Raquel, 47 años, se va a Peñafiel a montar el gran negocio de las trufas: "El kilo vale unos 1.000 euros"
Un proyecto que combina agricultura ecológica y turismo gastronómico.
Con apenas 252 habitantes y situado en el extremo oriental de la provincia de Valladolid, a algo más de 65 kilómetros por carretera de la capital, Canalejas de Peñafiel vuelve a ganar vida gracias a iniciativas rurales como la de Raquel De Dios de la Fuente. Esta vecina del pueblo, de 47 años, decidió hace tres años dar un giro de 180º a su vida profesional para dedicarse a la truficultura y el trufiturismo.
Después de 20 años trabajando como administrativa en Peñafiel, Raquel transformó un antiguo hobby en una explotación real: 2,5 hectáreas en las que cuida alrededor de 1.000 encinas micorrizadas para producir trufa negra. Desde 2022 comercializa su producto directamente, organiza visitas guiadas a la finca y vende derivados como queso cremoso con trufa o miel con trufa bajo la marca Alimentos de Valladolid.
“No sabía qué hacer con mi vida por lo que, en el 2022, me di de alta como agricultora. Todo para dedicarme a la producción de trufas”, cuenta Raquel en una entrevista con El Español. Su proyecto, que ella misma lidera con la ayuda puntual de su marido, lleva el nombre de RF Trufas y combina agricultura ecológica y turismo gastronómico en un formato que busca “llevar la trufa del campo a los platos”.
Una venta por gramos
“El proyecto RF Trufas nace del amor propio por el campo y del deseo que tenía de aportar valor a mi entorno rural, todo desde una perspectiva emprendedora”, asegura una Raquel entusiasmada. La mujer cuenta que su campaña más reciente, de diciembre de 2024 a marzo de 2025, dejó a RF Trufas con unos 35 kilos recolectados, de los que solo se comercializan las mejores piezas; todo ello fruto de un esfuerzo constante en un cultivo tan especializado.
Raquel explica que la venta se hace por gramos: “Vendemos diez gramos por unos diez euros”, subrayando que este formato permite a cualquier cliente probar la trufa sin necesidad de hacer una gran inversión. Aunque pueda parecer un lujo, recuerda que el precio final para el consumidor suele rondar los 1.000 euros el kilo, dependiendo de la temporada y la calidad. Para los restaurantes, su forma de suministro busca preservar la frescura mediante entregas pequeñas y frecuentes.
Más allá de la producción, RF Trufas pretende funcionar como imán turístico: las jornadas de trufiturismo combinan explicación del proceso de cultivo, recolección con la ayuda de un perro trufero y degustación en una bodega subterránea rehabilitada, con la intención de divulgar el producto y fomentar un consumo consciente. Raquel subraya la importancia de crear sinergias con otras empresarias y productores locales para fortalecer la economía del entorno rural.
Como muchos emprendedores rurales, Raquel reclama medidas de apoyo a los pequeños productores como una reducción de las cuotas de autónomos para el medio rural y una simplificación administrativa para facilitar la venta y la promoción de productos locales. A pesar de las dificultades, mira al futuro “con ilusión” y la convicción de que es posible emprender desde el campo con criterios sostenibles.