Decenas de mujeres indígenas denuncian ante la ONU haber sido esterilizadas forzosamente en Canadá

Decenas de mujeres indígenas denuncian ante la ONU haber sido esterilizadas forzosamente en Canadá

"Es imposible no darse cuenta de que esto proviene de un contexto racista y colonialista. Está ligado a los estereotipos sobre las mujeres indígenas, que son vistas a menudo como malas madres".

Una indígena canadiense, durante una protesta en 2007.Andy Clark / Reuters

Decenas de mujeres indígenas han sido sometidas a esterilizaciones forzosas en Canadá, según ha denunciado ante la Comisión contra la Tortura de Naciones Unidas la abogada Alisa Lombard, que lleva la demanda colectiva presentada por las víctimas.

Lombard ha explicado que más de 90 mujeres indígenas de la provincia de Saskatchewan, en el oeste del país, han contactado con abogados para unirse a la demanda sobre la esterilización forzosa. "Esta práctica tiene que terminarse", ha aseverado la letrada a la Fundación Thomson Reuters antes de indicar que algunos de los casos se produjeron en 2009, 2011 e incluso 2017.

"Si sucedió entonces y no se hizo nada para prevenirlo, no veo por qué no iba a volver a pasar ahora", ha aseverado Lombard.

Un portavoz del Gobierno de Justin Trudeau ha indicado que las autoridades están reuniendo información sobre el caso, por lo que no puede asegurar que este tipo de prácticas hayan dejado de producirse. La comisión de la ONU difundirá sus conclusiones el próximo 7 de diciembre.

"Esta demanda colectiva busca acabar con la esterilización forzosa, castigarla y llevar a los culpables ante la Justicia", señala la abogada en la demanda, que fue presentada el año pasado.

Expertos sanitarios y activistas han alertado de que este tipo de prácticas, que son consideradas por la ONU como una forma de tortura, son un síntoma de la discriminación y los abusos a los que son sometidas las mujeres indígenas en Canadá.

El Gobierno no niega que se hayan producido esterilizaciones bajo coacción en el país. La ministra de Servicios Indígenas, Jane Philpott, indicó a principios de esta semana que "la esterilización forzosa de mujeres indígenas por parte de profesionales supone una seria violación de los Derechos Humanos".

"Sabemos que los pacientes indígenas se pueden enfrentar a obstáculos sistemáticos a la hora de acceder a servicios médicos, lo que incluye la discriminación y el racismo", ha explicado Philpott.

No obstante, el secretario general de Amnistía Internacional Canadá, Alex Neve, ha advertido de que se desconoce cuántas mujeres indígenas han sido sometidas a esta práctica en Canadá.

"Es imposible no darse cuenta de que esto proviene de un contexto racista y colonialista. Está ligado a los estereotipos sobre las mujeres indígenas, que son vistas a menudo como malas madres", ha expresado.

Bajo el Derecho Internacional está claro que la esterilización forzada es una forma de tortura

El pueblo indígena supone un 5% de la población canadiense, que cuenta con una demografía de unas 36,5 millones de personas. La mitad vive en provincias occidentales como Saskatchewan, según datos oficiales.

Neve ha instado al Gobierno a abrir una investigación independiente al respecto -la cual esté liderada, a ser posible, por una mujer indígena- para así poder determinar la gravedad del asunto y tomar las medidas adecuadas. "Bajo el Derecho Internacional está claro que la esterilización forzada es una forma de tortura", ha aseverado.

Durante décadas

La demanda, que según Lombard podría ir a juicio en 2019, nombra al Gobierno de Saskatchewan, a hospitales provinciales, a varios médicos y a las autoridades a nivel nacional. Además, solicita una indemnización de 7 millones de dólares canadienses por cada demandante.

La esterilización forzosa, que se define como la esterilización de mujeres sin su consentimiento expreso y tras ser debidamente informadas, comenzó en Canadá en la década de 1930 y continuó hasta por lo menos 2017, afirma el texto legal.

El documento cita a una mujer con las iniciales M.R.L.P. como demandante principal, la cual ha asegurado que fue esterilizada sin su adecuado consentimiento inmediatamente después de que su segundo hijo naciera por cesárea en septiembre de 2008.

Según ha relatado, los médicos le sugirieron que se sometiera a una ligadura de trompas, un procedimiento quirúrgico por el cual se bloquean y seccionan las trompas de Falopio de una mujer, cuando se encontraba en un momento "particularmente vulnerable": a punto de someterse a una cirugía de emergencia.

Su consentimiento por escrito fue solicitado por profesionales de la salud momentos antes de ser sometida a una cirugía de emergencia, tras administrársele medicamentos opioides y mientras se encontraba incapacitada por el dolor asociado al parto.

La demanda indica, además, que su relación con su entonces pareja terminó debido a su infertilidad y acusa a "Canadá y la provincia de estar al tanto de las prácticas llevadas a cabo, así como del impacto desproporcionado que estas tienen sobre las mujeres indígenas".

QUERRÁS VER ESTO

¿Por qué CANADÁ NO ES tan PERFECTO como parece?.

MOSTRAR BIOGRAFíA

Soy redactora centrada en Global y trato de contar el mundo de forma didáctica y crítica, con especial atención a los conflictos armados y las violaciones de derechos humanos.

 

Sobre qué temas escribo

Mi labor es diversa, como diverso es el planeta, así que salto de Oriente Medio a Estados Unidos, pero siempre con el mismo interés: tratar de entender quién y cómo manda en el siglo XXI y cómo afectan sus decisiones a la ciudadanía. Nunca hemos tenido tantos recursos, nunca hemos tenido tanto conocimiento, pero no llegan ni las reformas ni la convivencia prometidas. Las injusticias siempre hay que denunciarlas y para eso le damos a la tecla.

 

También tengo un especial empeño en la actualidad europea, que es la que nos condiciona el día a día, y trato de acercar sus novedades desde Bruselas. En esta ciudad y en este momento, la defensa es otra de las materias que más me ocupan y preocupan.

 

Mi trayectoria

Nací en Albacete en 1980 pero mis raíces son sevillanas. Estudié Periodismo en la Universidad de Sevilla, donde también me hice especialista en Comunicación Institucional y Defensa. Trabajé nueve años en El Correo de Andalucía escribiendo de política regional y salté al gabinete de la Secretaría de Estado de Defensa, en Madrid. En 2010 me marché como freelance (autónoma) a Jerusalén, donde fui corresponsal durante cinco años, trabajando para medios como la Cadena SER, El País o Canal Sur TV.

 

En 2015 me incorporé al Huff, pasando por las secciones de Fin de Semana y Hard News, siempre centrada en la información internacional, pero con brochazos de memoria histórica o crisis climática. El motor siempre es el mismo y lo resumió Martha Gellhorn, maestra de corresponsales: "Tiro piedras sobre un estanque. No sé qué efecto producen, pero al menos yo tiro piedras". Es lo que nos queda cuando nuestras armas son el ordenador y las palabras: contarlo. 

 

Sí, soy un poco intensa con el oficio periodístico y me preocupan sus condiciones, por eso he formado parte durante unos años de la junta directiva de la ONG Reporteros Sin Fronteras (RSF) España. Como también adoro la fotografía, escribí  'El viaje andaluz de Robert Capa'. Tuve el honor de recibir el XXIII Premio de la Comunicación Asociación de la Prensa de Sevilla por mi trabajo en Israel y Palestina y una mención especial en los Andalucía de Periodismo de la Junta de Andalucía (2007). He sido jurado del IV Premio Internacional de Periodismo ‘Manuel Chaves Nogales’.

 

 


 

Cómo contactar conmigo: