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"A todos nos han dicho eso de 'en realidad eres gay, pero no quieres salir del armario": la invisibilización de los hombres bisexuales

"A todos nos han dicho eso de 'en realidad eres gay, pero no quieres salir del armario": la invisibilización de los hombres bisexuales

Los hombres bisexuales son la parte del colectivo que menos se visibiliza: solo el 2,4% de ellos se identifican como tal, según el CIS.

Hombre con una pancarta con el mensaje ' Not a phase (No es una fase)' en el día de la Visibilidad Bisexual en septiembre de 2023.Europa Press via Getty Images

Carlos, de 32 años, hace apenas cuatro que se reconoció como hombre bisexual. Su camino no fue nada fácil e incluso se sintió rechazado por la que entonces era su pareja. "Empezó a decirme que si era gay, que lo dijese, pero que no podía estar con ella. El concepto de que me podía atraer ella y un hombre o una persona no binaria por igual, no le entraba en la cabeza", explica y recuerda que el rechazo se le dio también por su entorno más cercano, algo que ha visto que se repite entre otras personas bi.

"A todos nos han dicho eso de 'en realidad eres gay, pero no quieres salir del armario'. Es negarme totalmente mis emociones y mis sentimientos ya sean románticos o sexuales", recuerda sobre uno de los tópicos bífobos que se extienden tanto dentro como fuera del colectivo LGTBIQ+.

Precisamente esta semana, una entrevista del exconcursante de OT 2023 Paul Thin con motivo del especial LGTBIQ+ de El País Semanal en el que se ponía en el centro la bisexualidad ponía de manifiesto la invisibilización e invalidación de las personas que forman la B.

"La noto porque soy un hombre, bisexual, con novia. Yo mismo tengo ese síndrome del impostor y noto que no formo parte del colectivo, porque muchas veces me siento excluido, aunque sea sin quererlo", señalaba en la entrevista. "Que yo sea un hombre bisexual con novia no quita mis emociones, mis recuerdos, todo lo que he vivido", añadía.

Precisamente, sus palabras desataron numerosos comentarios bífobos que le acusaban de hacer queerbaiting [querer llamar la atención o fingir pertenecer al colectivo LGTBIQ+ para lucrarse de alguna forma] y lo llevaron a emitir un comunicado en X.

"Casi cuatro años en antidepresivos llevo. Pero luego intentar no esconder mis traumas e inseguridades es hacerme la víctima. Hablar sobre mi relación con mi propia sexualidad, mis emociones y mis recuerdos es hacer queerbaiting. Sinceramente, sois muy pesados. Venga un abrazo", dijo.

Lo cierto es que hay pocos referentes de hombres bisexuales visibles en la actualidad, además de Paul Thin, el activista LGTBIQ+ Daniel Valero, conocido como Tigrillo, compartió un vídeo en septiembre de 2023 en el que comenzaba diciendo: "Me he dado cuenta de que soy bisexual con casi 30 tacos y creo que es algo que cada vez le está pasando a más gente".

En el imaginario colectivo, la visibilidad sigue siendo escasa más allá de referentes clásicos como David Bowie o más recientemente el actor de Los Juegos del Hambre Josh Hutcherson o el protagonista de Heartstopper Kit Connor, quien también recibió ataques al hablar de su orientación. Esto no es más que un reflejo de la realidad, los hombres bisexuales son, según datos del CIS, solo el 2,4% y, según las estadísticas europeas LGTBI II, el 45% de los hombres bisexuales no lo es públicamente. 

Ellas, aunque todavía están empezando a visibilizarse, son el 7,6, según el CIS y aumenta especialmente entre las jóvenes entre 18 y 24 años, cuando ellas se identifican al 40% con esta letra del colectivo. También ellas han tenido algunos referentes más, aunque tampoco demasiados, desde Angelina Jolie a Madonna o más recientemente Billie Eilish.

No es casualidad, además de la bifobia a la que también se enfrentan ellas, ellos hacen frente a la masculinidad tóxica que también está presente en dentro del colectivo LGTBIQ+, especialmente entre cierto sector del colectivo gay. 

"En el tema de los hombres B, si pienso que al haber todos estos estereotipos de ver la bisexualidad como una fase o algo pasajero. Además, juntándolo con el machismo y esta masculinidad patriarcal que muchos de los hombres reproducen consciente o inconscientemente, sí que pienso que eso afecta mucho a la hora de visibilizarse como bi", explica a El HuffPost Dylan, parte del colectivo de hombres bi Señores Bi-en.

"Ellas pueden experimentar más, por así decirlo, aunque también eso se castiga igualmente al ser bi, pero digamos que tienen más ese margen, los hombres B no: o eres hetero o eres gay", recalca.

Daniel Valero, quien es autor también del libro Confundidas, indecisas, promiscuas. Bisexualidad, identidad y deseo en un mundo monosexista (Paidós) recuerda que "solo un 8% de los hombres bisexuales a nivel de Europa salen al 100% del armario en todos los ámbitos". "Somos literalmente la parte del colectivo que más se esconde porque somos a los que más se nos hace elegir entre nuestra identidad, nuestra forma de expresarnos y nuestras posibilidades de relacionarnos afectiva y sexualmente", añade.

La negación de la orientación, el continuo cuestionamiento y el síndrome del impostor

Ese sentimiento que vivió Carlos de que se le negase su identidad sexual no es único. También lo vivió Valero quien, tras hacer pública su bisexualidad reveló cómo se le había negado su orientación y él mismo se resignó a identificarse como gay. Para él, tal y como cuenta a El HuffPost, precisamente lo que más marca la bifobia y lo más "identitario" es que se relaciona continuamente la orientación con la persona con la que se esté.

"Lo identitario también en este caso de esta orientación sexual depende mucho de la persona con la que te relacionas, eso es algo que solo se nos exige a las personas bisexuales", explica Valero. 

"A una persona heterosexual se le valida que siga siendo heterosexual por mucho que esté soltero o aunque nunca en su vida haya tenido pareja ni ningún tipo de relación sexual. Nadie pone en duda su heterosexualidad por ello"
Daniel Valero, activista LGTBIQ+ y creador de contenido

"A una persona heterosexual se le valida que siga siendo heterosexual por mucho que esté soltero o aunque nunca en su vida haya tenido pareja ni ningún tipo de relación sexual. Nadie pone en duda su heterosexualidad por ello", reflexiona el activista. Valero recuerda que ese cuestionamiento le lleva a pensar continuamente "si estamos performando de forma correcta si es que hay una forma correcta la bisexualidad".

A Carlos, cuando se identificó como bi, nadie le tomó en serio. "Me veían como que había estado engañando a mi pareja, que entonces era una chica, y que era gay. Algo que pasa mucho es asociar que si un hombre es bi es gay y si una mujer es bi es hetero, sea por lo que sea, siempre se asocia a una persona bisexual con un hombre únicamente", se queja. "¿De verdad creéis que mentiría si para explicar una orientación homo o hetero a la gente de a pie es mucho más sencillo?", denuncia.

"Algo que pasa mucho es asociar que si un hombre es bi es gay y si una mujer es bi es hetero, sea por lo que sea, siempre se asocia a una persona bisexual con un hombre únicamente"
Carlos, hombre bisexual de 32 años

Valero también denuncia que la exigencia se traslada muchas veces a tratar de ponderar las relaciones que se tienen con cada género: "Es algo que prácticamente solo se nos exige a nosotros". 

En ello coincide Dylan, que recuerda que en más de una ocasión le han comentado eso de que "para ser bi te gusten 50% hombres y 50% mujeres": "Lo bi es una identidad política, también lo puedes hacer alrededor del deseo, pero no tiene que ver con porcentajes". "Al final de siempre eres como un impostor, porque dices, ‘wow, pues no me gustan 50% hombres y 50% mujeres’, sobre todo porque no solo hay hombres y mujeres, se sale muchísimo de ahí, que es una cosa que mucha gente cree", denuncia.

"Yo al final he vivido mucha bifobia, y delante de otras personas bi he escuchado comentarios bífobos tipo ‘¿pero has salido con mujeres?’ y qué pasa si no lo he hecho, no es necesario. Es como eso de que dicen que las personas bi tienen ‘privilegio hetero’, es todo superbífobo", añade Dylan.

Criticados desde dentro del colectivo LGTBIQ+ y bajo el yugo de la masculinidad hegemónica

El supuesto "privilegio hetero" fue lo que achacaron a Carlos desde dentro del colectivo gay cuando empezó a relacionarse con hombres. "Venía de que me rechazasen de un entorno hetero, básicamente, me dijeran que era gay y cuando empecé a relacionarme más con chicos me encontré con que me decían que durante años 'había ido a lo fácil", denuncia. "Al final recibes bifobia por todos lados", se queja.

Dylan recuerda que dentro del colectivo bi "hay mayor bifobia por parte de hombres gay que por parte de mujeres lesbianas" porque, por un lado, se hace gala de la masculinidad hegemónica y en cierto modo de la misoginia que reniega de todo lo masculino y, por otro, porque recuerda que "hay personas que han usado lo bi para salir del armario como gais", algo que tampoco critica. 

"Por ejemplo, en el colectivo de hombres gay, hay hombres que no quieren salir con hombres bi porque hay un concepto que se llaman golden boy, que son aquellos hombres que nunca han tenido relaciones sexuales con mujeres. Si son bi y las han tenido se les quita ese reconocimiento. En el colectivo gay es como algo bueno, que no se haya acostado nunca con una mujer", expone Dylan.

"En el colectivo de hombres gay, hay hombres que no quieren salir con hombres bi porque hay un concepto que se llaman golden boy, que son aquellos hombres que nunca han tenido relaciones sexuales con mujeres"
Dylan, hombre bisexual visible

Valero, por su parte, cree que la bifobia dentro del propio colectivo parte de que "muchas personas sienten que durante mucho tiempo su defensa a sus derechos y a su identidad se ha basado en el ‘nacemos así y no hay nada que podamos hacer para evitarlo’, es algo que nos viene de nacimiento". Asimismo, cree que ciertas personas homosexuales han tratado de seguir los roles heterosexuales "solo que al contrario".

"De repente la bisexualidad, con todo ese aura que tiene de fluida, de sorpresa, de que todo el mundo puede ser bisexual en cualquier momento, muchas personas, por desgracia, sienten que tiran por tierra esta defensa que se ha hecho tradicionalmente de la disidencia", explica el creador de contenido.

"Con las personas heterosexuales es lo mismo, pero al contrario. La bisexualidad, si se valida, provoca que nadie pueda demostrar que es heterosexual. Esto afecta especialmente los hombres heterosexuales, que tanto miedo tienen a que su masculinidad sea vista como menos y a que se ponga en duda", recuerda Valero, quien apunta que se trata de una orientación que trata de acabar con la "heterosexualidad obligatoria y la masculinidad hegemónica". 

Según Dylan, uno de los frentes con los que tienen que lidiar los hombres bi dentro de la masculinidad hegemónica es que se vea que "los hombres son personas con ideas muy claras y deseos muy claros". "Por esta parte, visibilizarse como B no está bien visto, porque se ve como una fase, en la que después verás que eres gay o eres hetero, una de dos", añade.

Pero más allá de esto, Valero apunta a una causa histórica en la invisibilización de hombres en el colectivo bi y que se encuentra en los primeros activismos bisexuales. "Ellos no querían visibilizarse como tal porque se entendía que era algo que se asociaba a las feministas —porque es un activismo feminista al final— y no querían ser percibidos como feministas porque esto era algo que atacaba directamente a su masculinidad", recuerda.

El problema de la masculinidad hegemónica no solo se da entre ellos, sino que también se produce en las relaciones entre los hombres bi con las mujeres. Según Valero, si los hombres "se visibilizan como bisexuales, tienen que elegir entre visibilizar esta identidad y poder llevar a cabo parte de su deseo". "Sienten que ya dejan de tener oportunidad automáticamente con mujeres, porque a ellas también se las enseña a fetichizar la masculinidad hegemónica, y un hombre que tiene relaciones sexuales con otros hombres es de forma inherente menos masculino a ojos de la sociedad", explica.

Eso fue lo que vivió Carlos, quien recuerda que a la hora de relacionarse con mujeres se encuentra con la barrera de que se relacione con hombres. "Generalmente asocian a que tengo una determinada expresión de género, eso ya de por sí no les gusta, o te sueltan comentarios directamente bífobos y homófobos sobre tu salud sexual o prejuicios asociados al colectivo LGTBIQ+", se queja.

"Generalmente asocian a que tengo una determinada expresión de género, eso ya de por sí no les gusta, o te sueltan comentarios directamente bífobos y homófobos sobre tu salud sexual o prejuicios asociados al colectivo LGTBIQ+"
Carlos, hombre bisexual de 32 años

Pansexualidad y bisexualidad, dos etiquetas con más en común que lo que las separa

A la hora de hablar del colectivo LGTBIQ+, la etiqueta pansexual ha caminado buena parte del camino con la de bisexual, aunque ha habido quien ha entrado en conflicto. La definición inicial de bisexualidad es una atracción romántica y/o sexual por personas de cualquier género, mientras que la pansexualidad lo hace sin importar el género.

"Creo que ha sido un debate que durante mucho tiempo nos ha separado más de lo que deberíamos realmente. Al final, han sido debates terminológicos que es algo que es cultural y social que va cambiando. Ni la bisexualidad significa lo mismo que hace 100 años, ni la pansexualidad tampoco, han cambiado radicalmente las dos de significado y de contenido", sentencia Valero, quien recuerda que principalmente el problema radica cuando se dejan fuera a las personas trans o no binarias. Para él, "en la práctica es lo mismo, cambia el matiz de la importancia que tú le quieres dar al género".

Él abraza la bisexualidad porque ese matiz de género, ahora mismo, lo encuentra relevante: "Hemos sido educadas de forma que es difícil desligarnos del género a la hora de relacionarnos. Yo no me relaciono igual con una mujer que con un hombre, no porque yo sea una persona sexista, sino porque la sociedad me ha enseñado que nos relacionamos de forma distinta y tenemos dinámicas diferentes de comportamiento".

Pero más allá de estos matices, recuerda que sufren la "misma discriminación, los mismos enemigos y el mismo objetivo común". 

Dylan coincide con él y asegura que todas las etiquetas son bienvenidas: "Puedo entender que un solo concepto no puede englobar todos los matices con los que se identifica una persona. Igual que está el paraguas trans, está el paraguas bi".

Además, el miembro de Señores Bi-en recuerda que aunque la bisexualidad es algo histórico, remarca que se tengan en cuenta las plurisexualidades y que no se usea mal la definición de bi como algo binario: "La bisexualidad es lo mismo, no hace distinciones entre trans y no trans, binario y no binario, pero si usan bien los términos creo que no hay ningún problema".

  Retrato de Dylan.Frank Dana

Cada vez jóvenes más (bi)sibles y conscientes de una orientación que busca romper moldes

A pesar de que los hombres siguen siendo minoría en el colectivo, las generaciones más jóvenes van abriendo camino. Valero recuerda que a la hora de ir a dar charlas a institutos, cada vez más adolescentes se identifican como bisexuales, especialmente ellas. Sin embargo, no se atreve a hacer un pronóstico a futuro debido al auge de la LGTBIfobia también entre los más jóvenes.

"Hay mucha más visibilidad y hay una mente mucha más abierta, pero al mismo tiempo hay un ataque mucho más organizado, dirigido a que estas personas no puedan visibilizarse y se callen", explica y recuerda que todo "va a depender de cómo orientemos nuestra lucha y de cómo defendamos el derecho a ser y expresarse libremente de esas personas pequeñas por las que ahora mismo estamos haciendo este activismo".

Casi uno de cada cuatro jóvenes de entre 18 y 24 años se considera bisexual (23,6%), según el CIS, de ellos un 10% se identifican como hombres. Para Dylan, esto es fundamental para dar "visibilidad" al colectivo. 

"Las personas jóvenes que lo hablan con mucha naturalidad como ‘vale, sí, me gustan todos los géneros y qué pasa’. Creo que eso también puede ayudar a la gente más adulta o mayor a ver que lo hablan con naturalidad y sin prejuicios, que muchas veces es lo que hace falta. Creo que puede ayudar a derribar mitos y sobre todo mucha bifobia", enfatiza.

Carlos destaca que cada vez se ven más banderas bisexuales o personas que se identifican como tal en redes sociales, en general, menores de 30 años. "Pero esto, por desgracia, no elimina la bifobia, porque he llegado a escuchar especialmente hacia chicas bi dentro del colectivo, que ya nadie se identifica como lesbiana aunque lo sea, invalidándolas totalmente", denuncia. 

Tanto Dylan como Valero ponen sobre la mesa también la bisexualidad como orientación disruptiva más allá de los géneros. "Para mí es súper queer, y además creo que también tiene mucha relación con romper la monogamia, cuestionar el género, por esa parte es como no hay ese rechazo justamente por eso, porque es bastante transgresora", explica Dylan.

Valero, por su parte, llama a abrazar esa promiscuidad que tanto se ha criticado a las personas bisexuales. "Creo que durante mucho tiempo se ha defendido de una forma que ha sido contraproducente con esta forma de 'no, no tiene por qué una persona bisexual puede ser exactamente igual de monógama e igual de cual que cualquier persona heterosexual', cuando realmente cualquier hombre heterosexual probablemente sea mucho más promiscuo que cualquier hombre bisexual o no, pero a ellos no se les dice nada por esa promiscuidad", explica y recuerda que esto "solo se ve algo negativo dependiendo de a quién señales".

"La bisexualidad se castigaba por ser relacionada con la promiscuidad, entonces no podemos desligarnos de ella porque realmente tenemos el mismo enemigo, la misma crítica y la misma solución"
Daniel Valero, activista LGTBIQ+ y creador de contenido

Valero recuerda que precisamente la no monogamia ha estado muy vinculada con el colectivo B y los primeros activismos bisexuales que "eran los activismos por la liberación sexual en general, incluyendo a personas heterosexuales y gais y lesbianas que mantenían relaciones de forma no monógamas o de forma menos normativas, porque se consideraba que era la misma opresión". "La bisexualidad se castigaba por ser relacionada con la promiscuidad, entonces no podemos desligarnos de ella porque realmente tenemos el mismo enemigo, la misma crítica y la misma solución", sentencia.

Tanto Valero como Dylan defienden que la no monogamia está estrechamente vinculada con la bisexualidad y con esa ruptura con los moldes cisheteropatriarcales. De hecho, Valero defiende que hay que dejar de "tirar piedras sobre nuestro propio tejado, porque si nos desligamos de ello al final dejamos atrás a todas esas personas bisexuales que sí que practican relaciones de forma no normativa o tienen una vida sexual más abierta y no hay nada de malo en ello".

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MOSTRAR BIOGRAFíA

Marina Prats es periodista de Life en El HuffPost, en Madrid. Escribe sobre cultura, música, cine, series, televisión y estilo de vida. También aborda temas sociales relacionados con el colectivo LGTBI y el feminismo. Antes de El HuffPost formó parte de UPHO Festival, un festival urbano de fotografía en el marco del proyecto europeo Urban Layers. Graduada en Periodismo en la Universidad de Málaga, en 2017 estudió el Máster en Periodismo Cultural de la Universidad CEU San Pablo y en 2018 fue Coordinadora de Proyecto en la Bienal de Arte Contemporáneo de Fundación ONCE. También ha colaborado en diversas webs musicales y culturales. Puedes contactarla en marina.prats@huffpost.es