Ni en pijama ni sin horarios: cómo teletrabajar sin perder la cabeza

Ni en pijama ni sin horarios: cómo teletrabajar sin perder la cabeza

Hay que saber autodisciplinarse y decir basta.

Westend61 via Getty Images

Los elevados datos de contagio por coronavirus ha llevado a que desde el Gobierno central animen a las empresas a incentivar el teletrabajo siempre que sea posible y, del mismo modo, han pedido flexibilizar los horarios para favorecer la menor concentración en transportes y centros de trabajo. Estas medidas se han tomado en la Comunidad de Madrid, Vitoria-La Bastida y La Rioja, donde los guarderías, colegios y universidades han cerrado sus puertas temporalmente 14 días.

A priori todo puede parecer beneficioso: te ahorras transporte, estar incómodo en la oficina, incluso arreglarte para ir al trabajo. Pero los autónomos saben que no es tan fácil, si no tomas ciertas rutinas, convertir la casa en una oficina puede tener repercusiones físicas y psicológicas. Los teletrabajadores suelen presentar con más frecuencia emociones como “irritabilidad, soledad, miedo y culpa” más vulnerables ante trastornos de estrés y ansiedad frente a los trabajadores presenciales, según un estudio publicado en la New Technology Work and Employment.

Aunque para algunas empresas el teletrabajo sea una opción a la que recurrir en ciertas circunstancias, lo cierto es que no es una tendencia totalmente adoptada en el mercado laboral. Mientras en 2018 en España los profesionales que optaron por el teletrabajo apenas fueron un 7,5% de la población ocupada, según datos de la EPA, en Europa nos llevan mucha ventaja al respecto. Un 17% de los trabajadores teletrabaja de media en el viejo continente, según datos de la Eurofund. 

Uno de los efectos que produce el teletrabajo es el sentimiento de soledad al disminuir la comunicación con el resto de integrantes del equipo. “Esto provoca frustración a la hora de enfrentarse a problemas o resolver dudas porque no se tiene la ayuda del compañero”, cuenta José Ramón Ubieto Pardo, profesor colaborador de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación, de la Universidad Oberta de Catalunya (UOC). 

Evitarlo pasa por obligarse a seguir las mismas rutinas que en una oficina. “Las opciones deben ser las mismas, el periodo de trabajo y el horario también, la productividad… Aunque luego haya cantidad de estudios que demuestren que es mucho más productivo trabajar en casa por cuestiones obvias como el nivel de concentración o las interrupciones”, señala Alberto Gavilán, director de RRHH de Adecco Staffing.

Con ayuda de estos expertos en materia laboral y algunos autónomos hemos elaborado una guía para controlar el teletrabajo y no caer en los errores más frecuentes:

No trabajar en pijama

Si piensas que teletrabajar consiste en despertarte y conectarte directamente estás equivocado. Arreglarse y quitarse el pijama hace que la cabeza se active para trabajar y rompa con una rutina que se puede tener, por ejemplo, un domingo por la mañana. “Al final el teletrabajo te absorbe el tiempo y los hábitos. Afecta incluso a la higiene, hay gente que ve que no necesita maquillarse, arreglarse, ducharse o vestirse para trabajar en casa y esto puede ser un error”, detalla Ubieto.

Gavilán señala que al arreglarte “le dices a tu mente y a tu cuerpo que estás trabajando”. “Hay que seguir el mismo patrón que si se fuese a salir para ir a la oficina. Si te levantas, te duchas y te vistes, haz lo mismo. Te ahorras el desplazamiento, pero lo demás debe ser igual porque te ayuda a entrar en la rutina”, señala. “Lo de trabajar en pijama es malísimo, es una de las recomendaciones más claras de lo que no se debe hacer”, añade.

Este ha sido también uno de los consejos más repetidos este martes en Twitter por expertos en el teletrabajo como @Giuseppp21, que recomienda no encender el ordenador recién salido de la cama.

Trabajar siempre desde el mismo sitio

“Hay que tener un espacio delimitado en la casa, en el que sólo se vaya a trabajar. No puedes estar un día teletrabajando desde la cocina, otro desde el salón y otro desde el dormitorio. Tienes que fijar un espacio única y exclusivamente dedicado al trabajo”, indica Gavilán, que en caso de no disponer de una habitación solo para el trabajo recomienda “un sitio que evite las interrupciones lo máximo posible”. 

De hecho, algunos tuiteros y freelance como el desarrollador web Óscar J. Baeza han incluido este consejo entre sus recomendaciones. “Evita que la zona de trabajo sea la zona de ocio. No cruces ese portal”, enfatiza.

De hecho, algunos tuiteros y freelance como el desarrollador web Óscar J. Baeza han incluido este consejo entre sus recomendaciones. “Evita que la zona de trabajo sea la zona de ocio. No cruces ese portal”, enfatiza.

Comprobar que las tecnologías funcionen correctamente

Trabajar sin internet es imposible, pero si algo falla en casa no estará el equipo de informáticos para solucionarlo.Asegurar que tienes todas las posibilidades conexión, que te funciona Skype, teléfono y, por supuesto, internet. Así podrás trabajar correctamente sin retrasarte ni entorpecerte y podrás mantener el contacto con los compañeros”, indica Gavilán, quien señala que esta comprobación debe hacerse antes de empezar con una rutina de teletrabajo.

Organizarse a diario y hacerse un planning

“El horario sirve para agilizar la actividad laboral y con el teletrabajo puede incluso ampliarse. Esta forma de trabajar tiende a provocar confusión a la hora de separar lo laboral de lo familiar y eso es un problema”, señala Ubieto, quien bromea que al final con el teletrabajo “trabajas más y cobras menos”.

Para evitarlo, su mensaje claro: “Si otro no te impone las normas, te las tienes que imponer tú. Hay que disciplinarse”. “Los escritores lo saben perfectamente, son los primeros teletrabajadores y ellos saben que sólo funcionan si se levantan a las 8 de la mañana y se marcan un horario para escribir. Tienen que crear el hábito”, añade. Gavilán coincide con el psicólogo y enfatiza que “antes de empezar hay que definir una serie de objetivos y tareas a realizar a lo largo del día”.

Adiós a la distracciones familiares

A pesar de que las indicaciones de la Comunidad de Madrid pongan el teletrabajo como una solución al cierre de los centros escolares, para poder atender con los niños en casa. No se debe cuidar de los pequeños si estamos teletrabajando ya que provocan distracciones y repercuten en el rendimiento y en esa frontera entre vida personal y laboral. “Al igual que si fuese un trabajo presencial, lo mejor es contar con otra persona en casa que se haga cargo de ellos, o turnarse con alguien que pueda cuidarlos en horario de mañana o de tarde”, indica Ubieto.

“Hay que dejar claro a tu entorno que estás teletrabajando y que igual que no te molestan en la oficina, que no lo hagan en casa. Igual que no se puede mezclar el teletrabajo con otros quehaceres domésticos: estás en la oficina”, apostilla Gavilán, que indica que el “teletrabajo puro y duro” y no una “situación excepcional como la que vive Madrid” no es compatible con cuidar a los niños. 

Hay que salir y hacer pausas

“El sedentarismo no es sólo cosa de teletrabajadores también de empleados de oficina. Hay que salir durante la jornada para hacer algún recado e ir a alguna reunión. Y al acabar dedicarse a una actividad de ocio y ejercicio físico”, indica el psicólogo.

Gavilán recuerda que en casa no se suele hacer la típica parada con un compañero para tomar café o fumar. “Estar en un mismo entorno 24 horas se puede hacer complicado. Durante 8 horas, en el caso de la jornada completa, se recomienda descansar e incluso bajar a la calle igual que se haría en la oficina”, detalla. “Hay que mantener esas pautas en casa porque si no interrumpes o descansas, el nivel de producción va bajando”, añade.

Un horario para las comidas

La nevera está al lado, es un hecho. Pero igual que en la oficina buscas la excusa de bajar a tomar un café con un compañero, en casa debes marcarte unos horarios de comida para evitar desórdenes alimentarios. 

“Uno de los problemas de la gente que teletrabaja es que engorda, por el sedentarismo y por tener la nevera al lado. Hay ciertos momentos en los que uno tiene ahí la tentación y cae. Se observa que la gente que teletrabaja aumenta generalmente de peso en general porque altera los hábitos alimenticios. No están obligados a esperar a la hora de la comida”, explica Ubieto, quien también lo relaciona con la ansiedad generada por la soledad en el ámbito laboral. 

El usuario de Twitter Sebastián Vidal lo tiene muy claro: “No picotees, el teletrabajo engorda”.

El contacto con el equipo debe continuar

Para evitar la soledad de la que habla Ubieto, se deben seguir manteniendo las reuniones y el contacto estrecho con los compañeros de oficina. Se puede hacer Skype, por Slack o cualquier tecnología que use la empresa. Incluso, si es posible, alternar con la actividad presencial. 

“La posibilidad de hacer conferencias por Skype y verle las caras a los compañeros a la vez que hablas con ellos por diferentes medios también ayuda a paliar la soledad. Las reuniones deben mantenerse, aunque no sean presenciales, hay que tener la capacidad de hacerlas de forma telemática o por teléfono. No hay que entrar en un aislamiento por falta de contacto”, indica Gavilán.

Nada de redes sociales ni televisión

Mentalízate que estás en la oficina, nada de Facebook, Twitter o WhatAapp y, por supuesto, no enciendas la tele. En este sentido, una autónoma que lleva 31 años trabajando desde casa contaba este lunes en Verne que lo ideal es tener dos navegadores: “Uno en el que tengas las contraseñas de redes sociales y otro en el que no. Y que mientras trabajes sólo utilices el que no tiene tus contraseñas de redes”.

Acabar la jornada = desconexión (de verdad)

“Las personas que están en casa continúan trabajando hasta el límite y el resto de compañeros piensa que estás trabajando permanentemente y te escriben, te llaman y demás todo el tiempo”, indica Gavilán, que está de acuerdo en que muchos casos al teletrabajar se alarga la jornada laboral. 

“El horario debe ser más similar al de la oficina y hay que fijar una hora de fin, si no se puede hacer muy poco llevadero”, enfatiza.

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