Rocío Carrasco: "Yo no puedo mantener ningún tipo de relación con mi hija"

Rocío Carrasco: "Yo no puedo mantener ningún tipo de relación con mi hija"

Los momentos más destacados del capítulo nueve del documental de la hija de 'La más grande'.

Rocío Carrasco en el capítulo 9 de su docuserie.MEDIASET

“Sacó un teléfono móvil y dijo: ’Papá, ya está hecho”. Con estas palabras concluía Rocío Carrasco el capítulo más conmovedor  —hasta ahora— de su docuserie, Rocío, contar la verdad para seguir viva, en el que relató con todo lujo de detalles la agresión que sufrió por parte de su hija.

Y aunque se habían eliminado más de 11 minutos de declaraciones de la protagonista sobre lo que pasó aquella mañana del 27 de julio de 2012 en su domicilio materno, el relato de aquellos terribles minutos por boca de la hija de La más grande puso lo pelos de punta a media España.

En el capítulo de este miércoles, el noveno, titulado Algo se derrumbó dentro de mí, Rocío ha ahondado en las consecuencias posteriores de aquel fatídico episodio: denuncias, informes psicosociales, una sentencia condenatoria y las dolorosas razones de una madre para renunciar a sus hijos han centrado el interés de este nuevo episodio de la historia de Rocío Carrasco.

Cuando Rocío Flores le contó a su padre, Antonio David Flores, lo ocurrido en casa esa mañana, ambos están de acuerdo en poner inmediatamente una denuncia a Rocío Carrasco por malos tratos.

Ya de camino al colegio donde la niña completaba un curso de verano para recuperar las asignaturas que había suspendido, le pidió al chófer, por consejo de su padre, dirigirse al cuartel de la Guardia Civil para interponer esa denuncia. El conductor se negó, llevó a la niña al colegio y se aseguró de que no se escapaba del centro donde finalmente acudió a recogerla un amigo de su padre.

Mientras tanto, Rocío Carrasco fue al hospital, con contusiones y hematomas en varias partes del cuerpo, consecuencia de los golpes propinados por su hija. Permaneció bajo supervisión médica, debido al traumatismo craneoencefálico que presenta, y fue dada de alta a las horas, ante su propia insistencia en marcharse cuanto antes de allí por miedo a que todo eso trascendiera.

“Yo creo que no se arrepiente, creo tristemente que no se arrepiente”, ha afirmado la protagonista respecto a su hija.

Al día siguiente, Carrasco fue requerida por la Guardia Civil, acusada de un delito de maltrato continuado en el hogar por su hija. Una denuncia que es firmada por el padre, al ser la hija menor. En la puerta del cuartel, donde llega acompañada por su pareja y su abogada, tuvo lugar uno de los episodios narrados en los medios con frecuencia: un fotógrafo de la agencia de Gustavo González monta guardia en busca de la foto en la que, según la protagonista, se vea a la hija de La Jurado llegar en un furgón y entrar esposada en las dependencias Guardia Civil. Esa imagen nunca pudo ser captada pues ella acudió hasta allí por su propio pie.

″¿Qué dice tu hija en esa denuncia?”, le ha preguntado la entrevistadora situada frente a ella. “Ella dice que la he pegado, que la he tirado al suelo, que la he amenazado de muerte, que no la he dejado salir de casa... Ella dice de todo lo habido y por haber”, ha confirmado la hija de Pedro Carrasco.

“Me da vergüenza, me da pena de mí, me da pena de que mi marido tuviera que vivir eso, me da pena de que ella fuera capaz de pertenecer a algo tan bárbaro...”. Rocío Carrasco se negó a declarar en sede judicial porque eso significaba que denunciaba a su hija. Sí declaró Fidel, como testigo, para poner en antecedentes la actitud y el comportamiento de la niña.

“No me duele tanto la paliza como el hecho de que ella me quisiera meter en la cárcel por algo que no había hecho”, se lamentaba Carrasco. A finales del mes de agosto, la protagonista es llamada a declarar en sede judicial.

“Esa niña no tiene nada mío”

  Rocío Flores en octubre de 2014 en Málaga donde se marchó a vivir con su padre.KMJGTRES

Antes de su declaración, Antonio David Flores pidió una modificación de medidas de la custodia para que la niña no volviese con su madre, algo que para Rocío Carrasco tenía que ser un hecho, pues no quería regresar a su casa con la niña. “Yo tenía pánico porque era alguien a quien yo no conocía. Yo la había parido pero no tenía un ápice de mí dentro de su cuerpo. No tenía nada mío”, ha explicado.

Se pidió pena de prisión para Rocío Carrasco. Jueza, fiscal y abogados acometieron su interrogatorio y cuando éste terminó, la fiscal comunicó a la jueza que el Juzgado de Menores iba a abrir una investigación a la niña por un delito de malos tratos.

Aunque el juez no tenía argumentos para quitarle la custodia de la niña a Rocío Carrasco en el contencioso de modificación de medidas de custodia, la menor ya llevaba un tiempo viviendo con el padre. El informe y ese proceso ya no tenía sentido. El informe psicosocial realizado para esta causa sí fue utilizado en la investigación abierta contra Rocío Flores. “La menor muestra una evidente falta de aislamiento del conflicto adulto. El resultado es una polarización radical en sus preferencias hacia la figura paterna y rechazo hacia la materna”, rezaba el escrito. Respecto a su hijo, el informe recogía que “no quiere vivir en casa de su madre porque es como una cárcel y que él vio pelearse a dos brujitas, refiriéndose a su madre y su hermana, y su madre pegó a su hermana. Que aunque él estaba dormido, su hermana se lo contó”. Además, según el testimonio del niño, su hermana y su padre le habían explicado qué tenía que decir cuando le preguntasen.

″¿Has eludido alguna vez tus responsabilidades con el niño?”, le ha preguntado directamente la periodista. “Nunca. Para mí, mis hijos han sido lo más importante desde el día que nacieron”, ha contestado rotunda, zanjando así con las especulaciones de desinterés por sus hijos que sobre ella se han vertido.

El citado informe sí que alertaba a los padres del “daño emocional y psicológico compatible con una reacción desadaptativa al divorcio parental” de su hija. Al tiempo que advertía que “ambos menores se encuentran en una situación de vulnerabilidad cuya causa se encuentra en el conflicto parental”.

Tras dos años de incertidumbre, la justicia acordó el sobreseimiento de la denuncia que su hija le puso por malos tratos continuados. Los posteriores recursos interpuestos por Antonio David fueron rechazados.

La perito del servicio psicosocial de menores que investigó la causa abierta a su hija se puso en contacto con Rocío Carrasco para entrevistarla, tras haber hecho lo propio con Rocío Flores y Antonio David Flores.

La protagonista acudió acompañada de Fidel y de estas entrevistas con el entorno de la menor se emitió un informe que destacaba que la niña está informada convenientemente de los conflictos que había entre sus progenitores. Ponía de relieve que el relato de la vida diaria de la madre era normal, como el de cualquier otra familia, siendo firme con las responsabilidades de los niños, tanto estudios como tareas del hogar. También detallaba que en la entrevista con Antonio David y Olga Moreno destacaba el papel secundario que adoptaba ella, dejando a su marido el peso de la conversación. De la relación de Rocío Carrasco y Fidel, su marido, acentuaba su condición de igualdad y de respeto, y la ausencia de ningún signo de maltrato por parte de éste hacia Carrasco, como así había declarado su hija.

“La menor reprocha a su madre la falta de cuidados y atención, a ella y a su hermano pequeño”, recogía también el informe. “Se observan aspectos en los que la menor utiliza la mentira para conseguir unas ganancias como puede ser la aprobación en el núcleo paterno”, concluía.

  Rocío Carrasco y su hijo, David Flores, semanas después del episodio violento vivido en su domicilio.UAT©GTRESONLINE

En ese informe, los técnicos recomiendan la mediación entre la niña y su madre. Tanto el padre como la menor se niegan a ello porque argumentan que eso es reconocer el problema.

En marzo de 2013, finalmente se sentencia a Rocío Flores: “Declaro a la menor, Rocío Flores Carrasco, autora responsable de un delito de maltrato habitual de un delito de maltrato, de una falta continuada de amenazas y de una falta continuada de injurias”, recogía uno de sus párrafos.

“Resulta probado que la menor, Rocío Flores Carrasco, de quince años de edad, desde hace aproximadamente tres años, ha venido atentando contra la paz familiar (...), habiendo llevado a cabo diversas acciones que han creado un ambiente de tensión en todos los miembros de la familia y que se han concretado, al menos, en los siguiente hechos”, se relata a continuación. 

“Le increpaba con expresiones tales como ’guarra, puta, mi padre tenía razón, eres una maltratadora psíquica, a esta casa no me trae ni la policía, ni el juez, ni tu padre y tu madre, que están bajo tierra”. Quedaban así acreditados para la justicia los hechos del 27 de julio, pero no que anteriormente le hubiese amenazado con un cuchillo. Esta última acusación fue negada por la propia Rocío Carrasco para que a su hija no le cayesen más cosas.

Los jueces impusieron a la menor una pena de 60 horas de servicios a la comunidad que se sustituyó, porque la menor se negó a la primera, por seis meses de libertad vigilada.

“Ella, al final, antes que verdugo fue víctima. Y cuando la intoxicación viene por parte de tu padre, una figura referente en tu vida, de ahí es muy difícil salir”, ha sentenciado la hija de Rocío Jurado.

Rocío Carrasco ha reconocido el alejamiento de su familia, de los Mohedano, pues los considera cómplices, porque ellos sabían la verdad: “Al menos uno”. Se refería Carrasco a su tío José Antonio, marido de su tía Gloria, que en unas declaraciones públicas no dudó en mostrarse del lado de Antonio David Flores, al que consideró un gran padre, y calificó de lágrimas de cocodrilo las vertidas por su sobrina.

Aunque no existe una orden de alejamiento de la hija hacia su madre, la protagonista ha aclarado que a ella sí se le prescribe médicamente el alejamiento de su hija y se le recomienda la ausencia total de contacto con la niña. Ahora bien, ella estaba permanentemente informada, en la sombra, de la evolución de su hija en el proceso, así como de cómo afrontaba su curso escolar.

Uno de los informes redactados mientras Rocío Flores cumple su pena de libertad vigilada recogía que la niña “manifiesta cierto recelo en volver a contactar y mantener en un futuro relación con la madre y la pareja de esta” y se negaba a retomar esa relación.

¿Y la madre? “Muy a mi pesar, yo no puedo mantener ningún tipo de relación con ella. Ya no no es que me haya dado una paliza... ”, reconocía entre lágrimas. “Me ha puesto una denuncia, ha premeditado, ha gestionado, ha tenido la capacidad suficiente para trazar con su padre una línea a seguir”, ha continuado diciendo. 

“Rocío, ¿tú quieres a tu hija?”, le ha interpelado la periodista. ”¿Cómo no la voy a querer? ¿Por qué llevo 20 años sin hablar y sin decir nada? ¿Porque me gusta malvivir? Lo he hecho por ella y por él. No lo he hecho por otra cosa”, ha asegurado entre lágrimas.

“Ella, antes de ser verdugo ha sido víctima y todo el mundo se lo ha consentido”, ha relatado y ha culpado a medios de comunicación, a su entorno e incluso a la justicia de haberlo permitido. También ha reconocido que podían culparla a ella por su silencio.  ”Yo tenia dos motivos por los que no contaba mi verdad. Los cuento hoy, cuando una tiene 24 y el otro 22. Yo he procurado que crecieran con la figura de su padre intacta”, ha sido la desgarradora declaración con la que ha concluido el episodio.

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Mila Fernández es editora de branded content y redactora de LIFE en 'El HuffPost'. Convertir a los lectores en seguidores fieles de nuestras marcas es su objetivo. Antes fue redactora de viajes, estilo de vida y entrevistadora en varias publicaciones femeninas y de viajes. Además, ha sido locutora y presentadora y esa espinita se la saca conduciendo nuestro podcast 'Tarjeta Morada'.