En qué consiste el delito de genocidio y qué puede hacer La Haya contra Israel

En qué consiste el delito de genocidio y qué puede hacer La Haya contra Israel 

La Corte Internacional de Justicia comienza hoy la vista del caso, una denuncia hecha por Sudáfrica que puede tardar años en tener un desenlace. 

Una mujer llora sobre los cuerpos de sus allegados en Rafah, al sur de Gaza, el 10 de enero de 2024.Fatima Shbair / AP

El equipo legal de Sudáfrica comenzará este jueves a exponer sus argumentos legales ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ), máximo tribunal de la ONU, para exigir medidas cautelares urgentes contra Israel, a la que acusa de tener “una intención genocida” en su guerra en Gaza y exige poner fin a los bombardeos sobre la Franja.

El equipo de expertos jurídicos y académicos nombrados por Pretoria está encabezado por John Dugard, el profesor de Derecho Internacional sudafricano y exrelator de la ONU sobre los Derechos Humanos en el Territorio Palestino Ocupado. Sudáfrica tiene el turno de la palabra desde las 10.00 hora neerlandesa (la misma en España) y hasta las 13.00 horas. 

“Los actos y omisiones de Israel son de carácter genocida porque tienen como objetivo provocar la destrucción de una parte sustancial del grupo nacional, racial y étnico palestino: la parte del grupo palestino en la Franja de Gaza”, acusó Sudáfrica cuando inició este procedimiento contra Israel el pasado 29 de diciembre. El caso se centra en la violación de la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, aprobada en 1948 y en vigor en 152 países. “Israel ha participado, está participando y corre el riesgo de seguir participando en actos genocidas contra el pueblo palestino en Gaza”, advirtió Sudáfrica.

Pero ¿qué poder tiene la CIJ para examinar este caso? ¿Y en qué consiste el delito de genocidio? ¿Cuándo se sabrá el resultado del proceso? ¿Puede ayudar en algo a parar la guerra?

Para qué vale la CIJ

La Corte Internacional de Justicia (CIJ) es el tribunal superior de las Naciones Unidas. Con sede en La Haya (Países Bajos), fue establecida después de la Segunda Guerra Mundial y tiene una doble misión: el arreglo conforme al derecho internacional de controversias que le sean sometidas por los Estados, de un país contra otro, y la emisión de dictámenes sobre cuestiones jurídicas que le sometan los órganos u organismos del sistema de Naciones Unidas que tengan autorización para hacerlo. Es esto último lo que se le pide que haga con Israel, dar opiniones consultivas.

A diferencia de la Corte Penal Internacional (CPI, que también tiene su sede en la ciudad neerlandesa), la CIJ no puede procesar a personas por crímenes de la mayor gravedad, como el genocidio, pero sus opiniones tienen peso ante la ONU y otras instituciones internacionales. Moral, sin duda, y de enorme influencia. 

El genocidio, según Sudáfrica... 

Sudáfrica alega en su escrito que Israel está cometiendo genocidio contra los palestinos de Gaza en su réplica en forma de guerra tras el ataque de Hamás del 7 de octubre pasado. Cientos de hombres armados del partido-milicia cruzaron desde la franja hacia el sur de Israel, matando a 1.200 personas, en su mayoría civiles, y llevando a unos 240 rehenes de regreso a Gaza.

Desde que Israel lanzó su campaña militar contra Hamás, más de 23.000 personas -principalmente mujeres y niños- han muerto en Gaza, según el Ministerio de Salud del territorio palestino. 

Las pruebas presentadas por Sudáfrica afirman que "los actos y omisiones" de Israel "son de carácter genocida porque tienen como objetivo provocar la destrucción de una parte sustancial del grupo nacional, racial y étnico palestino". Esto se refiere tanto a lo que Israel está haciendo activamente, como llevar a cabo ataques aéreos, como a lo que supuestamente no está haciendo, como, según Sudáfrica, evitar daños a los civiles.

El caso destaca especialmente la retórica pública israelí, de sus dirigentes, incluidos los comentarios del primer ministro, Benjamín Netanyahu, que a entender del país africano evidencian una "intención genocida".

Su visión cuenta con el apoyo de Jordania, Turquía, Bolivia o Brasil, por ahora. 

Sudáfrica ha sido muy crítica con la operación militar de Israel en Gaza, de los países que van en cabeza en ese bloque propalestino. Como signatario de la Convención sobre Genocidio de 1948 de la ONU, tiene la obligación de actuar, dice.

El gobernante Congreso Nacional Africano también tiene una larga historia de solidaridad con la causa palestina. Ve paralelismos con su lucha contra el apartheid, una política de segregación y discriminación racial aplicada por el Gobierno de minoría blanca en Sudáfrica contra la mayoría negra del país, hasta las primeras elecciones democráticas, en 1994. La lucha de Nelson Mandela fue fundamental para cambiar las cosas y el propio líder se declaró numerosas veces a favor de que esa política de ocupación y separación acabase también por parte de Israel y los palestinos lograsen su espacio, su estado soberano. 

El país condenó los ataques del 7 de octubre de Hamás y pidió la liberación de los rehenes, por lo que reconoce las barbaridades de la milicia. No obstante, el presidente Cyril Ramaphosa dijo a los líderes judíos sudafricanos que su Gobierno "apoya al pueblo de Palestina, que ha soportado más de siete décadas de ocupación brutal del tipo apartheid".

Palestinos desesperados tratan de lograr comida en Rafah, el pasado 9 de enero.Hatem Ali / AP

... y según el derecho internacional

Según el derecho internacional, el genocidio se define como la comisión de uno o más actos con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso.

Esos actos son:

- Matar o causar daños corporales o mentales graves a miembros de un grupo concreto.

- Infligir deliberadamente a ese grupo condiciones de vida calculadas para provocar su destrucción física total o parcial.

- Imponer medidas destinadas a prevenir los nacimientos dentro del grupo.

- Transferir por la fuerza a niños del grupo a otro grupo diferente.

La réplica de Tel Aviv

El Ejecutivo de Israel ha rechazado ferozmente el reclamo de Sudáfrica. Netanyahu ha afirmado: "No, Sudáfrica, no somos nosotros los que hemos venido a perpetrar el genocidio, es Hamás (...). Si pudiera, nos mataría a todos", o "por contra, las FDI [Fuerzas de Defensa de Israel] están actuando lo más moralmente posible", ahondando en su discurso de que su ejército es el más "moral" del mundo. Ha insistido repetidamente que su intención es destruir a Hamás, no al pueblo palestino.

Los mandos militares sostienen que toman una serie de medidas para evitar víctimas civiles, aunque hasta EEUU le ha dicho que puede hacer más por mejorar esos márgenes. Hacen la lista: lanzamiento de pasquines advirtiendo de ataques inminentes; llamadas a los teléfonos de los civiles para instarlos a abandonar los edificios atacados; abortar algunos ataques cuando hay civiles en el camino. 

Estados Unidos o Guatemala se ponen del lado de Israel en este proceso. 

El proceso

Sudáfrica quiere que la CIJ ordene a Israel "suspender inmediatamente sus operaciones militares en y contra Gaza", peso es prácticamente seguro que Israel ignoraría tal orden y no se le podría obligar a cumplirla. Ya lo ha hecho con las sucesivas resoluciones de la ONU sobre el conflicto

En teoría, los fallos son jurídicamente vinculantes para las partes de la CIJ -que incluyen tanto a Israel como a Sudáfrica- pero, en la práctica, son inaplicables. En 2022, por ejemplo, la CIJ ordenó a Rusia "suspender inmediatamente las operaciones militares" en Ucrania, pero la orden fue ignorada. Hasta hoy. 

Israel sostiene que se espera que la guerra continúe durante 2024, porque aún no ha acabado con Hamás, no ha convertido en "seguro" el territorio de Gaza ni ha recuperado a los rehenes que quedan dentro.

La CIJ podría pronunciarse rápidamente sobre la solicitud de Sudáfrica de que Israel suspenda su campaña militar, eso sí. En teoría, esto protegería a los palestinos de lo que en última instancia podría ser declarado genocidio. Pero una decisión final sobre si Israel está cometiendo genocidio podría tardar varios años, realmente.