Esta es la estructura más alta de Europa: no es la Torre Eiffel y despunta en España
Un gigante de acero que a menudo pasa desapercibido.

Muy contrario a lo que mucha gente pueda pensar, la Torre Eiffel no ostenta el título de estructura más alta de Europa. Tampoco lo tienen la icónica Fernsehturm de Berlín ni las imponentes Cuatro Torres de Madrid. La verdadera colosal se alza discreta a orillas del Mediterráneo y, aunque alcanza los casi 400 metros, permanece casi inadvertida para la mayoría, siendo un gigante desconocido que pocos llegan a descubrir.
Estamos hablando de la Torreta de Guardamar, un mástil metálico de 380 metros de altura que se alza imponente en el término municipal de Guardamar del Segura, en Alicante. Esta estructura, de apariencia ligera, supera en casi 60 metros a la mismísima Torre Eiffel, aunque no es tan conocida como su homólogo francés. Lo que sí comparte con este es su uso comunicativo con fines militares.
No obstante, esta torre fue concebida desde un inicio como antena de radio militar, a diferencia del monumento parisino cuya función radiotelefónica fue puntual. Este gran coloso se eleva sobre un pequeño montículo y su final apenas se puede apreciar. Por ello, en días claros su punta se puede ver a kilómetros de distancia, recortando sobre el horizonte e informando de su presencia tanto a locales como visitantes.
Legado americano
Aunque parece delicada, la Torreta de Guardamar es en realidad una robusta torre autosoportada de acero, que cuenta con un entramado de cables tensores anclados al suelo que aseguran su estabilidad frente a los fuertes vientos costeros. Además de su resistencia climatológica, su estructura se diseñó para soportar la carga de los equipos de transmisión, dilataciones térmicas y posibles movimientos sísmicos.
Esta torre fue construida en 1962 por la Armada de los Estados Unidos, razón por la que ahora es conocida con el sobrenombre de ‘Torre de los Americanos’. Tras los acuerdos hispano‑estadounidenses de la época de Franco, la instalación pasó a manos de la Armada Española a principios de la década de 1990, manteniendo siempre su carácter estratégico y restringido al acceso civil.
Su imponente altura permite transmitir órdenes a submarinos sumergidos de la Base Naval de Cartagena sin que éstos tengan que emerger. El transmisor, controlado desde Rota, opera en frecuencias de baja frecuencia (LF) para asegurar comunicaciones ininterrumpidas con la flota submarina. Además, en el centro de la torre hay un ascensor de mantenimiento que facilita el acceso a los técnicos encargados de los equipos de transmisión.