Nueve motivos para entrar en el Guggenheim y no quedarse solo en 'Puppy'
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Nueve motivos para entrar en el Guggenheim y no quedarse solo en 'Puppy'

La pinacoteca cumple 25 años este mes de octubre.

Museo Guggenheim con Puppy de Jeff Koons delante.ANDER GILLENEA via Getty Images

El Museo Guggenheim de Bilbao sopló velas este martes con motivo del 25º aniversario. La pinacoteca vizcaína cumple un cuarto de siglo como uno de los museos referentes de España. De hecho, encabeza el listado de National Geographic como el museo que no debes perderte en España.

A pesar de esto, hay quien se centra en el majestuoso edificio que lo envuelve, esa mole de aluminio, piedra y cristal diseñada por Frank Ghery que logró revitalizar la otra orilla de la ría bilbaína y firmó un antes y un después en el urbanismo e incluso la distribución de la ciudad.

Hay quien en su visita opta por ver a Puppy, el perro de flores que es una de las obras más populares de Jeff Koons y que hace referencia mediante un West Highland Terrier gigante a un jardín clásico europeo del siglo XVIII diseñado por ordenador. O en la imponente araña de Maman, de Louise Bourgeois, una alegoría de la tóxica relación con su madre con la que quería plasmar su protección y a su vez el conflicto con su padre.

En ellos, situados en la parte exterior del museo, se quedan muchos de los visitantes, que no acaban de entrar en la pinacoteca a descubrir qué obras se esconden en el interior además de poder disfrutar de uno de los edificios más espectaculares de la arquitectura contemporánea desde el interior.

En sus 25 años, el Guggenheim ha acogido numerosas exposiciones temporales que también han conseguido atraer a numerosos visitantes y que van desde la de Francis Bacon: de Picasso a Velázquez de 2016 a la de Kandisky de 2020.

De su exposición permanente, estas son algunas de las obras por las que deberían entrar dentro, además algunas de ellas estarán en la exposición Secciones/Intersecciones.

La gran antropometría azul, de Yves Klein

Yves Klein, conocido por su “azul Klein”, tiene una de sus obras más reconocidas en el Museo Guggenheim. Precisamente utiliza este color y lo que él llamaba “pinceles humanos”. Klein, en su corta carrera de siete años como artista, no quiso utilizar pinceles, sino que en un primer momento utilizó rodillos que consideraba “más impersonales”. Pero posteriormente los cambió por esos modelos a los que él mismo dirigía para que se moviesen por el lienzo creando distintos trazos indistinguibles como si fueran trazos expresionistas.

  El cuadro 'Antropometría azul' de Yves Klein en el Guggenheim.ANDER GILLENEA via AFP via Getty Images

Las célebres órdenes de la noche, de Anselm Kiefer

Influenciado por su infancia en la Alemania de la Segunda Guerra Mundial, Kiefer centró su obra en plasmar la espiritualidad y los mitos tradicionales alemanes. A nivel técnico, para trasladar estas ideas utilizaba el propio relieve de la pintura, arena o paja. En este cuadro, Kiefer se autrorretrata tumbado como un cadáver que conecta espiritualmente con el cielo estrellado. “Consiste en conectar con un conocimiento más antiguo e intentar descubrir una continuidad en las razones por las que buscamos el cielo”, explica el autor.

  Una visitante observando 'Las célebres órdenes de la noche' en el Museo Guggenheim.ANDER GILLENEA via AFP via Getty Images

Sin título, de Mark Rothko

Rothko es uno de las figuras más destacadas del arte abstracto norteamericano y de la Escuela de Nueva York. Con sus imponentes cuadros, el artista pretendía que los espectadores se introdujeran en él y consiguieran a través de sus formas y colores transmitir “emociones humanas fundamentales: la tragedia, el éxtasis, la funesta fatalidad...”. Este imponente lienzo en colores amarillos y naranjas, más horizontal que muchas de sus obras, pretende justamente eso.

  'Sin Título' de Mark Rothko en el Museo Guggenheim de Bilbao.Guggenheim Bilbao Museoa © Kate Rothko Prizel y Christopher Rothko, Bilbao, 2022

La materia del tiempo, de Richard Serra

Esta instalación en una de las salas del museo es de las más imponentes del Guggenheim. El visitante recorre una serie de esculturas de acero de Serra que van de elipses a espirales que hacen que la sensación de movimiento impregne tanto las propias obras como el visitante que se mueve a través de ellas y el espacio que las rodea. Las formas, las proporciones y la distribución de los elementos provocan que el visitante se vea rodeado de “imprevistos”, cambios de tamaño y de forma inesperados que lo envuelven totalmente en el espacio-tiempo.

  Obra 'La materia del tiempo', de Richard Serra.NICOLAS MAETERLINCK via BELGA MAG/AFP via Getty Images

Lo profundo es el aire, de Eduardo Chillida

Considerado uno de los artistas vascos más relevantes del siglo XX, Chillida trabajó la escultura y la arquitectura desde un punto de vista conceptual y metafísico. El donostiarra esculpió distintos materiales y en esta escultura utiliza el alabastro por su aspecto luminoso y velado. Esta pieza, con título de un verso de Jorge Guillén, combina el espacio pulido del interior con el aspecto tosco del exterior. Además, introduce el aire como elemento estructural ya que pasa por el interior al igual que la luz, que queda velada en parte y libre por otra.

  Lo profundo es el aire de Eduardo Chillida.© Eduardo Chillida, Guggenheim Bilbao Museoa, Bilbao, 2022

El hombre de Nápoles, de Basquiat

Esta obra, como otras del francés, muestra el lienzo como si fuera una pizarra en la que incluye garabatos, dibujos y signos que se entremezclan dando una imagen entre caótica e hipnotizante. El título viene de una de las inscripciones sobre el burro rojo, que es el elemento central de la pintura. “El humor, la ironía y el primitivismo definen esta representativa pintura llena de fuerza”, señalan en el museo.

  'El hombre de Nápoles' de Basquiat.© Estate of Jean Michel Basquiat, VEGAP, Bilbao, 2022

Cápsula flamenca, de James Rosenquist

Dentro de la obra de Rosenquist, las referencias al cosmos y la tecnología son una constante, en esta obra quiere plasmar el incendio del Apolo 1 y conmemorar a los astronauta que murieron en él durante una sesión de e entrenamiento. El artista plasma “fuego en un espacio contenido” y “objetos flotando en la cápsula” como una bolsa de plástico o una bandera estadounidense.

  'Cápsula flamenca' de James Rosenquist.© James Rosenquist, Guggenheim Bilbao Museoa, Bilbao, 2022

Tulipanes, de Jeff Koons

Aunque esté situada en el exterior, a esta obra solo se puede acceder desde el interior del museo. Esta obra perteneciente a la serie Celebration muestra unos globos en forma de ramo que pasan de ser inflables, pequeños y efímeros a ser enormes, metálicos y resistentes, como si de una permanencia en esa felicidad y celebración se tratara.

  'Tulipanes' de Jeff Koons.Erika Ede/© Jeff Koons, Bilbao, 2022

Ciento cincuenta Marilyns multicolores, de Andy Warhol

Para los que no estén tan acostumbrados o no sean tan aficionados al arte contemporáneo, Andy Warhol es un motivo asegurado para entrar al museo. El artista, que centraba en sus serigrafías a iconos pop y de la cultura estadounidense, hizo de sus Marilyns uno de los retratos más icónicos de la actriz, y con esta obra lo eleva a la enésima potencia. Aquí muestra nada menos que 150 Marilyns serigrafiadas con una reproducción incluso fantasmal del retrato que caracteriza la última parte de su obra.

  'Cientocincuenta Marilyns multicolores' de Andy Warhol.Andy Warhol, Guggenheim Bilbao Museoa
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Soy redactora de LIFE en El HuffPost España y mi misión es acercarte la última hora del mundo de la cultura, la música y el entretenimiento.

 

Sobre qué temas escribo

Escribo principalmente de música, cultura, cine, series y entretenimiento porque, aunque sirva para desconectar, bailar o echar un rato entre palomitas, la cultura esconde mucho más. Evitando el elitismo, trato de tender la mano a las nuevas tendencias de la industria musical o del audiovisual a través de entrevistas con artistas emergentes —que pronto dejarán de serlo— y compaginarlo con el análisis de lo más mainstream como Taylor Swift o Bad Bunny.


En estos ocho años he cubierto los Goya, los Oscar, el Benidorm Fest o Eurovisión. Sí, soy la responsable de los memes que han inundado la cuenta de X de El HuffPost en Eurovisión. Siempre buscando un contenido cercano, sin perder el rigor, contando más allá de lo que se pueda ver en la pantalla.
Aunque no siempre haya relación con la industria cultural, también he cubierto temas relacionados con el Feminismo y el colectivo LGTBIQ+.

 

He podido contar en primera persona con supervivientes del “Stonewall español” que es el Pasaje Begoña, denunciar la situación que viven los menores trans o hablar sobre qué significa la manosfera antes de que llegara a Netflix ‘Adolescencia’.

 

Mi trayectoria

Nací en Málaga, donde estudié Periodismo por vocación en la Universidad de Málaga, entre playlists de Spotify, discos y conciertos. Antes de incorporarme a El HuffPost en 2017, colaboré diversas revistas culturales y de entretenimiento. En 2016 trabajé en el departamento de comunicación de UPHO Festival, un festival de fotografía contemporánea urbana parte del proyecto europeo Urban Layers. Y, aunque sigo echando de menos Andalucía, me trasladé a Madrid para estudiar el Máster en Periodismo Cultural en la Universidad CEU San Pablo. En 2018, compaginé mi trabajo en El HuffPost con la coordinación de proyecto de la Bienal de Arte Contemporáneo de Fundación ONCE celebrada en CentroCentro. Desde 2017 trabajo en El HuffPost España, donde he logrado una nominación a los premios GLAAD y ser finalista de los Premios Papageno en 2022.

 


 

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