Que no os llamen dramáticos por estar tristes al terminar una relación breve

Que no os llamen dramáticos por estar tristes al terminar una relación breve

No existe una duración mínima para que una relación empiece a importar o deje de hacerlo.

Carmen Martínez Torrón via Getty Images

Es hora de tener una conversación seria: ¿quién no ha tenido una relación corta y ha sufrido “más de lo que debería” al dejarlo?

A Taylor Swift también le ha pasado, y varias veces. Allá por 2010, Swift presuntamente estuvo saliendo con el actor Jake Gyllenhaal durante tres meses, cuando ella tenía 20 años y él, 29.

La breve relación entre Gyllenhaal y Swift supuestamente inspiró buena parte de su álbum de 2012 Red, sobre todo la canción All Too Well. Esta canción ha definido la carrera de Swift, para bien o para mal, como una cantautora que no tiene miedo a hablar sin tapujos sobre sus ex.

En la reciente reedición de dicho álbum, Swift incluye una reelaboración de la canción de 10 minutos.

All Too Well (Taylor’s Version) es una mirada más profunda en la relación, mientras que la versión de 2012 solo mostraba unas pinceladas. “Taylor’s Version” es como cuando compras una película con comentarios del director y este no se corta al contar los cotilleos de detrás de las cámaras. 

Swift ha recibido grandes elogios por su atrevimiento en esta reelaboración, pero también ha recibido burlas y críticas por haber dedicado una canción de 10 minutos a una relación de hace más de diez años que duró lo que tardas en tomarte un café.

Como muchas personas entenderán si lo han vivido, hay relaciones que solo duran meses y que guardas en tu memoria con tanta importancia como las que han durado años. No existe una duración mínima para que una relación empiece a importar o deje de hacerlo. 

Todas las rupturas son duras, pero las relaciones breves tienen algo que las hacen especiales, según asegura la psicóloga Liz Higgins. Esos primeros meses de amor ciego e ignorancia son una bendición, pero también una maldición si la relación termina de forma abrupta.

“Ese breve periodo está repleto de expectativas y posibilidades de jugar, explorar y conectar”, señala Higgins.

¿Por qué no dejamos que cada uno sienta lo que tenga que sentir por sus rupturas, hayan durado un año, un mes o 10 minutos y 13 segundos?

Comenta Higgins que incluso cuando acaba una relación larga, parte del duelo se debe a la pérdida de esas expectativas creadas al inicio de la relación. Empezar a salir con una persona es muy ilusionante y es normal querer quedarte para siempre con esas sensaciones.

Además, “muchos aseguran haber sentido una conexión muy intensa con personas con las que solo estuvieron un día, por lo que sería necio valorar una relación en función de su duración”.

Ehren Minkema, locutor de podcasts de 30 años, vivió algo parecido hace una década.

El verano anterior a su último año de carrera, Minkema pasó 72 horas con un chico con el que llevaba un tiempo chateando. Fueron a desayunar, estudiaron juntos en el campus, vieron películas y hasta cocinaron juntos. Sorprendentemente, no hubo silencios incómodos, todo fluía de forma natural y Minkema pensaba que era el inicio de una relación larga.

Seguidamente, el chico desapareció de su vida sin decirle nada. Un tiempo después, lo vio en la ciudad y se quedó paralizado.

“Creo que el motivo por el que me marcó tan fuerte y durante tanto tiempo es que aquella fue la primera vez en mi vida que tuve que enfrentarme a la realidad de que a veces, aunque quieras respuestas y un cierre, quizás nunca lo consigas”, comenta.

Jasmine Melody, una mujer de 25 que defendió en Twitter a Swift, explica que sus rupturas más dolorosas han sido con relaciones breves que nunca llegaron a fructificar del todo, y cree que ese es el motivo por el que cuesta tanto pasar página.

“Cuando tienes una relación larga y sana que sigue su curso, no te planteas qué habría pasado si todo hubiera seguido, mientras que si tienes una relación breve y apasionada, siempre te queda esa duda”, argumenta.

Jenn, de 27 años, argumenta en Twitter: “Vemos el potencial y no vemos los defectos, por eso duele tanto”.

Jenn explica que su ruptura más dolorosa fue por una relación que solo duró 3 meses.

“El chico se pasó dos meses diciéndome que era su alma gemela y que era el amor de su vida, y luego su padre murió y no me quiso a su lado para apoyarle”, recuerda, una experiencia que encaja dentro del paraguas del bombardeo amoroso. “Fui a verle y, cuando me recogió en el aeropuerto, cortó conmigo”.

“Me quedé desconsolada porque llevaba dos días diciéndome que superaríamos juntos cualquier problema. Es una mierda. Duele mucho”, resume.

Jenn tiene claro que quienes critican a las personas que sufren tras una relación breve no entienden lo que es enamorarse de una persona sin llegar a ver el lado negativo y los defectos de la otra persona.

“Las incompatibilidades no son muy evidentes durante los primeros meses”, opina.

Cuando termina una relación breve, en definitiva, echas de menos a tu ex, a las expectativas de futuro que has creado y a la fantasía que habías proyectado sobre su persona.

  Taylor Swift en un concierto.DAVE HOGAN VIA GETTY IMAGES

Esto es lo que le pasa a tu cerebro cuando una relación no tiene un cierre

La falta de cierre tras una relación, sea de la duración que sea, puede hacer que el periodo de duelo sea mayor que cuando hay un cierre claro y definitivo, sostiene la psicóloga Sarah Spencer Northey. 

“Nuestra cultura tiende a equiparar el tiempo que dura una relación con el nivel de tristeza que puedes mostrar tras una ruptura, pero nuestro cerebro no funciona así”, afirma.

El cerebro, según explica, está programado para buscar un cierre, aunque sea para las relaciones más breves.

Spencer Northey alude al efecto Zeigarnik. Este fenómeno, estudiado en los años 20 por la psicóloga soviética Bluma Zeigarnik, es la tendencia a recordar mejor los asuntos inacabados que los asuntos cerrados y ya aparcados.

“Cuando no conseguimos un cierre, nos volvemos un poco locos, nuestro cerebro entra en cortocircuito”, explica Spencer Northey. “Por eso nos enganchan tanto el suspense y las historias con finales abiertos. Nuestro cerebro está desesperado por completar la historia”.

Por eso es tan horrible la mala costumbre de hacerle ghosting a una persona.

“Cada vez que vives una experiencia profunda, ya dure un día o tres meses, el cerebro empieza a preguntarse qué pasa a continuación. Si no sabe lo que va a pasar, es más difícil dejar de darle vueltas”, señala.

Las relaciones que mantienes cuando eres veinteañero se almacenan en tu cerebro aún en desarrollo y tremendamente neuroplástico de forma muy diferente, más vívida que en etapas posteriores de tu vida.

De hecho, existe un término en psicología para explicar por qué tenemos recuerdos tan vívidos de nuestra juventud, comenta Alexis Bleich, director clínico de Kip Therapy. Es el bache de la reminiscencia.

“En parte es porque el cerebro presta especial atención a los nuevos recuerdos y en parte porque también le gusta rememorar el pasado para ayudarnos a entender quiénes somos, experiencias muy comunes a esas alturas de la vida”, explica Bleich.

El bache de la reminiscencia es la razón por la que es tan emocionante recordar, aunque hayan pasado varias décadas, cuando conducías tu antiguo coche o cuando escuchabas tus canciones favoritas en el instituto. El bache de la reminiscencia convierte a las personas de aquella época en parte de tu historia personal, te guste o no. El bache de la reminiscencia es el motivo por el que no puedes olvidar a tu ex.

En cuanto al motivo por el que tanta gente se ríe de Swift y de quienes recuerdan tan intensamente una relación tan breve, Ashe piensa que se debe a la cultura de las citas de la actualidad. Muchísima gente se queda atrapada en la fase de “solo estamos de rollo” o “nos estamos conociendo”, y eso es muy duro cuando realmente te preocupas mucho por una persona y la quieres.

“El hecho de que Taylor Swift siga hablando de ese ex una década después les da miedo a muchas personas. Nos han enseñado a ocultar nuestras vulnerabilidades porque es ‘poco deseable’ mostrar ese nivel de sensibilidad”, argumenta.

Minkema, el hombre que se quedó marcado por una relación de 72 horas, achaca las críticas a la edad del público, diez años mayor que en el álbum original, un público al que cada vez le cuesta más recordar lo que era ser joven, estar enamorado y hacer locuras por amor.

“Creo que esa desaprobación viene con la edad”, opina. “A medida que nos hacemos mayores y esas emociones intensas quedan atrás, es muy difícil volver a sentirnos identificados”.

También hay algo de misoginia en las críticas a Swift por componer una canción de 10 minutos sobre una ruptura. Nadie se escandalizó cuando Bob Dylan compusoun álbum entero sobre su divorcio. Ni cuando lo hizo Marvin Gaye. Nadie criticó a Leonard Cohen por besar a Janis Joplin y presumir de que había pasado la noche con ella.

¿Por qué no dejamos que Taylor Swift escriba sobre sus experiencias y que cada uno sienta lo que tenga que sentir por sus rupturas, hayan durado un año, un mes o 10 minutos y 13 segundos, como la canción All Too Well (Taylor’s Version)?

Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Reino Unido y ha sido traducido y editado del inglés por Daniel Templeman Sauco.