Ni garrapata ni avispa: esta es la picadura de animal más peligrosa del verano y cómo reconocerla a tiempo
Cada una es diferente y hay que conocer los principales síntomas para actuar en rápidamente y saber identificarlas en el menor tiempo posible.

El verano es sinónimo de sol, descanso y actividades al aire libre. Pero también es temporada alta para ciertos visitantes no deseados: los insectos. Picaduras de mosquitos, abejas o avispas suelen formar parte del paisaje estival, con sus típicas molestias como picor, enrojecimiento o leves reacciones alérgicas. Sin embargo, hay una amenaza menos conocida que puede tener consecuencias mucho más graves.
No se trata de un mosquito ni de una avispa. Ni siquiera de una araña o una garrapata. Hablamos del escorpión, un animal cuya picadura puede pasar desapercibida al principio, pero que no debe subestimarse.
Aunque en Europa las especies más comunes de escorpión no suelen ser letales, su picadura puede ser extremadamente dolorosa y, en algunos casos, peligrosa. En regiones tropicales o desérticas del planeta, como en parte de África, América o Asia, un encuentro con este arácnido puede desencadenar reacciones severas e incluso ser mortal si no se recibe atención médica a tiempo.
El farmacéutico Álvaro Fernández, muy activo en redes sociales, insiste en la importancia de saber reconocer una picadura de escorpión. Según explica, suele producir un dolor punzante e intenso de forma inmediata, acompañado de hinchazón, enrojecimiento, ardor y sensación de calor en la zona afectada.
En personas alérgicas o con mayor sensibilidad, los síntomas pueden agravarse: entumecimiento, náuseas, bajadas de tensión o dificultad respiratoria. Además, pueden aparecer efectos neurológicos en cuestión de minutos, una señal que nunca debe pasarse por alto.
Distinguir este tipo de picadura de otras no siempre es fácil. Las de araña, por ejemplo, dejan dos pequeños puntos rojos, mientras que las de la garrapata se adhieren a la piel, y las de las hormigas pueden formar ampollas.
En cualquier caso, ante la duda, lo recomendable es lavara la zona con agua y jabón, aplicar hielo y acudir a un centro médico si los síntomas no remiten o empeoran. Este verano, además del protector solar, conviene tener en mente otro tipo de precaución: vigilar bien dónde pisas y dónde te sientas. Porque a veces, el verdadero peligro viene con un aguijón, pero sin zumbido.
