Cuándo y cómo hay que bañar a los gatos

Cuándo y cómo hay que bañar a los gatos

Hay ocasiones en las que los felinos también tienen que meterse en el agua, aunque NO les guste.

Cat bath. Wet cat. Girl washes cat in the bathollegN via Getty Images

Los gatos odian el agua, eso no es nada nuevo. Pero lo sorprendente es que, a pesar de que se laman y se relaman, estos animales también necesitan de vez en cuando pasar por la de vez en cuando por la ducha.

Aunque la imagen que se te venga a la cabeza seguramente sea algo parecido a esto:

Tranquilo. Ni hace falta lavar a un felino todos los días ni tampoco es una misión imposible. De hecho, los expertos aseguran que el baño debe ser algo casi excepcional, pero necesario en algunas ocasiones.

“La mayoría de gatos no se bañan en su vida y están perfectamente limpios. Les basta con la limpieza que hacen con su lengua: las papilas son cardas del pelo que van cepillando la saliva tiene agentes bactericidas”, señala el veterinario Manuel Lázaro, vocal del Colegio de Veterinarios de Madrid.

Lavados, en contadas ocasiones

Las duchas deben producirse solo en casos puntuales. Irene Juste, ayudante de veterinaria miembro de la web Experto Animal menciona algunos de ellos:

  • Cuando se ha manchado al salir de casa.
  • Si se tira algo encima.
  • Si hace mucho tiempo que no se lava y huele mal.
  • Si tiene el pelo largo, para mantenerlo con brillo.
  • Si tiene algún tipo de enfermedad en la piel.

A esto hay que sumar un sexto caso: cuando el gato sea mayor o esté enfermo y no se pueda lavar correctamente. Estos casos “se ven a simple vista”, según Lázaro. “El animal tiene el pelo mate, con caspa, apagado”, señala.

“En realidad, lo mejor es fijarse en cuánto se ensucia y en cómo reaccionan su piel y su pelo a cada lavado, pues los hay que no toleran bien algunos productos de higiene”, apunta Juste, quien recalca que en casos de gatos que se manchen mucho se puede hacer un lavado mensual.

En este sentido, la veterinaria matiza que si solo ha salido y se ha manchado las patas en la calle o la boca al comer, lo más sencillo es darle con un paño húmedo en la zona.

Cómo lavar a un gato (y no morir en el intento)

Lavar a un gato es difícil pero no imposible. Los expertos coinciden en que para facilitar la tarea, lo mejor es acostumbrarlos desde pequeños y hacerlo a una temperatura adecuada.

“Lo ideal es que el agua esté entre 37,8 a 39,2 ºC y, por supuesto, siempre hay que usar champús que sean específicos para gatos, aunque hay animales que tampoco los toleran bien, ni siquiera los suaves pensados para los más pequeños o los hipoalergénicos”, detalla Juste.

Para no acabar lleno de arañazos, desde Experto Animal dan unos consejos para hacer el baño más llevadero:

  • Mantener la calma y ser cariñoso con él: acariciarlo y emplear un tono amable.
  • Lavarlo entre dos personas.
  • Evitar apuntarle directamente con el chorro de agua.
  • Mojarlo solo del lomo para abajo, ni la cabeza ni los ojos ni las orejas.
  • Coger dos toallas: una para secarlo y otra para que la arañe.
  • Secarlo primero con la toalla y darle con el secador. Si le tiene miedo, el truco es meterlo en el transportín y darle con el secador desde fuera.

El cepillado SÍ es indispensable

A pesar de que no sea necesario el lavado, los veterinarios recuerdan que sí hay que tener especial cuidado con el pelaje y su cepillado, tanto para el mantenimiento del brillo y el buen estado del pelo, como para evitar enredos.

“Hay que cepillarlo una vez en semana si es de pelo corto, y si es de pelo largo, como los gatos persas, o tiene mucha densidad, como ocurre los gatos del bosque de Noruega, es necesario un cepillado diario”, detalla Juste.

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Soy redactora de LIFE en El HuffPost España y mi misión es acercarte la última hora del mundo de la cultura, la música y el entretenimiento.

 

Sobre qué temas escribo

Escribo principalmente de música, cultura, cine, series y entretenimiento porque, aunque sirva para desconectar, bailar o echar un rato entre palomitas, la cultura esconde mucho más. Evitando el elitismo, trato de tender la mano a las nuevas tendencias de la industria musical o del audiovisual a través de entrevistas con artistas emergentes —que pronto dejarán de serlo— y compaginarlo con el análisis de lo más mainstream como Taylor Swift o Bad Bunny.


En estos ocho años he cubierto los Goya, los Oscar, el Benidorm Fest o Eurovisión. Sí, soy la responsable de los memes que han inundado la cuenta de X de El HuffPost en Eurovisión. Siempre buscando un contenido cercano, sin perder el rigor, contando más allá de lo que se pueda ver en la pantalla.
Aunque no siempre haya relación con la industria cultural, también he cubierto temas relacionados con el Feminismo y el colectivo LGTBIQ+.

 

He podido contar en primera persona con supervivientes del “Stonewall español” que es el Pasaje Begoña, denunciar la situación que viven los menores trans o hablar sobre qué significa la manosfera antes de que llegara a Netflix ‘Adolescencia’.

 

Mi trayectoria

Nací en Málaga, donde estudié Periodismo por vocación en la Universidad de Málaga, entre playlists de Spotify, discos y conciertos. Antes de incorporarme a El HuffPost en 2017, colaboré diversas revistas culturales y de entretenimiento. En 2016 trabajé en el departamento de comunicación de UPHO Festival, un festival de fotografía contemporánea urbana parte del proyecto europeo Urban Layers. Y, aunque sigo echando de menos Andalucía, me trasladé a Madrid para estudiar el Máster en Periodismo Cultural en la Universidad CEU San Pablo. En 2018, compaginé mi trabajo en El HuffPost con la coordinación de proyecto de la Bienal de Arte Contemporáneo de Fundación ONCE celebrada en CentroCentro. Desde 2017 trabajo en El HuffPost España, donde he logrado una nominación a los premios GLAAD y ser finalista de los Premios Papageno en 2022.

 


 

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