El filósofo griego que se murió de un ataque de risa por su propio chiste
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El filósofo griego que se murió de un ataque de risa por su propio chiste

Es considerado el padre de la gramática en Grecia.

El filósofo griego que se murió de un ataque de risa por su propio chiste

Es considerado el padre de la gramática en Grecia.

El filósofo griego que se murió de un ataque de risa por su propio chiste

Es considerado el padre de la gramática en Grecia.

El filósofo griego que se murió de un ataque de risa por su propio chiste

Es considerado el padre de la gramática en Grecia.

El filósofo griego que se murió de un ataque de risa por su propio chiste

Es considerado el padre de la gramática en Grecia.

Partenón y Acrópolis en Atenas, Grecia.Getty Images

Algunos de los filósofos más influyentes, a pesar de dedicar su existencia a la búsqueda del conocimiento, encontraron finales trágicos o insólitos. Desde la ejecución de Sócrates tras no renegar de sus ideas hasta la extraña muerte de Empédocles, quien, según la leyenda, se arrojó al volcán Etna para demostrar su divinidad. Estas historias nos muestran que incluso las mentes más brillantes no están exentas de destinos fatales. 

Entre los finales más peculiares destaca la curiosa muerte de Crisipo de Solos. Este filósofo griego, una de las figuras más influyentes del estoicismo, no solo aportó grandes conocimientos, sino que su muerte quedó inmortalizada como una de las más insólitas de la historia ya que falleció de un ataque de risa provocado por su propia broma.

Crisipo, nacido en el siglo III aC, fue un hombre con un intelecto imponente y un carácter peculiar. escribió más de 705 obras y es considerado el padre de la gramática en Grecia. Además, es conocido por su excentricidad y arrogancia, llegó a decir: “Si pensara que hay alguien mejor que yo, ya me habría ido a que me enseñase". Sin embargo, a pesar de su seriedad y rigor filosófico, su final fue inesperadamente cómico.

El chiste que lo llevó a la tumba

Una noche, durante un banquete, Crisipo decidió gastar una broma bastante peculiar emborrachando a un burro a base de grandes cantidades de vino. El animal, desorientado y en busca de alimento, intentó comer unos higos. La escena fue tan absurda que el propio Crisipo no pudo contener la risa. Sus carcajadas fueron incontrolables hasta el punto de provocarle un colapso fatal. Las personas que presenciaron ese momento nunca pudieron explicar qué le resultó tan cómico, pero lo cierto es que pasó a la historia como el filósofo que murió de risa.

Un ataque de risa

Aunque hoy en día la frase "morirse de risa" se usa de forma figurada, la historia ha registrado otros casos de personas que fallecieron de un ataque de risa. Según Aquí Medios de Comunicación, Zeuxis, un famoso pintor griego, murió riéndose después de que una anciana le pidiera un retrato de afrodita utilizándola como modelo. También en 1410, el rey Martín de Aragón falleció por una combinación de indigestión y risa excesiva. Pietro Aretino y Thomas Urguhart también encontraron su final en medio de incontrolables carcajadas.

Algunos de los filósofos más influyentes, a pesar de dedicar su existencia a la búsqueda del conocimiento, encontraron finales trágicos o insólitos. Desde la ejecución de Sócrates tras no renegar de sus ideas hasta la extraña muerte de Empédocles, quien, según la leyenda, se arrojó al volcán Etna para demostrar su divinidad. Estas historias nos muestran que incluso las mentes más brillantes no están exentas de destinos fatales. 

Entre los finales más peculiares destaca la curiosa muerte de Crisipo de Solos. Este filósofo griego, una de las figuras más influyentes del estoicismo, no solo aportó grandes conocimientos, sino que su muerte quedó inmortalizada como una de las más insólitas de la historia ya que falleció de un ataque de risa provocado por su propia broma.

Crisipo, nacido en el siglo III aC, fue un hombre con un intelecto imponente y un carácter peculiar. escribió más de 705 obras y es considerado el padre de la gramática en Grecia. Además, es conocido por su excentricidad y arrogancia, llegó a decir: “Si pensara que hay alguien mejor que yo, ya me habría ido a que me enseñase". Sin embargo, a pesar de su seriedad y rigor filosófico, su final fue inesperadamente cómico.

El chiste que lo llevó a la tumba

Una noche, durante un banquete, Crisipo decidió gastar una broma bastante peculiar emborrachando a un burro a base de grandes cantidades de vino. El animal, desorientado y en busca de alimento, intentó comer unos higos. La escena fue tan absurda que el propio Crisipo no pudo contener la risa. Sus carcajadas fueron incontrolables hasta el punto de provocarle un colapso fatal. Las personas que presenciaron ese momento nunca pudieron explicar qué le resultó tan cómico, pero lo cierto es que pasó a la historia como el filósofo que murió de risa.

Un ataque de risa

Aunque hoy en día la frase "morirse de risa" se usa de forma figurada, la historia ha registrado otros casos de personas que fallecieron de un ataque de risa. Según Aquí Medios de Comunicación, Zeuxis, un famoso pintor griego, murió riéndose después de que una anciana le pidiera un retrato de afrodita utilizándola como modelo. También en 1410, el rey Martín de Aragón falleció por una combinación de indigestión y risa excesiva. Pietro Aretino y Thomas Urguhart también encontraron su final en medio de incontrolables carcajadas.

Algunos de los filósofos más influyentes, a pesar de dedicar su existencia a la búsqueda del conocimiento, encontraron finales trágicos o insólitos. Desde la ejecución de Sócrates tras no renegar de sus ideas hasta la extraña muerte de Empédocles, quien, según la leyenda, se arrojó al volcán Etna para demostrar su divinidad. Estas historias nos muestran que incluso las mentes más brillantes no están exentas de destinos fatales. 

Entre los finales más peculiares destaca la curiosa muerte de Crisipo de Solos. Este filósofo griego, una de las figuras más influyentes del estoicismo, no solo aportó grandes conocimientos, sino que su muerte quedó inmortalizada como una de las más insólitas de la historia ya que falleció de un ataque de risa provocado por su propia broma.

Crisipo, nacido en el siglo III aC, fue un hombre con un intelecto imponente y un carácter peculiar. escribió más de 705 obras y es considerado el padre de la gramática en Grecia. Además, es conocido por su excentricidad y arrogancia, llegó a decir: “Si pensara que hay alguien mejor que yo, ya me habría ido a que me enseñase". Sin embargo, a pesar de su seriedad y rigor filosófico, su final fue inesperadamente cómico.

El chiste que lo llevó a la tumba

Una noche, durante un banquete, Crisipo decidió gastar una broma bastante peculiar emborrachando a un burro a base de grandes cantidades de vino. El animal, desorientado y en busca de alimento, intentó comer unos higos. La escena fue tan absurda que el propio Crisipo no pudo contener la risa. Sus carcajadas fueron incontrolables hasta el punto de provocarle un colapso fatal. Las personas que presenciaron ese momento nunca pudieron explicar qué le resultó tan cómico, pero lo cierto es que pasó a la historia como el filósofo que murió de risa.

Un ataque de risa

Aunque hoy en día la frase "morirse de risa" se usa de forma figurada, la historia ha registrado otros casos de personas que fallecieron de un ataque de risa. Según Aquí Medios de Comunicación, Zeuxis, un famoso pintor griego, murió riéndose después de que una anciana le pidiera un retrato de afrodita utilizándola como modelo. También en 1410, el rey Martín de Aragón falleció por una combinación de indigestión y risa excesiva. Pietro Aretino y Thomas Urguhart también encontraron su final en medio de incontrolables carcajadas.

Algunos de los filósofos más influyentes, a pesar de dedicar su existencia a la búsqueda del conocimiento, encontraron finales trágicos o insólitos. Desde la ejecución de Sócrates tras no renegar de sus ideas hasta la extraña muerte de Empédocles, quien, según la leyenda, se arrojó al volcán Etna para demostrar su divinidad. Estas historias nos muestran que incluso las mentes más brillantes no están exentas de destinos fatales. 

Entre los finales más peculiares destaca la curiosa muerte de Crisipo de Solos. Este filósofo griego, una de las figuras más influyentes del estoicismo, no solo aportó grandes conocimientos, sino que su muerte quedó inmortalizada como una de las más insólitas de la historia ya que falleció de un ataque de risa provocado por su propia broma.

Crisipo, nacido en el siglo III aC, fue un hombre con un intelecto imponente y un carácter peculiar. escribió más de 705 obras y es considerado el padre de la gramática en Grecia. Además, es conocido por su excentricidad y arrogancia, llegó a decir: “Si pensara que hay alguien mejor que yo, ya me habría ido a que me enseñase". Sin embargo, a pesar de su seriedad y rigor filosófico, su final fue inesperadamente cómico.

El chiste que lo llevó a la tumba

Una noche, durante un banquete, Crisipo decidió gastar una broma bastante peculiar emborrachando a un burro a base de grandes cantidades de vino. El animal, desorientado y en busca de alimento, intentó comer unos higos. La escena fue tan absurda que el propio Crisipo no pudo contener la risa. Sus carcajadas fueron incontrolables hasta el punto de provocarle un colapso fatal. Las personas que presenciaron ese momento nunca pudieron explicar qué le resultó tan cómico, pero lo cierto es que pasó a la historia como el filósofo que murió de risa.

Un ataque de risa

Aunque hoy en día la frase "morirse de risa" se usa de forma figurada, la historia ha registrado otros casos de personas que fallecieron de un ataque de risa. Según Aquí Medios de Comunicación, Zeuxis, un famoso pintor griego, murió riéndose después de que una anciana le pidiera un retrato de afrodita utilizándola como modelo. También en 1410, el rey Martín de Aragón falleció por una combinación de indigestión y risa excesiva. Pietro Aretino y Thomas Urguhart también encontraron su final en medio de incontrolables carcajadas.

Algunos de los filósofos más influyentes, a pesar de dedicar su existencia a la búsqueda del conocimiento, encontraron finales trágicos o insólitos. Desde la ejecución de Sócrates tras no renegar de sus ideas hasta la extraña muerte de Empédocles, quien, según la leyenda, se arrojó al volcán Etna para demostrar su divinidad. Estas historias nos muestran que incluso las mentes más brillantes no están exentas de destinos fatales. 

Entre los finales más peculiares destaca la curiosa muerte de Crisipo de Solos. Este filósofo griego, una de las figuras más influyentes del estoicismo, no solo aportó grandes conocimientos, sino que su muerte quedó inmortalizada como una de las más insólitas de la historia ya que falleció de un ataque de risa provocado por su propia broma.

Crisipo, nacido en el siglo III aC, fue un hombre con un intelecto imponente y un carácter peculiar. escribió más de 705 obras y es considerado el padre de la gramática en Grecia. Además, es conocido por su excentricidad y arrogancia, llegó a decir: “Si pensara que hay alguien mejor que yo, ya me habría ido a que me enseñase". Sin embargo, a pesar de su seriedad y rigor filosófico, su final fue inesperadamente cómico.

El chiste que lo llevó a la tumba

Una noche, durante un banquete, Crisipo decidió gastar una broma bastante peculiar emborrachando a un burro a base de grandes cantidades de vino. El animal, desorientado y en busca de alimento, intentó comer unos higos. La escena fue tan absurda que el propio Crisipo no pudo contener la risa. Sus carcajadas fueron incontrolables hasta el punto de provocarle un colapso fatal. Las personas que presenciaron ese momento nunca pudieron explicar qué le resultó tan cómico, pero lo cierto es que pasó a la historia como el filósofo que murió de risa.

Un ataque de risa

Aunque hoy en día la frase "morirse de risa" se usa de forma figurada, la historia ha registrado otros casos de personas que fallecieron de un ataque de risa. Según Aquí Medios de Comunicación, Zeuxis, un famoso pintor griego, murió riéndose después de que una anciana le pidiera un retrato de afrodita utilizándola como modelo. También en 1410, el rey Martín de Aragón falleció por una combinación de indigestión y risa excesiva. Pietro Aretino y Thomas Urguhart también encontraron su final en medio de incontrolables carcajadas.

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Soy redactora en El HuffPost España, donde te cuento las historias más curiosas y te intento ayudar a encontrar esos detalles que marcan la diferencia en la vida cotidiana.

 

Sobre qué temas escribo

Tengo el privilegio de escribir sobre una amplia variedad de temas, con un enfoque que abarca tanto actualidad como estilo de vida. Escribo con la intención de contarte historias que te interesen y ofrecerte información que hagan tu vida un poco más fácil.


Te ayudo a no caer en estafas, te doy consejos de salud y cuidado personal, además de recomendaciones de destinos para tu próximo viaje.


Mis artículos son un surtido de historias curiosas, viajes, cultura, estilo de vida, naturaleza, ¡y mucho más! Mi objetivo es despertar tu curiosidad y acompañarte con lecturas útiles y entretenidas.

  

Mi trayectoria

Soy madrileña, pero con raíces en Castilla-La Mancha. Estudié Periodismo en la Universidad Ceu San Pablo, aunque siempre digo que mi verdadera escuela ha sido El HuffPost, el lugar donde escribí mis primeras líneas como periodista. Empecé como becaria y ahora colaboro en este medio que me ha visto crecer.


Mi pasión por el periodismo nació en la infancia, cuando dibujaba las portadas de los medios deportivos y soñaba con convertirme en una de aquellas reporteras que veía en la televisión.

 


 

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