Condenado a 20 años de cárcel un cirujano francés por agresiones sexuales a 299 víctimas, la mayoría menores de edad
Es considerado el mayor pederasta de Francia.

El excirujano Joël Le Scouarnec, considerado el mayor pederasta de Francia, ha sido condenado este miércoles a 20 años de cárcel por agresiones y abusos sexuales a 299 víctimas, la mayoría menores de edad.
Le Scouarnec, de 74 años, ha sido reconocido culpable de prácticamente todos los cargos por el Tribunal de lo Criminal de Vannes (Bretaña, oeste) y sentenciado al máximo posible en Francia por delitos de graves de violación.
La sentencia establece un cumplimiento mínimo de dos tercios de la pena y prohíbe al condenado cualquier tipo de actividad con un menor durante el resto de su vida.
La presidenta del tribunal, Aude Buresi, ha argumentado que se ha impuesto la pena más severa por delitos sexuales por la gravedad de los delitos y el "comportamiento obsesivo" del reo, que tenía una forma de actuar "depredadora" y se encarnizaba con sus víctimas.
Buresi ha explicado que, a pesar de la avanzada edad del reo, el cumplimiento de dos tercios de la pena se considera adecuado porque no se puede saber qué ocurriría si estuviera en presencia de niños.
El condenado ha escuchado la pena de pie, mirando a la magistrada, sin hacer comentarios y sin reacción aparente, en una sesión que apenas ha durado trece minutos para la lectura de las conclusiones del tribunal.
Le Scouarnec ha sido condenado por 111 violaciones y 189 agresiones sexuales, agravadas por el hecho de haber abusado de su autoridad como médico.
Las víctimas no se sienten escuchadas
Una abogada de las acusaciones particulares, ha declarado tras la vista que, con el sistema de computación de penas de Francia, el condenado podría salir libre "en seis años", y que eso causa "estupor" a las víctimas.
Otra letrada ha considerado que aunque se le ha impuesto la pena más fuerte posible "sabe a poco" ante la gravedad de los delitos de Le Scouarnec y el impacto que ha tenido en las vidas de sus víctimas. Más aún porque el condenado podría solicitar la libertad condicional en seis años debido a la fusión de esta pena con otra anterior que está cumpliendo actualmente (a quince años) que se le impuso en 2020.
Además, porque la sentencia no establece una medida de privación de libertad preventiva (llamada en Francia 'retención de seguridad'), al final de la pena, debido a que el tribunal ha apreciado que Le Scouarnec había mostrado arrepentimiento y "voluntad de reparar" durante el juicio.
"La sensación es que no nos han escuchado", ha declarado con tono muy serio a la salida del tribunal una de las víctimas, Amélie Lévéque, quien ha añadido que la sentencia "es difícil de digerir".
Doble vida
Con una carrera profesional exitosa, casado y con tres hijos, Le Scouarnec llevaba una doble vida en la que sus pulsiones oscuras, con una pedofilia severa y otras parafilias, estaban escondidas y a la vez detalladas en cuadernos y archivos informáticos.
Fue arrestado en mayo de 2017 cuando vivía en la pequeña ciudad de Jonzac (Aquitania, oeste), después de que la hija de unos vecinos, de seis años, contó a sus padres que la había penetrado con sus dedos.
A partir de ahí, todo se desencadenó para un médico que acaba de jubilarse tras 36 años de carrera y que en su vida laboral pasó por un total de quince hospitales del oeste y noroeste del país. En 2020 fue condenado a 15 años de cárcel en un primer proceso por violaciones y abusos a cuatro menores (dos sobrinas, la vecina y una paciente).
Pero la investigación de ese caso desveló una enorme cantidad de material que le fue requisado y que necesitó mucho tiempo para ser estudiado, lo que desembocó en este segundo juicio, con 299 víctimas (256 de ellas menores), aunque se considera que podría haber hasta 57 más. Eso le convierte en el mayor pederasta de Francia.
El juicio ha mostrado que Le Scouranec sufre, aparte de las pulsiones pederastas que admitió tener desde hace cuatro décadas, numerosas parafilias, algunas de ellas muy depravadas.
Un punto clave en el proceso han sido los 'cuadernos negros', unos diarios en los que anotaba sus delitos y sus reflexiones sobre la pederastia. En esos diarios escribía lo que llamaba "cartas pederastas" con narraciones a las que buscaba dar un aire literario.
Pero, sobre todo, realizaba fichas con detalles de sus delitos: fecha, nombre de la víctima, hechos cometidos, las circunstancias (normalmente cuando estaban bajo los efectos de la anestesia) y la sensación que le produjo su realización.
También se le confiscaron varios discos duros informáticos, con más de 300.000 documentos, en los que había imágenes de prácticas sexuales extremas y en ocasiones ultraviolentas.
Buena parte de los delitos juzgados en este proceso, cometidos entre 1989 y 2014, hubieran podido evitarse si las autoridades hubieran realizado una mayor labor de prevención tras una condena en 2004 por consultar archivos de pornografía infantil en línea, dentro de una red internacional desmantelada por el FBI estadounidense.
Esa condena, a cuatro meses de cárcel exentos de cumplimiento y a seguir terapia, en contra de lo que pudiera parecer no le impidió seguir trabajando con menores. El juicio de hoy también ha mostrado una progresiva toma de conciencia de sus delitos, que solo muy parcialmente reconoció durante la larga instrucción del caso.
Pocos días después del inicio del proceso reconoció a uno de sus hijos que había abusado de su propia nieta. Una sobrina testificó haber sufrido abusos cuando tenía 4 o 5 años, mucho antes de cuando el pederasta reconocía haber comenzado a tener impulsos pederastas.
En su última declaración del lunes pasado, antes de que el jurado comenzara su deliberación, Le Scouarnec admitió "el inmenso dolor causado" a sus víctimas y reconoció que no merece "ninguna indulgencia" . Sí pidió a los jueces "el derecho a ser mejor" y a poder recuperar "esa parte de humanidad que tanto me ha faltado".
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