El fruto del plan de Ayuso en Soto: 3 renuncias de médicos, 2 traslados y una fija “atrapada”

El fruto del plan de Ayuso en Soto: 3 renuncias de médicos, 2 traslados y una fija “atrapada”

Las urgencias rurales de Soto del Real, en la sierra de Madrid, quedan diezmadas tras los recortes con la última reestructuración sanitaria. Sus médicos se plantan.

Dos personas mayores en el centro de salud de Pavones (Madrid), donde varios carteles dicen 'Urgencias Cerradas, tu salud vendida', el 21 de octubre de 2022. Eduardo Parra/Europa Press via Getty Images

Alba Alonso no tardó ni 24 horas en presentar su renuncia desde que se implantó oficialmente el nuevo plan de urgencias extrahospitalarias del Gobierno de la Comunidad de Madrid, el pasado 27 de octubre. Tras más de dos años trabajando como médica en el Servicio de Atención Rural (SAR) de Soto del Real, en la sierra de Madrid, Alonso puso fin a su contrato de interinidad el mismo día que le comunicaron –de madrugada– que su nuevo centro de trabajo se situaba a casi 50 kilómetros de Soto, en Madrid capital.

El problema no era en ningún caso la distancia –ya que la médica vive en Madrid–, sino las nuevas condiciones de trabajo y el desmantelamiento de las urgencias rurales que se avecinaba con el flamante plan sanitario de Isabel Díaz Ayuso. “El mismo 27 decidí renunciar mostrando mi completo desacuerdo a dejar desatendida la zona rural”, afirma Alonso, de 32 años. Eso le supone estar un año penalizada en bolsa de Atención Primaria. Es decir, “no puedo trabajar en un año ni como médico de familia en un centro de salud ni en las urgencias extrahospitalarias de los actuales PAC”, explica.

Alonso cuenta que en Soto del Real llevaban tiempo con sobrecarga asistencial porque la población había crecido desde la pandemia y porque su dispositivo SAR estaba cubriendo también municipios como Tres Cantos y Colmenar Viejo, que se habían quedado sin SUAP (Servicio de Urgencias de Atención Primaria) desde el covid. 

Llevábamos un mes advirtiendo que ese plan iba a dejar descubierta la zona rural. Yo renuncié por esto
Alba Alonso, médica, 32 años

Hasta el pasado 27 de octubre, el SAR de Soto del Real contaba con un equipo de seis médicas, más enfermeras y celadores. Con el nuevo plan, el equipo se rompía, y de las seis médicas quedaba una, que se vería apoyada por otros dos nuevos facultativos trasladados a la fuerza. Si las cuentas ya salían a duras penas en el centro, esta reestructuración trastocaba el frágil equilibrio. “Llevábamos un mes advirtiendo que ese plan iba a dejar descubierta la zona rural y yo renuncié por esto”, insiste Alba Alonso. Según los datos que manejan los sanitarios, de los 25 primeros días del nuevo plan, 11 no ha habido médico en el SAR de Soto del Real. 

Como Alba Alonso, dos compañeras médicas más dejaron su puesto en Soto –son ya una treintena los que han dado el paso este mes–, y otras dos fueron enviadas a un nuevo destino. Silvia Soriano, la sexta en cuestión, se quedaba sola. 

Un equipo roto, igual que sus sanitarios

Silvia Soriano tiene 49 años, una plaza fija en el SAR de Soto del Real, tres hijos y actualmente un cólico nefrítico que la mantiene de baja. El lunes 21 de noviembre, cuando atiende a El HuffPost por teléfono, cuenta que ha pasado la noche “sin pegar ojo”, “fatal”. “Entre una cosa y la otra no sé con qué estoy peor”, dice. Con “una cosa” se refiere al cólico, y con “la otra”, a la reestructuración de los SAR, o viceversa. 

Aunque Soriano es la única ‘afortunada’ del equipo médico que ha podido quedarse en Soto del Real al sólo tener ella plaza fija, la médica lo vive más bien como una condena. “Para mi desgracia, soy fija. Eso con lo que siempre habíamos soñado ahora nos tiene atrapados”, lamenta. 

“Si no tuviera plaza fija, ahora mismo buscaría otra salida, pero estoy atada”, asegura la médica. “Habría renunciado al principio, como han hecho mis compañeras, y probablemente hubiera intentado volver a la Atención Primaria, que tampoco es que esté muy bien”, comenta Soriano. Precisamente cuando se cerraba la huelga de los SAR y SUAP en la Comunidad de Madrid comenzaba la de médicos de familia y pediatras de Primaria. El conflicto no está en absoluto resuelto, e incluso hay visos de que pueda retomarse la huelga en las urgencias extrahospitalarias, por disconformidad de los médicos con el acuerdo firmado con la Consejería, y porque esta sigue imponiendo su modelo pese a las (pocas) concesiones firmadas con el sindicato AMYTS. 

Para mi desgracia, soy fija. Si no, ahora mismo buscaría otra salida. Estoy atrapada
Silvia Soriano, médica, 49 años

Lo que hacía que Silvia Soriano mantuviera el ánimo estos días era pensar que aún podía “recuperar” a sus compañeras. “Mi única ilusión era volver a formar el mismo equipo, pero va a ser imposible”, lanza enseguida. “Ellas no quieren volver porque lo que nos están proponiendo es nefasto”, dice.

Para Soriano, destrozar equipos consolidados que funcionaban a la perfección es una desgracia, “lo peor”. “El equipo lo hace todo, es imprescindible que funcione, porque estás 24 horas trabajando”, ilustra. “Cuando teníamos una situación de emergencia, incluso con enfermería, no teníamos ni que hablar, cada uno se ponía con lo suyo. Era una conexión tan grande que las emergencias salían bien”, relata la médica. “Ahora no conocemos al equipo, cada día viene una persona diferente. Pensar en esas condiciones me aterra. Nuestro equipo era fantástico, funcionaba de maravilla. Verme ahí sola me desanima mucho”. 

“El acuerdo que se tomó no nos gustó a ninguno”

Tras los recelos iniciales con la firma del acuerdo del jueves para desconvocar la huelga, el lunes llegó la primera reunión de la Consejería con la Mesa Sectorial de Sanidad. Y fue un fracaso, teniendo en cuenta el comunicado que emitieron en conjunto los sindicatos de la Mesa.

“Las cinco Organizaciones Sindicales presentes en mesa sectorial no estamos de acuerdo en el modelo presentado por la Administración en el que se plantea sólo la apertura de hasta 49 centros con personal suficiente y equipo multidisciplinar completo. [...] En contra de la opinión de los sindicatos, la Administración, en potestad de su capacidad organizativa, va a mantener abiertos otros 29 centros sin la dotación completa”, firmaron los sindicatos. 

  Alba Alonso, trabajando en abril de 2020, en la primera ola de la pandemia.CEDIDA

Alba Alonso no estuvo conforme con el pacto entre sindicatos y Consejería prácticamente desde su firma. “El acuerdo que se tomó no nos gustó a ninguno”, valora. La médica considera que el documento inicial del acuerdo quedaba demasiado “abierto” y “dejaba muchas cosas sin especificar”, incluidas “líneas rojas”. A los pocos días sus sospechas se revelaban fundadas. 

“En la primera reunión de la mesa sectorial ya se ha incumplido el primero de los puntos que dijimos que los sanitarios no íbamos a tolerar”, se queja Alonso. A saber: “Van a abrir 29 [de los 80] centros sólo con enfermería”. En el acuerdo inicial se aseguraba la dotación de equipos multidisciplinares para 49 de los ‘nuevos’ centros, y se establecía una negociación posterior para el resto. Ahora la administración cierra aparentemente la puerta a que estos dispositivos tengan médico. 

Le están dando a la población un servicio falso, una seguridad falsa de que tienen un centro abierto de urgencias, pero no es así. Cuando se planten ahí con una anafilaxia, ¿qué va a pasar?
Alba Alonso

En opinión de Alba Alonso, la Consejería “sigue engañando a la población”. “Va a haber 29 centros en la Comunidad de Madrid para engañar a la población y decir que están abiertos, pero el 80% de las urgencias las van a tener que derivar a otros recursos”, advierte. “Le están dando a la población un servicio falso, una seguridad falsa de que tienen un centro abierto de urgencias, pero no es así”, recalca. “Y cuando se planten ahí con un dolor torácico, con algo grave, con una anafilaxia, y no haya un médico, ¿qué va a pasar?”, se pregunta Alonso. Y a renglón seguido se responde a sí misma: “Los enfermeros están preparadísimos, pero no habrá manos suficientes. En una emergencia, faltan manos. Por eso pedimos enfermería, celador y médico. Es que no te da. Es que se te muere el paciente”, zanja. 

“Tengo mucho miedo”

Cuando se le pregunta a Silvia Soriano qué falla en el nuevo acuerdo para las urgencias extrahospitalarias, ella lo resume en dos palabras: “Todo, sinceramente”. “Hay un recorte importante de personal”, abunda la médica. “Por ejemplo, antes éramos siempre dos en fin de semana, ahora pasaría a haber una única persona. Antes éramos seis médicos, ellos propusieron cuatro y estamos tratando de que sean cinco”, prosigue. 

Cuenta Soriano que la zona de Soto del Real, en la sierra madrileña, aumenta de forma considerable su población en épocas como navidades y verano, y eso, sumado a que no saben si abrirán los SUAP de Colmenar y Tres Cantos, supone una sobrecarga no apta para un solo médico de guardia. “Para un único médico eso es morir, es trabajar en unas condiciones horribles, para uno mismo y para el paciente”, asegura. La médica recuerda que, además, la temporada de frío es especialmente dura por la cantidad de urgencias respiratorias que atienden. “Tengo mucho miedo también por eso, por encontrarme sola para atender a todo el mundo con gripe, infecciones respiratorias, bronquiolitis”, enumera.

Para un único médico, atender a 120 pacientes es morir

Silvia Soriano explica que en las urgencias rurales atienden un poco de todo, desde “catarros” hasta “patología importante”. “Vemos mucha pediatría, mucha población infantil, muchas infecciones, suturas, traumatismos, y muchas emergencias: infartos, ictus, crisis epilépticas, amputaciones, algún accidente de tráfico si la UVI no llega rápido, edemas de pulmón…”, cita. Así hasta unos 120 pacientes por cada guardia de 24 horas, que hasta hace poco se repartían entre dos y que ahora tendrá que hacer un solo médico, si no se modifica el acuerdo.

“Trabajo en esto porque me gusta, pero no puedo admitir todo”

Por eso Alba Alonso no tiene de momento intención de volver al puesto que abandonó. “Como ya me he probado con sobrecarga asistencial y atendiendo 120 pacientes en un día yo sola, no puedo admitir que esa sea la rutina de mis guardias. Me niego a hacer mal mi trabajo, me niego a apagar fuegos en lugar de hacer medicina”, zanja. “No me quiero equivocar poniendo un tratamiento, no me quiero equivocar haciendo un diagnóstico, y no quiero hacer mi trabajo cabreada, porque eso al final lo pagan los pacientes”, dice. Ella, que se considera “buena médica”, sostiene que “trabajando así es imposible ser buena médica”.   

Nunca pensé que pudiera pasar esto

Después de renunciar a trabajar en los SAR-SUAP, Alonso ha conseguido un puesto en las urgencias extrahospitalarias en UVI móvil. “Y me compensa, pese a que empiezo a las 8 de la mañana y a lo mejor puedo comer a las 6 de la tarde e ir por primera vez al baño a las 9 de la noche. Este trabajo no es que sea relajado, pero por lo menos tengo todo el tiempo del mundo para atender a un paciente que esté malo”, describe.

Alonso explica que, en cuanto a condiciones laborales y horarios, su actual puesto es similar a lo que le ‘ofrecía’ la Consejería antes, pero en este trabajo vuelve a tener la garantía de poder atender con tiempo a los pacientes, sin la presión de que haya gente esperando más de dos horas en una sala para pasar a consulta. “Trabajar en lo que trabajo me ha supuesto muchas cargas en mi vida personal. Renunciamos a descanso y a tiempo familiar, porque no dormir en casa tres días por semana para la familia no es fácil. Pero trabajamos en esto porque nos gusta”, dice.

“Está claro que lo que quieren es recortar a toda costa”

A Silvia Soriano también le “encanta la salud rural”, y además le permitía “conciliar”, pese a las noches fuera de casa. “Estaba feliz. Siempre había soñado con jubilarme ahí”, asegura. Soriano reconoce que en ningún momento se imaginó que una reestructuración tan tremenda llegaría de la noche a la mañana y sin negociación, igual que jamás se le pasó por la cabeza que lo de tener plaza fija sería un ‘problema’. “Nunca pensé que pudiera pasar esto. Ahora estoy atada por ser fija”, insiste. 

Estaba feliz, siempre había soñado con jubilarme ahí. Ahora creo que me equivoqué de carrera

La médica cuenta que tras el impacto inicial y la huelga, llegaron las primeras esperanzas con la manifestación masiva por la sanidad pública en Madrid y la posterior desconvocatoria del paro, pero ahora vuelve a la casilla de salida. “El acuerdo ha sido un desastre, no hemos conseguido nada y es probable que volvamos a la huelga otra vez”, admite. El sindicato AMYTS tampoco lo descarta, tras el fiasco de la reunión del lunes con la Consejería. 

Soriano confiaba en que, tras la pandemia, los gobiernos invertirían en sanidad. “Está claro que lo que quieren es recortar a toda costa”, denuncia. “Cuando ves que valoran tan poco tu trabajo, dan ganas de dejar la medicina definitivamente, te das cuenta de que te has equivocado de carrera”, lamenta. “Yo estaba feliz trabajando como médico, a tope de vocación… y ahora, la verdad, la tengo por los suelos. Es triste”. 

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Marina Velasco Serrano es traductora de formación y periodista de vocación. En 2014 empezó a trabajar en 'El HuffPost' como traductora de inglés y francés en Madrid, y actualmente combina esta faceta con la elaboración de artículos, entrevistas y reportajes de sociedad, salud, feminismo y cuestiones internacionales. En 2015 obtuvo una beca de traducción en el Parlamento Europeo y en 2019 recibió el II Premio de Periodismo Ciudades Iberoamericanas de Paz por su reportaje 'Cómo un Estado quiso acabar con una población esterilizando a sus mujeres', sobre las esterilizaciones forzadas en Perú. Puedes contactar con ella escribiendo a marina.velasco@huffpost.es