La transparencia, del lado de los ciudadanos

La transparencia, del lado de los ciudadanos

En este momento, de las 4.275 peticiones de información promovidas por los ciudadanos, 700 han llegado al Consejo de Transparencia y Buen Gobierno en busca de mediación, de respuesta, de amparo. Nunca un organismo tuvo más sentido en el anclaje con la confianza, con la independencia y con la objetividad. Nunca una organización se sintió tan próxima a los ciudadanos.

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Foto: ISTOCK

Tras 40 años de espera, el Consejo de Transparencia y Buen Gobierno, que la Ley creó para la defensa del derecho de acceso a la información pública, se afianza y, con él, se afianza también la alianza con los ciudadanos y el compromiso de cambio.

En este momento, de las 4.275 peticiones de información promovidas por los ciudadanos, 700 han llegado al Consejo de Transparencia y Buen Gobierno en busca de mediación, de respuesta, de amparo. Nunca un organismo tuvo más sentido en el anclaje con la confianza, con la independencia y con la objetividad. Nunca una organización se sintió tan próxima a los ciudadanos.

Con esa confianza depositada por los ciudadanos, el Consejo ha ido avanzando durante su primer año y camina ya en el segundo ejercicio de actividad, junto con una nueva Administración, ya consciente de que la transparencia ha transformado la relación con los ciudadanos y, con ello, el derecho no solo a saber sino también a comprender qué está pasando.

La transparencia que tenemos se nutre de los ciudadanos. No solo porque está hecha para ellos, para todos, sino porque los ciudadanos han sido los verdaderos artífices del impulso del cambio.

En efecto, tras diez legislaturas sin Ley, la determinación política se unió en una simbiosis perfecta con la voluntad ciudadana que, en una estrecha conjunción, hizo que España saliera del pequeño grupo de países europeos que aún no habían garantizado el derecho, legislando en esta materia.

Somos conscientes de que engendrar un cuerpo legal no es suficiente, porque la transparencia no es solo una Ley, sino que es, como dice su preámbulo, "el eje fundamental de toda acción política", y como tal, representa un cambio en las relaciones gobierno/ciudadanos. La transparencia tiene que seguir creciendo, avanzar, echar raíces, dar frutos e inundar de un nuevo modelo de gobernanza todas las instituciones, en base a un compromiso real con la ciudadanía.

El Consejo de Transparencia y Buen Gobierno tiene muy presente este paradigma. Desde su nacimiento, ha caminado con pie firme en el impulso de la Ley y la promoción de la nueva cultura.

No siempre ha sido fácil, porque los cambios culturales, además de lentos, atañen al corazón de las instituciones y de las sociedades.

Hemos conseguido que los ciudadanos lleguen a saber cosas hasta ahora desconocidas.

Por un lado, las instituciones habrán de abandonar esa posición de confort, donde, sabiéndose dueños de la información, manejaban los hilos del poder, del conocer, del compartir. Por otro lado, los ciudadanos, sin costumbre ni hábito de preguntar, pasan a transitar por el camino que lleva a la exigencia de responsabilidad, más allá de la opción democrática, que cada cuatro años les lleva a las urnas.

El Consejo quiere ser un organismo de confianza, y cree que "obras son amores" y que nada se gana sin actos concretos, por eso ha abierto sus puertas a las organizaciones, asociaciones y colectivos que trabajan por la transparencia y sirven a la ciudadanía desde la sociedad civil. Ha firmado convenios con las universidades públicas madrileñas para formar a jóvenes en la transparencia, especializados en la defensa y el desarrollo del derecho a saber y entender. Ha dialogado con todas las comunidades autónomas y con los representantes de las entidades locales para, a través de la colaboración, avanzar hacia una transparencia sin límites en los territorios.

El resultado ha sido muy estimulante, todos han acudido a la llamada, han entrado al Consejo como quien entra a su casa, porque este organismo abre sus puertas a todos.

También, cinco comunidades autónomas -Asturias, Castilla-La Mancha, la Rioja, Cantabria y Extremadura- y Ceuta y Melilla, han confiado en el Consejo para que resuelva sus reclamaciones y con ellas, 1.661 municipios, 260 mancomunidades y 630 entidades locales menores, de distinto color, familia o ideología, para las que ahora el Consejo trabaja también objetivamente.

Y los ciudadanos, que poco a poco despiertan a la nueva opción que les empodera y les hace dueños de la información, que les hace protagonistas de un nuevo derecho. Para ellos trabajamos, abonando el camino, desbrozando y haciéndolo más transitable a la transparencia.

Y en este recorrido, hemos conseguido que los ciudadanos lleguen a saber cosas hasta ahora desconocidas:

  • En materia de salud: si los miembros de un Comité para la elaboración del plan estratégico para el abordaje de la Hepatitis B, del Sistema Nacional de Salud, tienen algún interés que deban declarar. Por qué razón se retiró de la campaña de vacunación obligatoria la inmunización contra la varicela. Qué dicen las bases de datos de Sanidad sobre reacciones adversas de medicamentos. Incluso conocer, entre los internos de las cárceles, las operaciones de cambio de sexo o interrupción de embarazo registradas.
  • En materia de obra pública: el coste de tramos y obras de carreteras. El coste de infraestructuras ferroviarias. Los criterios para los pagos de expropiaciones de obras públicas.
  • En materia retributiva: las retribuciones de altos cargos de distintos organismos. Las retribuciones extraordinarias y sus criterios. Los principios que han de regir en la publicidad de las RPTs y las productividades en la Administración General del Estado.
  • En el área de los empleados públicos: las incidencias ocurridas en procesos selectivos. Los criterios para procesos de provisión de puestos. La publicidad de concursos. El nivel de ocupación de instituciones en el extranjero.
  • Y además, las resoluciones de los Tribunales Económico-Administrativos Regionales, el coste de mantenimiento de nuestras embajadas, informes para la adjudicación del almacén de residuos nucleares, determinados gastos del Ministerio de Defensa, el coste de la publicidad institucional de varios organismos y la reuniones mantenidas por nuestros altos cargos.

Acciones concretas que ya nunca más podrán ser opacas y que afloran de la mano responsable de los ciudadanos que las demandan.

Nuestro trabajo, nuestro esfuerzo, sólo es posible contigo, con los ciudadanos. Todos, conscientes de que la transparencia nos dará la oportunidad de ser más críticos, más exigentes, más responsables y convertirá nuestro sistema político en una democracia más participativa y de la que, con nuestra aportación y nuestro compromiso, podremos sentirnos más orgullosos.