Daniel Bernabé: "Gracias a algunos programas de televisión de entretenimiento la ultraderecha se ha transformado en algo razonable"

Daniel Bernabé: "Gracias a algunos programas de televisión de entretenimiento la ultraderecha se ha transformado en algo razonable"

Entrevista con el escritor, que publica 'Todo empieza en septiembre'.

El escritor Daniel Bernabé.JAVIER OCANA

Daniel Bernabé es escritor, cronista social, tertuliano y columnista. Él es una de las caras pero, especialmente, una de las voces más críticas con el panorama social y político actual. "El avance social político se produce cuando hay debate interno profundo y, fíjate, venimos de una década pasada donde el debate estaba siempre encima de la mesa y había gran libertad para cuestionarse todo", explica Bernabé que hace de la franqueza y la autonomía a la hora de escribir su regla número uno, aunque el momento no sea proclive a ello.

"En los últimos años, sobre todo, desde la pandemia aquí, noto cada vez más la presión de tu público y del grupo al que perteneces. Fíjate que creo que ahora la mayor presión que recibimos los que escribimos es esa y no tanto del medio para el que trabajas. Se exige que tengas prácticamente un 'seguidismo' con lo que ocurre y que no discrepes. Y eso es muy difícil porque hay veces que no estás de acuerdo con lo que sucede. Uno tiene una línea ideológica muy clara, pero lo que uno no tiene es una hipoteca con ninguna organización política o con una persona. Cada vez se escribe más para reafirmar prejuicios porque cuando lo haces así, no te metes en líos", argumenta el analista político que, desde la tribuna de Infolibre y de El País, y desde los micrófonos de Hora 25, intenta activar ese debate imprescindible para que lograr el progreso colectivo. 

Su primera novela, Todo empieza en septiembre, aunque es ficción, pone al lector alerta de un momento político, social y ético que perfectamente se puede trasladar al ahora: ¿es la ultraderecha capaz de imponerse a la democracia?

El protagonista de la historia es Jaime Peña, un cuarentañero de esa última generación del siglo XX que se vio arrasada por la recesión del 2008 en su juventud y que, cuando tenía que dar el paso de salir al mundo adulto, tuvo que afrontar con resignación —o no— una pandemia que volvió a dar la vuelta a las estructuras económicas y sociales. 

¿Qué es lo que empieza en septiembre en la vida del protagonista? Porque el inicio no es muy alentador?

Esta es una novela de finales y de inicios. Jaime es alguien que está acabando una etapa de su vida, está a la deriva, está jodido, pero no se resigna, quiere iniciar una nueva etapa. Lo peor que te puede pasar es no tener dirección y Jaime no la tiene. Tú puedes tener problemas pero si tienes una dirección a la que dirigirte, te enfrentas a ellos. Jaime pertenece a una generación a la que en un momento crucial de la vida, la primera adultez, a los 30, cuando tu vida va aterrizando, tienes una pareja estable, quieres comprarte un piso e incluso te planteas formar una familia, llega la gran recesión de 2008 y te arrasa. Entonces, él, como otros muchos, en esos años en los que la vida aterriza,  tenía que sobrevivir, sacar la cabeza del agua y pasar otro día y otro día. Hasta que te despiertas y tienes 40 tacos, y solo te has podido dedicar a sobrevivir. Creo que esto, que a mí me ha pasado, creo que es algo que no se ha contado en este país y me apetecía contarlo. Él personaje arrastra esos pesos respecto a la paternidad, a su familia, a las expectativas que tenía…

¿Es una historia de reconstrucción?

Te puedes reconstruir, empezar de nuevo puedes hacerlo muchas veces pero vas perdiendo piezas. Jaime ha perdido la pieza de la ilusión, de la esperanza, de la confianza en sí mismo e incluso del amor. ¡Le han dado tan duro! Él tiene una relación peculiar con Irene, de la que está completamente enamorado, y ella no —ojo, con todo su derecho—. Yo ahí quería expresar cómo lo neoliberal, que es una concepción de la economía, ha traspasado y ha calado en todos los sectores y al amor también le ha afectado. Creo que ahora somos muy utilitaristas, vemos el amor desde el punto de vista de la rentabilidad y eso nos ha hecho comportarnos de manera egoista. Jaime se queda estupefacto con Irene, que tiene diez años menos que él, pero se ha adaptado a esa indeterminación; no le gusta pero sabe moverse y, de una u otra forma, ha conseguido entender los códigos de esa indeternimanción y se ha adaptado. Desde mi punto de vista es posible esa adaptación pero es trágica porque aceptas las condiciones: no tener un contrato, vivir en un piso compartido con alquileres espantosos y no tener la conciencia de que había otro mundo antes. Jaime sí que conoció otros mundos: pisos más baratos, contratos fijos, sindicatos fuertes… Por eso Jaime se niega a adaptarse a esa indeterminación y eso les hace enfrentar la situación de forma diferente.

Según avanza la novela establecen un vínculo muy fuerte, por la investigación que llevan a cabo, pero sobre todo porque de repente empiezan a encontrar valor a tener un compañero. Creo que en este mundo tan hostil que vivimos, tener compañeros está muy bien.

¿Crees que el mundo es tan hostil? Precisamente cuando ahora hay solidaridad, sororidad, apoyo…

Sí es verdad que hay resistencias, eso es totalmente cierto, pero son las estructuras las que se han vuelto muy hostiles. Antes lo eran menos porque algunos elementos esenciales de nuestra vida estaban exentos de ser bienes de especulación. Siempre ha sido jodido vivir, siempre ha habido que luchar por ello, por supuesto, pero antes no era caro vivir. Hace cuarenta años, las cosas eran baratas en general, no era caro vivir… Esto se va a tomar por…. cuando se meten cosas en el mercado especulativo, como la vivienda, y lo revienta. Si cada mes necesitas 800 euros para empezar a vivir, apaga y vámonos. Eso quería reflejarlo en el libro: Jaime responde ante la vida, trabaja en veinte mil cosas y no le da, y tiene que compartir piso con un chaval de 20. ¡Eh, y al final Jaime va a aprender mucho de Juanmi!

El retrato de Jaime bien podría ser el retrato de cualquier treintañero: precariedad laboral, imposibilidad de entrar en la adultez como siempre se ha entendido por esa ‘intranquilidad’ económica, dificultad para mantener una estabilidad sentimental... ¿Jaime eres tú?

En el libro hay mucho de mí, pero no es autobiográfico. Yo he construido una ficción desde elementos que conozco. También es mi primera novela y que la protagonizara un señor italiano del siglo XIV, pues no sé muy bien… Y que yo haya vivido esto no tiene mucha importancia, pero estas cosas las hemos vivido muchos: estupefacción de la vida actual, el amor líquido, la sensación de qué va a ser mañana de mi…

La conspiranoia son ideas absolutamente demenciales, absurdas y ridículas sobre amenazas inexistentes que nos atañen a todos, que tienen un gran éxito, y que son lanzadas por la gente que articula las conspiraciones

Hablemos de política un poco más, porque es la política la que mueve el libro. Hablas del espectáculo televisivo de sábado noche en el que se ha convertido la política. ¿A los periodistas, cronistas, analistas... se nos ha ido de las manos?

En este libro me he encontrado con una cuestión: el periodismo tiene unas hipotecas enormes de haberlo hecho mal con el poder. Su labor fiscalizadora con el poder, especialmente con el económico, falló estrepitosamente en la crisis pasada y está bien que les pase factura. Ahora vivimos un presente en el que los que ya le empiezan a pasar factura a los medios son los que necesitan que no se sepa la verdad para poder atentar contra la democracia, que es la ultraderecha. Hemos pasado de un tiempo en el que la gente salía a la calle a gritar 'televisión manipulación' a un tiempo donde los que salen a la calle son los que quieren acabar con la democracia y gritan que los periodistas son unos delincuentes o unos asesinos. Jaime se da cuenta de que el periodismo es esencial para luchar contra los que vienen apretando, que son muy chungos, y para contar la verdad. Pero, ¿la verdad es suficiente para defender la democracia?

El libro plantea una paradoja, la diferencia entre conspiración y conspiranoia. La conspiración es que un grupo de gente poderosa intente influir de forma notoria en determinados aspectos de las instituciones y del poder para tener beneficios propios. Y las conspiraciones existen, sin ninguna duda. Luego está la conspiranoia, que son ideas absolutamente demenciales, absurdas y ridículas sobre amenazas inexistentes que nos atañen a todos, que tienen un gran éxito, y que son lanzadas por la gente que articula las conspiraciones. Jaime tiene que intentar desmontar una conspiración pero a la vez enfrentarse a la conspiranoia. Si este libro lo hubiese escrito hace cinco años, esto sería absolutamente una ficción. Ahora no. Gente que creía en movidas demenciales ha habido siempre y era algo simpático y curioso. Pero de repente esto ha cogido fuerza y un día nos levantamos, tenemos una pandemia encima y nos damos cuenta de que muchísima gente de nuestro alrededor, adultos funcionales, creen que nos están inoculando un virus y nos están poniendo chips en las vacunas. De repente, están ocurriendo hechos muy graves en nuestro presente también, de gente que quiere subvertir nuestra democracia, y esto lo digo sin ningún género de dudas, pero en vez de estar preocupados por eso hay gente que está preocupada porque le meten hormonas en el pollo para dejarlo estéril. ¿Tienen relación ambas cosas? Pues claro que sí, porque mientras estamos persiguiendo brujas, no estamos preocupados con lo que es verdaderamente importante.

Afirmas con rotundidad que eso está pasando, que nuestra democracia está en peligro.

Según escribía el libro no sabía si estaba escribiendo un libro sobre lo que ya había sucedido o lo que iba a suceder, y probablemente el lector o la lectora tenga que leer atentamente y saber diferenciar o husmear en determinadas claves que aparecen en la novela. En este país han ocurrido cosas muy extrañas y muy preocupantes… Este país ha tomado mucha velocidad en algunos aspectos, no siempre en la dirección correcta, y ha tomando caminos que conducen al precipicio. Ha habido una reacción a una década de avance social y protestas, muy esperanzadora, pero hay un momento, a partir de 2017, que con la excusa del independentismo catalán algo explotó, se ha desatado algo que ha estado silente y agazapado, y ha empezado a tomar fuerza. A partir de ahí no hemos parado de ir en la dirección peligrosa. Y en estos últimos cinco años han pasado cosas realmente preocupantes. En este país se intentó tirar al gobierno en los meses más duros de la pandemia, y con una serie de maniobras que eran absolutamente inmorales y en algunos casos rozaban la ilegalidad.

Lo que no es normal es que esta legislatura empezara con los líderes políticos de la derecha diciendo que el gobierno de Pedro Sánchez es ilegítimo porque eso no es aceptable

Pero no se consiguió y hemos seguido avanzando…

Bueno, esta legislatura, a pesar de todo, de la pandemia, guerra, volcanes, nevadas… ha sido la legislatura más estable de los últimos diez años: se han aprobado tres presupuestos y se ha logrado cierta estabilidad parlamentaria en la que grupos políticos muy diferentes se entienden en cuestiones concretas y consiguen avanzar. En eso consiste la política. A la par que está sucediendo esto, este avance, hay otra parte de la política que lo único que no quiere es que esto tome cuerpo y que se asiente. Lo que no es normal es que esta legislatura empezara con los líderes políticos de la derecha diciendo que el gobierno de Pedro Sánchez es ilegítimo porque eso no es aceptable. Usted puede decir que es mal presidente, que esta medida no le gusta pero no que el gobierno de Pedro Sánchez es ilegítimo porque no es cierto.

Esa amenaza de la que hablas no es la manifestación del sábado 21 de enero contra Pedro Sánchez…

Lo más obvio es lo menos peligroso. Lo más peligroso es lo que se confunde con el paisaje y no se ve, y eso es lo realmente peligroso. Jaime, en el libro, se da cuenta de que hay una serie de personas que están en muchos sectores de importancia de las instituciones y del poder económico y privado… Por ejemplo, Claudia de la Hoz, que es uno de los personajes esenciales de la obra porque es la experta en transformar la política del susurro en sentido común. ¿Qué es la política del susurro? La que se practica fuera del escrutinio público, de los focos, fuera del congreso y del parlamento, pero no en la calle, sino en los reservados de los círculos de poder. Y esas decisiones que se toman ahí hay que trasladarlas a la gente para que se cree consenso y sentido común. Y eso lo hace Claudia de La Hoz porque tiene sobre todo programas de entretenimiento. Ahí está la clave; no son los informativos, porque ahí la gente está alerta y tiene barreras. Por eso Claudia es enormemente importante porque representa un enorme poder en España de determinados medios de comunicación que tienen la misión de hacer razonable lo irrazonable, y de hacer razonable por ejemplo a la ultraderecha. La ultraderecha en nuestro país eran cuatro freaks, que estaban arrinconados y en unos años, gracias a determinados programas de televisión y a determinadas figuras públicas se han transformado en algo razonable.

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Mila Fernández es editora de branded content y redactora de LIFE en 'El HuffPost'. Convertir a los lectores en seguidores fieles de nuestras marcas es su objetivo. Antes fue redactora de viajes, estilo de vida y entrevistadora en varias publicaciones femeninas y de viajes. Además, ha sido locutora y presentadora y esa espinita se la saca conduciendo nuestro podcast 'Tarjeta Morada'.