Cómo prolongar la vida útil de tus alimentos para ahorrar en la compra

Cómo prolongar la vida útil de tus alimentos para ahorrar en la compra

La clave está en entender cómo reacciona cada alimento a la luz y a la temperatura.

CHRIS STEIN VIA GETTY IMAGES

No, no son imaginaciones tuyas. El precio de los alimentos ha subido. Y mucho.

La inflación se ha situado en el 7,3%, pero el precio de los alimentos ha subido muy por encima de ese porcentaje en la mayoría de los productos, sobre todo las pastas, harinas y cereales, que se mueven entre el 30% y el 40% de subida en el último año. Caso aparte para los aceites, que han subido de media un 66%.

Ahora con más motivo, es necesario aprender a conservar los alimentos el mayor tiempo posible.

Cómo prolongar la vida útil de los alimentos

Todos los alimentos tienen una vida útil. Sin embargo, muchas personas acortan la vida útil de su compra sin saberlo. En gran medida, se debe a un almacenamiento inadecuado. La clave está en entender cómo reacciona cada alimento a la luz y a la temperatura para almacenarlos adecuadamente. Es más fácil de lo que la mayoría de la gente cree no acabar con verduras mustias y con mal aspecto.

Evita que se pudran tus productos

Una de las formas más sencillas para que los productos duren más es almacenarlos adecuadamente. “No guardes siempre los alimentos en el envase original”, dice Rece Hogerheide, chef del Hotel Daxton de Birmingham. “Los productos frescos son lo que antes hay que sacar del envase. Los envases de los productos frescos atrapan la condensación y el etileno, el gas que se libera durante la maduración. Eso hace que las cosas se pudran antes”, afirma.

Algunos productos desprenden más etileno que otros. El mejor ejemplo son los plátanos. “No pongas plátanos cerca de otros productos”, advierte Hogerheide. Debido a la gran cantidad de etileno que desprenden, hacen que todo lo que les rodea madure mucho más rápido.

Pero los plátanos no son el único producto que acelera la maduración de los productos de alrededor. Las cebollas también hacen madurar los productos que tienen cerca, especialmente las patatas.

En cuanto a las patatas, guárdalas “en una bolsa de papel y luego colócala en un recipiente cerrado. La bolsa de papel absorberá la humedad para que las patatas no se humedezcan demasiado”, explica Rachel García, propietaria de Dry Goods Refillery, una tienda de alimentación a granel sin envases.

Como son raíces, las patatas deben estar fuera del alcance de la luz. “Yo guardo las patatas en un armario o despensa oscura”, comenta Katarina Petonito, chef de The Duck & The Peach. “También deben estar lejos del horno: no quieres que reciban demasiado calor”.

Vigila las verduras. “Las verduras necesitan respirar. Todos los alimentos respiran de forma natural. Coge las verduras de hoja y colócalas en un recipiente grande con espacio (sin hacer presión)”, sugiere Hogerheide. “Es necesario que pueda haber un flujo de aire, y meter las verduras a presión solo hará que se acumulen los gases que las maduran”. Hogerheide recomienda colocar papel de cocina en el fondo del recipiente y cambiarlo cada pocos días. “Esto absorbe la condensación que se forma y mantiene las verduras crujientes”, dice.

Los productos que vienen en una bolsa con agujeros pueden dejarse en el envase, según coinciden varios chefs. Muchos pueden ir a la nevera, pero “no pongas los tomates en la nevera. Con el frío se produce una reacción en el tomate que lo vuelve harinoso y desagradable”, comenta Petonito. También recomienda envolver el pedúnculo (el rabito) de la fruta para prolongar su frescura.

Otro truco para conservar los productos en mejor estado es saber usar el agua. García comenta: “Sumerge las zanahorias, el apio, los rábanos y los cítricos en agua”. También explica que el brócoli debe almacenarse en agua, aunque de forma un poco diferente. “El brócoli es como las flores. Corta el borde del tallo y pon el brócoli en un recipiente con unos pocos centímetros de agua”.

Aunque el agua funciona con estos vegetales, con las bayas es otra historia, advierte García. Especialmente las bayas sin piel, como las fresas o las frambuesas. No hay que lavarlas antes de refrigerarlas. Mete las bayas en un recipiente lo más hermético posible y guárdalas en la nevera. Lávalas justo antes de comerlas”.

Alex Tubero, chef del restaurante Amali de Manhattan, también prefiere mantener las bayas lejos del agua. “Si se miras un arándano, verás que tiene una fina y ligera capa blanca en la piel que parece polvo. Es un repelente natural del agua. Si te llevas los arándanos a casa y los pones a remojo, les estás quitando esa barrera natural y dejando que penetre la humedad”.

Prolongar la vida útil y la frescura de los ajos es muy fácil, según Nic Brunina, chef de Pangaea en Vermont. “Utilizo mucho aceite para conservar el ajo. Lleno un tarro de cristal reutilizable, lo lleno de aceite vegetal y lo meto en la nevera”.

Prolongar la vida útil de las carnes

“Con las carnes, sobre todo si vienen envasadas al vacío, no introduzcas oxígeno. Déjala en el recipiente en el que viene”, recomienda Hogerheide.

Tubero aconseja: “No envuelvas el pollo en plástico. Si te sobra, ponlo en papel de cocina y déjalo respirar”. Una vez abierto, mantener un paquete de pollo cociéndose en su propio jugo acelera el proceso de deterioro. Si abres un paquete y utilizas parte de la carne pero no toda, retira la que sobre. “Sazónala rápidamente con sal, déjala reposar durante 10 minutos y luego aclárala con agua, sécala con papel y guárdala en el frigorífico en papel de cocina”.

Eso sí, asegúrate de guardarla en el fondo de tu nevera, sin tocar otros productos. Las carnes pueden ser portadoras de salmonela, e. coli y otras bacterias que pueden infectar otros alimentos.

Pan, cereales, harinas, grano...

“Deja el pan fuera si vas a comértelo ese mismo día o congela lo que no te vayas a comer. No volverá a tener la mejor textura, pero prolongarás su vida útil”, comenta Rochelle Cooper, pastelera de La Collina, en Washington D.C.

En cuanto a la harina, recomienda: “Guárdala en una bolsa en la despensa”. Los gorgojos (un tipo de escarabajo que come arroz, granos, cereales y otros almidones) pueden estar en la bolsa. Ponen sus huevos y luego las larvas se quedan a comer, destruyen los ingredientes y se esparcen. “Si hubiera gorgojos, tenerlos encerrados en una sola bolsa evitaría que se expandieran a otros alimentos”.

Pero los bichos no son el único problema que pueden tener las harinas. “Algunas harinas tienen más proteínas o trigo integral y salvado. Si no las consumes rápidamente o las metes en la nevera, pueden ponerse rancias”, explica Cooper. Esto sirve también para los frutos secos, las mantequillas y las harinas de frutos secos. Guárdalos en el frigorífico a menos que los vayas a consumir rápidamente”.

En cuanto a las mantequillas que vienen envueltas en papel, Cooper advierte:  “El papel encerado no es suficiente como capa protectora. Ponla en un recipiente hermético, para que no absorba otros sabores y olores”.

Y en lo que respecta a los helados, “después de consumir parte de la tarrina, cubre el helado con papel encerado para que no se formen cristales de hielo”. Cooper recomienda presionar bien el papel para eliminar los huecos de aire.

Con un poco de planificación tienes mucho terreno ganado

Aunque es probable que los precios no vuelvan a la normalidad a corto plazo, hay muchas maneras de prolongar la vida útil de los alimentos simplemente cambiando algunos envases y teniendo en cuenta qué ingredientes se guardan en cada lugar.

Un consejo de Brunina es comprar una envasadora al vacío. Hay muchas opciones en el mercado por menos de 100 euros. “Son rápidas y fáciles de usar”, dice Brunina. Para sacarle partido a estas envasadoras al vacío, Brunina recomienda comprar grandes cantidades de comida: comprar mucha carne y luego dividirla en porciones para cada comida, envasarla al vacío y guardarla en el congelador. Es económico y sencillo.

Todos los chefs recomiendan planificar las comidas. Aunque planificar los menús de la semana no es algo que se le dé bien a todo el mundo, mirar la despensa, pensar en lo que tienes y hacer la lista de la compra con lo que te falta tiene más sentido que imaginar todos los platos que te gustaría hacer.

Por último, sé realista con lo que vas a comer esa semana para evitar comprar más de la cuenta.

Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Reino Unido y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.