El gesto que muchos españoles hacen el día de su cumpleaños no comenzó como una tradición festiva
Tiene su origen en la antigua Grecia.
Soplar las velas el día de tu cumpleaños es uno de los rituales más comunes del mundo. Sin embargo, lo que hoy entendemos como un gesto simbólico acompañado de una tarta, velas, deseo y aplausos, tiene un origen mucho más antiguo y hasta espiritual.
Aunque popularmente se asocia con la Alemania del siglo XVIII, donde se creía que los niños eran vulnerables a los malos espíritus en su cumpleaños, esta tradición tiene raíces aún más profundas. Ya en la antigua Grecia, se ofrecían tartas redondas con velas encendidas a Artemisa, diosa de la luna, como ofrenda para pedir protección y salud. Las llamas simbolizaban la presencia divina, y el humo llevaba las oraciones hacia el cielo.
Según el National Geographic, con la expansión del Imperio romano, estas prácticas se extendieron por Europa y evolucionaron. Más tarde, durante la Edad Media, las velas encendidas en cumpleaños se usaban para alejar la mala suerte y proteger al homenajeado, especialmente a los niños.
De ceremonia a celebración
Fue en Alemania donde la tradición moderna empezó a tomar forma, con el llamado Kinderfest, una celebración infantil donde se colocaban velas en tartas y se encendían desde la mañana hasta la cena. El ritual tenía connotaciones protectoras y simbólicas ya que cada vela representaba un año de vida, y el acto de soplarlas se vinculaba a una especie de oración silenciosa.
Los protestantes reinterpretaron la costumbre, de una manera alejada de santos y festividades religiosas, como una forma de marcar hitos personales, como bautismos o cumpleaños. Incluso el filósofo alemán Goethe documentó esta tradición en su 52º cumpleaños en 1801.
A partir del siglo XIX, la inmigración alemana llevó la costumbre a Estados Unidos, donde se convirtió en un gesto universal gracias a su adopción por la clase media, su presencia en medios populares como Disney y su integración en la industria del consumo.