictos que se enquistan durante décadas (Siria y Congo), gobiernos que pasan a reprimir a gran parte de la población (Afganistán) y la falta endémica de oportunidades (Argelia y Marruecos), se unen nuevos problemas como las sequías reforzadas por el cambio climático (Sahel), o el encarecimiento de productos básicos a raíz de la invasión en Ucrania como los cereales (Túnez, Turquía, Egipto) o los combustibles (Bangladesh).

Así, frente a quienes opinan que el número de llegadas a territorio europeo depende de un supuesto ‘efecto llamada’, organizaciones y expertos coinciden en que son las condiciones de vida y las oportunidades en los países de origen las que conforman el ‘efecto salida’ que hacen que una persona decida migrar, o tener que huir.

Una de cada mil personas desplazadas

Hoy en el mundo 100 millones de personas que viven desplazadas, según los últimos datos de ACNUR. Es decir, que las personas que llegaron durante la primera mitad del año a la Unión Europea apenas suponen una de cada mil de las que viven fuera de sus hogares. Al contrario de lo que puede pensar mucha gente, el 83% de ellas vive en países empobrecidos como Turquía, Colombia, Uganda o Pakistán. En los últimos años solo un país europeo, Alemania, se ha situado entre los diez países en los que viven más personas desplazadas, como muestra este video de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado.

Sin opciones legales ni seguras

“Cuando una frontera se cierra, otra más larga y peligrosa se abre”. La cita no tiene autoría única, sino que ha pasado a ser una frase repetida una y mil veces en reuniones, charlas y comunicados de las organizaciones sociales especializadas en migración y derechos humanos, quienes llevan años reclamando que los países de la Unión Europea ofrezcan alguna forma legal y segura para llegar a su territorio sin tener que arriesgar la vida por el camino.

Las medidas que se tomaron tras la toma de poder de los talibanes en Afganistán y la guerra de Ucrania hicieron ver con aún más claridad que si no ponen en marcha estas medidas es únicamente por voluntad política y presión social a los dirigentes.

En declaraciones al Huffington Post, Carlos Escaño, portavoz de Amnistía Internacional en España destacó la responsabilidad de los propios países europeos en varias de las causas que están detrás de muchos de estos desplazamientos. “El fracaso mundial a la hora de ofrecer una respuesta global a la pandemia creó un caldo de cultivo para mayores conflictos e injusticias”, apuntó Escaño, quien también subrayó “la falta de determinación a la hora de abordar el cambio climático y sus consecuencias en la inseguridad alimentaria” y “la responsabilidad con la venta de armas” en conflictos como el de Yemen.

Rutas mortales

  Una de las 200 personas rescatadas por el Geo Barents de MSF en el Mediterráneo Central el pasado 5 de mayoAnna Pantelia / MSF

De acuerdo con el portal de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) de las Naciones Unidas, en los primeros siete meses de 2022, más de 1.100 personas habrían perdido la vida en el Mediterráneo, y 109 en las rutas terrestres hacia Europa. De alguna forma, los dirigentes, medios y sociedades de los países de la Unión se han acostumbrado a que muera gente tratando de llegar a sus fronteras.

La ruta que parte de Libia hacia Italia o Malta es la que se ha cobrado un mayor número de vidas durante estos años. Este mismo mes, Médicos sin Fronteras, SOS Mediterranee y Sea-Watch reclamaban en un comunicado a los estados miembro de la UE que asumieran sus responsabilidades, desplegaran un dispositivo de búsqueda y rescate y se dejaran de producir devoluciones a Libia, un país que según Naciones Unidas no puede considerarse seguro.

Desde 2014, la OIM ha registrado un total de 24.495 personas que han perdido la vida en el Mediterráneo, pero las ONG especializadas apuntan que la cifra real podría ser más del doble.

¿A dónde irán los próximos rescatados?

Estas son 99 de las últimas personas llegadas a la Unión Europea, en concreto a Italia. Fueron rescatadas por el barco de Open Arms.

Esta organización lleva años denunciando los impedimentos que las autoridades de Italia y Malta les ponen a la hora de realizar los desembarcos. Como el que sufrió la embarcación Ocean Viking en 2019 por la decisión del entonces ministro del Interior, Matteo Salvini, de impedir su acercamiento a la costas italianas.

La Unión Europa sigue sin aprobar un mecanismo claro de desembarco y reubicación entre estados miembro. Malta sigue con su política de intentar pasar siempre ‘la patata caliente’ a las autoridades de Roma. En caso de que en Italia el frente de derechas gane las elecciones del próximo 25 de septiembre, los obstáculos a los desembarcos de personas rescatadas serán cada vez altos. Así lo prometió este mes el propio Salvini en campaña electoral. Lo hizo, claro, en la isla de Lampedusa.