Por favor, habilita JavaScript para ver los comentarios de Disqus.
El nombre del pequeño callejón de Madrid que surgió por una broma

El nombre del pequeño callejón de Madrid que surgió por una broma

Hoy en día forma parte de la memoria colectiva de la capital.

Una calle del barrio de Malasaña, en MadridGetty Images

Madrid es un auténtico laberinto de historia y vida urbana, donde cada rincón aguarda anécdotas curiosas y mucho legado cultural. Desde las plazas repletas de encuentros improvisados hasta callejones recónditos que esconden secretos de otros tiempos, la capital tiene calles tan originales como transitadas. Entre el bullicio de turistas y madrileños, se esconde una vía con una historia un tanto peculiar.

Muy cerca del corazón de Malasaña existe un pequeño callejón que, oficialmente, no aparece ni en el callejero municipal ni en Google Maps, pero que todo el mundo conoce. Se trata de la calle de Modesto Martínez, cuya denominación nace de una gamberrada de un anónimo. A diferencia del resto, el nombre de esta calle no lo decidieron los políticos ni la tradición popular, pero ha pasado a formar parte de la memoria colectiva de los madrileños.

Su origen se remonta al 23 de julio de 1999, cuando un hombre decidió poner su nombre y primer apellido al solar situado entre las calles San Mateo y Beneficencia, a las puertas de Malasaña. De su presencia dan fe distintas noticias que han aparecido en los medios con el paso del tiempo, una placa ya un poco deteriorada y alguna cita en el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid.

Una broma que llegó lejos

El donante del nombre cuenta cómo fue él mismo quien encargó la placa que actualmente se puede ver en el pasaje y que, entre risas y después de unas cuantas cervezas con sus amigos, colocó con silicona en la pared de un solar recién abierto. Lejos de contar con un acto de inauguración validado por autoridades, el pasaje fue sumándose con el paso de los años al imaginario local.

Durante los primeros años del siglo XXI, la Plaza de Barceló era epicentro de multitudinarios botellones, por lo que era frecuente que muchos jóvenes de estas fiestas acudiesen al callejón a seguir bebiendo. No obstante, la presión policial y las obras de remodelación del entorno han exiliado los botellones masivos de la zona, convirtiendo al pasaje en un oasis de tranquilidad que permanece solitario la mayor parte del día.

Próximamente, las obras de adecuación del barrio situarán junto al Instituto San Mateo, cuya pared sostiene la placa de la calle, un parque infantil provisional que sustituirá al de los Jardines del Arquitecto Ribera, consolidando la transformación urbana que pretende devolver este pasaje a la vida. Así, Modesto Martínez permanece en el callejero popular, recordando que las calles también pueden surgir de una broma ingeniosa.