Madrid y su saloncito del automóvil
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Madrid y su saloncito del automóvil

Estos días se ha celebrado la feria madrileña y con todo el respeto del mundo para sus organizadores, ha sido un fracaso expositivo. Se dan una serie de circunstancias que no ayudan al éxito. La primera de ellas es que el sector está en la UVI.

Tradicionalmente la industria y el comercio del automóvil tienen una cita expositiva anual: el Salón del Automóvil. El importante en España es sin duda el de Barcelona, que se celebra desde 1919 y va por su trigesimosexta edición. Es el único certamen reconocido por la OICA (Organización Internacional de Constructores de Automóviles). La feria barcelonesa se celebra cada dos años en los espectaculares pabellones del recinto de Montjuic. En 1996, los responsables de IFEMA (Institución Ferial de Madrid) pusieron en marcha otro salón del automóvil, alternándose en los años pares, en que no se celebra en la ciudad condal. El resultado es que la competencia entre uno y otro han acabado por hacerse mucho daño a ambos.

Estos días se ha celebrado la feria madrileña y con todo el respeto del mundo para sus organizadores, ha sido un fracaso expositivo y habrá que esperar a que comuniquen los resultados económicos para saber si al menos los compradores han animado el negocio.

Se dan una serie de circunstancias que no ayudan al éxito. La primera de ellas es que el sector está en la UVI. Es verdad que el enfermo muestra signos de recuperación, pero no olvidemos la gravedad del diagnóstico: el mercado actual es de menos de 800.000 unidades anuales, cuando en España deberían venderse 1.250.000 coches, como se hacía de manera continuada antes de la crisis. Llevamos unos meses con crecimientos superiores al 15% y todo apunta a que la tendencia continuará al alza. En este sentido, el secretario de estado de Comercio, Jaime García-Legaz, manifestaba su apoyo a una nueva edición del Plan Pive, que ya ha agotado el 78 % del presupuesto. La verdad es que creer que las ventas se acrecientan por una ayuda estatal de 1.000 euros (los otros 1.000 los pone el concesionario) es de una ingenuidad estremecedora. Pero en fin, todo ayuda. De eso no cabe duda.

Lo que si anima las ventas son otro tipo de ayudas y el esfuerzo de las marcas por ofrecer modelos con innovaciones tecnológicas. Ya hablamos en otra ocasión de que el primer argumento de ventas ya no es el precio, sino la tecnología. También decíamos que el automóvil está siguiendo los pasos de la telefonía móvil. Las ventas de terminales no las condiciona tanto su precio como la incorporación de sistemas cada día más eficientes y más próximos a la utilización cotidiana. En este Salón de Madrid el mayor número de consultas y los stands donde se percibía mayor actividad es en aquellos que mostraban tecnologías híbridas, que es ahora mismo la tendencia en automoción, pese al enorme desconocimiento de su funcionamiento por parte del público.

Toyota, que es sin duda la marca con más experiencia en este terreno, puso en marcha una iniciativa que me parece interesante destacar. En su stand, donde exponía de manera destacada todos sus modelos híbridos, no estaban los habituales vendedores para informar a los interesados sobre las ventajas de determinados modelos, sus precios y sus características. No. Toyota contaba con un grupo de periodistas, compañeros de profesión con mucha experiencia en medios especializados, capaces de comunicar a los usuarios todo lo que esta nueva tecnología supone para el desplazamiento y para el respeto medioambiental. También hace unas semanas comentábamos que Ford ha puesto en marcha una nueva manera de comunicarse con sus compradores.

Pues bien, vemos ahora que Toyota inicia también una nueva estrategia comunicativa. Al menos lo hemos visto como experiencia piloto en el Salón. A ver qué ocurre en unos meses. Las nuevas tecnologías no son fáciles de explicar y es interesante el cambio de vendedor a comunicador.

En otro orden de cosas, no ha sido un Salón de grandes novedades. Ni siquiera estaban presentes muchas de las marcas, como Seat, Audi, BMW, Citroën, Volkswagen, Ford, Skoda o Peugeot... por citar a algunas de las ausencias más significativas. Y otras marcas estaban representadas únicamente por sus concesionarios locales, como Opel o Jaguar. Por tanto, desde el punto de vista expositivo, el salón ha sido más bien un recibidor. Pero sí merece que se destaque la presencia del nuevo Nissan Pulsar, la única novedad que realmente merece el nombre de tal.

Y es sin duda una apuesta muy seria de la marca franco-nipona. Recuerden que hace ya unos cuantos años que Nissan está integrada en el grupo Renault. Precisamente por eso, en el coche Red Bull de Fórmula 1, que utiliza motores Renault, aparece la publicidad de Infiniti, que es la marca Premium de Nissan... un galimatías que quizá ahora entiendan mejor.

Sigamos con el Nissan Pulsar. Esta marca es una de las pocas generalistas que no disponían de un coche en el segmento C. El segmento de los Renault Megane, Volkswagen Golf, Peugeot 308, Citroën C4, Opel Astra, Ford Focus... y tantos otros coches compactos de más de 4 metros. Aunque hoy todos han crecido tanto que pocos hay de menos de 4,20. Coches de utilización familiar, cuatro puertas y diversas carrocerías: desde berlinas a familiares, pasando por descapotables. En Europa es la categoría de coches más vendida. En España, con el 26,8% de las ventas, solo la superan los coches del segmento más pequeño, el B, desde los años de crisis.

Vamos, que era poco concebible que Nissan no estuviera presente con una propuesta más convencional que el todo-terreno Qashqai. Durante muchos años mantuvo la producción del Almera, que aún se ven por las calles. Y lo sustituyó por el Tiida en el año 2009, pero, sin razones explicables, fue un coche de fracaso comercial. Uno de esos ejemplos en que no se acierta y no se sabe por qué. Todos los fabricantes han pasado por esa amarga experiencia: desde el Audi A2 al Seat Toledo de segunda generación, pasando por el Renault Avantime o el Volkswagen Phaeton. Buenos coches que nunca gustaron al público. Como el Nissan Tiida.

Así que ahora el Pulsar quiere olvidar hasta el nombre. Y la verdad es que tiene todas las papeletas para competir con éxito con cualquiera de sus rivales. No deja de ser la versión Nissan del Renault Megane, pero con su identidad propia. Ha sido lo más interesante de un Salón de Madrid que debería replantearse otras alternativas o admitir de manera definitiva que no está el sector para una fiesta todos los años.