Putin abre las mazmorras para sus soldados borrachos

Putin abre las mazmorras para sus soldados borrachos 

"Hay constancia de múltiples iniciativas, cada vez más draconianas, para mejorar la disciplina de las tropas"

Vladimir Putin en una recepción oficial celebrada en 2020 en el Kremlin.Mikhail Svetlov

Rusia prepara una nueva llamada a filas y se dispone a reclutar el número suficiente de combatientes que le permitan afrontar la inminente contraofensiva ucraniana. El objetivo es reclutar 415.000 soldados y para evitar la fuga masiva de hombres en edad militar, como ocurrió en otros llamamientos, el Kremlin ha decidido hacerlo de forma encubierta.

Mientras el Gobierno de Vladimir Putin se esfuerza en conseguir nuevos alistamientos para enviarlos a la guerra en Ucrania, el frente ruso en territorio ucraniano debe hacer frente a otra serie de problemas que reducen el número de efectivos presentes en el campo de batalla. No se trata del número de bajas del ejército ruso, que Estados Unidos cifra en unas 100.000 bajas, entre soldados regulares y mercenarios del Grupo Wagner, desde diciembre sólo en Bajmut y sus alrededores.

El problema que afrontan los comandantes rusos en la guerra de Ucrania está vinculado al consumo de alcohol y a los subordinados en estado de embriaguez presentes en primera línea de batalla. Una situación que, según la Inteligencia británica en una información recogida por el diario La Razón, ha provocado que el Ejército ruso endurezca los castigos de su código disciplinario. "Hay constancia de múltiples iniciativas, cada vez más draconianas, para mejorar la disciplina de las tropas", apunta el Ministerio de Defensa de Reino Unido en Twitter tras la publicación de los informes elaborados por la inteligencia británica.

La última evaluación del Ministerio de Defensa británico habla del uso de los llamados zindanes: agujeros cavados en la tierra a modo de celdas, donde los soldados amonestados acaban encerrados con una reja de metal sobre sus cabezas, según relatos del personal de combate ruso recogidos por Londres. Según la Inteligencia británica, estos castigos representan un destacado contraste con la actitud demostrada por muchos comandantes rusos al principio de la invasión rusa de Ucrania. Por aquel entonces, los militares que expresaban su deseo de regresar a sus hogares podían hacerlo con el permiso tácito de sus superiores.

La razón de este endurecimiento, según Londres, se debe a la llegada del ahora cuestionado Valeri Gerasimov, una figura relevante dentro del organigrama de las Fuerza Armadas rusas y que en noviembre del año pasado sustituyó a Sergei Surovikin como jefe militar en Ucrania, en una decisión adoptada para impulsar los avances rusos de cara a la campaña de invierno.