Revisan el estudio que disparó las alarmas sobre los utensilios de plástico negro
Aunque reconocen su error, los autores de la investigación aseguran que se necesita más regulación para terminar con el uso de aditivos peligrosos en los productos.

En el mes de octubre del pasado año, un estudio publicado en la revista Chemosphere halló que el plástico negro, que es habitual emplear en la fabricación de algunos utensilios de cocina, juguetes, o bandejas para carne, podría contener retardantes de llama —sustancias químicas que se añaden a los productos para que sean menos inflamables— tóxicos "que pueden estar filtrándose de los productos electrónicos durante el reciclaje".
Los autores de ese estudio informaban que los niveles de algunos contaminantes eran tan altos que casi alcanzaban el límite diario seguro para la exposición humana. Pero ahora se ha sabido que los científicos que participaron en el estudio cometieron un grave error de cálculo.
En una corrección publicada a finales del mes de diciembre, los investigadores admitieron que cometieron un error matemático al calcular mal el nivel seguro de exposición al BDE-209 en aproximadamente 10 veces. Esto propició que el riesgo de exposición por día a un utensilio de cocina fabricado con este tipo de plástico casi coincidiese con el límite diario total seguro establecido por la EPA. En realidad, era menos de una décima parte del límite, lo que indica que el riesgo para el público era mucho menor de lo que se informó inicialmente.
En la corrección, los autores dijeron que "este error de cálculo no afecta la conclusión general del artículo". "Nuestro estudio y otros estudios similares dejan claro que se necesita más regulación para terminar con el uso de aditivos peligrosos en los productos y garantizar que los reemplazos se hagan con materiales y químicos más seguros", aseguran.