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La puerta de la imaginación (y de los juguetes) vuelve a abrirse esta Navidad

La puerta de la imaginación (y de los juguetes) vuelve a abrirse esta Navidad

Un fabricante español de juguetes celebra sus 50 años devolviéndole la vida a una tienda de juguetes que convirtió la infancia en un universo con puerta doble.

La doble puerta de Imaginarium vuelve a la vida.
La doble puerta de Imaginarium vuelve a la vida.Jordi de Rueda

Hubo una época en la que la ilusión se medía en centímetros. Los adultos entraban por una puerta grande y los niños, por otra más pequeña, hecha a su medida. Aquel gesto, tan simple como genial, resumía todo lo que era la infancia: un mundo aparte, un refugio donde el juego no tenía que rendir cuentas a nadie. Esa puerta vuelve a abrirse esta Navidad. Y lo hace con un crujido que suena a memoria.

El fabricante español Juguettos, nacido en 1975 en Villena (Alicante), ha decidido celebrar su medio siglo de vida con un golpe maestro de nostalgia: revivir Imaginarium, la mítica marca zaragozana que durante tres décadas convirtió las tiendas de juguetes en pequeñas escuelas de imaginación. No era solo un espacio de venta: era un universo con filosofía propia, donde los juguetes tenían alma y los adultos, permiso para volver a ser niños.

Cerró en 2024, como tantas cosas que se van sin hacer ruido, dejando escapar un pedazo de la infancia colectiva. Pero unos meses después, Juguettos compró sus activos, diseños y patentes, con una idea sencilla y emocional: volver a llenar los escaparates de juguetes con historia, de esos que se heredan y no se tiran. Ahora, más de 190 referencias, desde el peluche Kiconico hasta La Casa de Amanda, se preparan para su regreso esta campaña de Navidad.

La generación que vuelve a cruzar la puerta

Imaginarium fue durante años una rareza luminosa en el mundo del juguete. En sus catálogos no se hablaba solo de diversión, sino de creatividad, sostenibilidad, desarrollo y respeto. Los colores eran suaves, las formas redondeadas, y las palabras invitaban a pensar. “La marca mantiene su esencia, tanto a nivel de imagen como de concepto”, ha explicado la compañía en su relanzamiento. Traducido: sigue creyendo que imaginar es el primer paso para cambiar el mundo.

La vuelta de Imaginarium es también un reflejo de nosotros. De una generación que creció montando trenes de madera, dibujando con ceras blandas y soñando con tener una casa de muñecas “como la de Amanda”. Una generación que ahora compra juguetes para sus hijos —o para sí misma—, convencida de que nada compite con el placer de volver a cruzar la puerta pequeña, aunque sea simbólicamente.

Mientras tanto, Juguettos sopla sus cincuenta velas convertida en la principal cadena de jugueterías de España, con 275 tiendas, 2.000 empleados y una facturación que el último año superó los 154 millones de euros. Su éxito se basa en algo que suena anticuado pero funciona: escuchar a los clientes y no olvidar de dónde vienen. “Cuando cumples 50 años y echas la vista atrás, ves que siempre ha habido amenazas y dificultades que sortear. Y lo hemos hecho transformándonos”, explica su presidente, Félix López.

En su historia hay también algo de cuento empresarial: nació de la unión de varios comerciantes que querían sobrevivir en un mercado que se concentraba. Su idea fue simple: juntarse para ser más fuertes. Y de ese espíritu cooperativo nació Coinju, germen de lo que hoy es Juguettos. Medio siglo después, ese mismo impulso colectivo les ha llevado a rescatar una marca que, más que juguetes, vendía emociones envasadas.

El catálogo de Navidad —ese ritual español que cada diciembre convierte los buzones en cofres de fantasía— volverá a ser su gran apuesta. La edición de este año promete recuperar las portadas de ensueño, los escenarios de cartón piedra y los mensajes que apelan al juego como aprendizaje. En tiempos de pantallas y algoritmos, es casi un acto de resistencia.

Y quizá ahí esté la verdadera noticia: que alguien, en pleno 2025, haya decidido invertir en imaginación. En fabricar juguetes que no hablan, no brillan, no se cargan por USB. En recordar que la magia no está en los chips, sino en lo que un niño inventa cuando un adulto le deja espacio para hacerlo.

Porque la puerta de la imaginación sigue ahí, esperando. Y esta Navidad, vuelve a abrirse para todos.